viernes, 16 de agosto de 2013

Tales of the Pole Pranks ~ Capítulo I: ¿Bailas?

I: ¿Bailas?

¡En el polideportivo Yashinori puedes encontrar la actividad física que más te guste y disfrutarla al máximo!-exclamó una voz femenina en el anuncio-¡Disponemos de expertos en todo tipo de fitness y musculación, tanto a nivel de participación como de formación de monitores, también instruimos en deportes en equipo, artes marciales, diversos estilos de baile, gimnasia, acondicionamiento físico circense e incluso múltiples deportes acuáticos en nuestra amplia gama de piscinas climatizadas! ¿A qué esperas? ¡Es muy económico! ¡Apúntate y di adiós al sedentarismo y a tus espinas clavadas por esos kilos de más, esos kilos de menos o cualquier otra circunstancia que te impida verte como la maravillosa persona que eres! ¡Consulte en nuestras instalaciones las listas completas de actividades disponibles! ¡Se sorprenderá!
Je…-apagó la televisión.
. . .
El polideportivo Yashinori se encontraba casi en las afueras de Tokyo. Era un edificio enorme, y disponía no sólo de la extensión del mismo, sino de un amplio cerco de terreno a cielo abierto para la práctica de ciertos deportes de exterior. A cualquier hora del día, toda persona que se acercase podría ver a grandes cantidades de gente muy variopinta entrando y saliendo: era un lugar muy concurrido, con una gran fama y el mejor centro de ejercicio físico de Japón, teniendo a instructores oficiales en todas las disciplinas que impartían, superando a todos los gimnasios, academias de baile, etc. cercanos. En su interior, se veía a gran cantidad de gente haciendo muy diversas actividades en sus casi infinitas salas e instalaciones. Aquel día, al caer la tarde, comenzó a llegar gente que nunca antes había pasado al edificio. Al parecer, se había anunciado una nueva actividad que empezaba ese mismo día y mucha gente estaba interesada. A finales de primavera, ¿qué mejor que ir preparándose para el verano con un buen ejercicio? No paraban de circular rumores sobre que el polideportivo había contratado a unos instructores sublimes que iban a impartir unas clases nunca ofrecidas en ningún otro territorio cercano.
Todas las personas, hombres y mujeres de muy diversas edades, que preguntaban por el estreno fueron guiadas hasta la sala donde conocerían al nuevo fichaje del polideportivo: la famosa instructora. Se decía que no iba a ser la única, pero que, al parecer, iba a empezar ella.
La sala, un alargado rectángulo con hermosas ventanas de amplias vistas, espejos, paredes de gran calidad y suelo acolchado, con puertas para aseos, vestuarios y almacén de material, era enorme, pero estaba casi llena: decenas de personas estaban interesadas en lo que se iba a mostrar.
¿Ya no cabe más gente?-oyeron que preguntaba una exuberante voz femenina-Entonces entro ya.  No, hoy sólo será la presentación, no te preocupes…no, no daremos el aforo máximo, tranquila.
Se abrió la puerta y entró la instructora, cerrando de nuevo tras de sí. Era probablemente la mujer más alta que cualquiera de los presentes habría visto en su vida. Comenzó a caminar por el pequeño resquicio de suelo que no estaba cubierto con colchonetas, haciendo resonar sus tacones de aguja, en los que todos se fijaron, pues podrían medir cerca de cuarenta centímetros y tenían una plataforma exageradamente grande.
Buenas tardes a todos…-dijo, poniéndose ante el heterogéneo grupo-…y bienvenidos a la clase de baile de barra. Tengo el honor y el placer de ser vuestra instructora durante estos cursos que, si alguno o alguna piensa que van a ser fáciles, le aconsejo que se marche por donde ha venido.
Se fijaron entonces en que llevaba un clipboard en una mano. Lo apoyó en su brazo y, con la otra mano, colocó un bolígrafo sobre el primer folio que tenía sujeto.
Antes de empezar, quiero deciros que no todos vais a poder participar en esta clase.-dijo la chica-Sois demasiados para poder hacerlo correctamente. Por ello, he decidido hacer una selección. No será aleatoria ni injusta: os vais a tener que ganar vuestra plaza en este grupo, que será reducido pero de la mismísima élite en esta disciplina. Os haré unas preguntas y tendréis que responderme uno a uno en voz alta, de manera sincera y delante de vuestros compañeros. Iré apuntándolas y, al final, podré determinar por psicoanálisis y la voz de la experiencia quiénes de vosotros tendréis más madera para este noble arte y quiénes no. A los que no, os digo de antemano que esto no es definitivo: tal vez dentro de un año, para el siguiente curso, podréis volverlo a intentar. Un año es mucho en la vida de una persona: un año te puede enseñar muchas cosas. Tal vez de aquí al año que viene tengáis vivencias que os creen la química interior que necesitáis para afrontar MIS clases. Sin más dilación y, reteniendo mis deseos de hacer una foto de vuestras caras ahora mismo, comenzamos la clase. Sí, esto será una clase. Será la primera, la de prueba y, por tanto, gratuita. Vamos a dar un tema introductorio a la disciplina: mentalidad. Primera pregunta…id respondiéndome empezando por ti-señaló con el bolígrafo a la persona que estaba en la primera fila y en el extremo izquierdo-siguiendo el orden de la fila a derechas y luego comenzando por el extremo izquierdo de la fila siguiente. Os iré señalando por si os perdéis.
Todos miraron expectantes a la sensual instructora.
¿Por qué queréis aprender baile de barra?-preguntó.
Para tonificar mis músculos.-respondió un hombre de mediana edad.
Para perder peso y remodelar mi cuerpo.-respondió la chica de al lado.
Para romper la monotonía con mi pareja.-respondió la chica siguiente.
Para ganar en flexibilidad y quitarme dolores posturales.-respondió una mujer de mediana edad.
Para calentar todas las pollas que pueda y quiera.-dijo un chico muy andrógino-No me gusta nada la comida fría, ¿sabes?
Hubo unos segundos de silencio, pero la implacable instructora señaló a la siguiente persona con insistencia.
Porque quiero verme más guapo.-respondió un chico.
Para subirme la moral.-respondió una chica.
Para trabajar en una discoteca y ganar dinero con el que irme de viaje a ver más discotecas de este mundo.-respondió el chico de al lado.
Para ser la mejor.-respondió una chica de llamativo aspecto-Quiero destacar, despuntar, dar el cante, que me adoren y que me impulsen a la fama, donde pueda forrarme y…sacarme el doctorado.
Es lo que me falta para ser el mejor stripper de la zona.-respondió el chico que estaba al lado.
. . .
Siguieron respondiendo personas y personas.
Para que nadie pueda volver a jugar conmigo nunca más.-dijo una chica-Quiero ser yo esta vez la que ate los corazones de los hombres.
Para cosas que no te gustaría saber.-respondió la chica de al lado con sorna.
La instructora soltó una risotada, bajándole los humos ipso facto a la chica.
. . .
Segunda pregunta.-dijo la joven instructora-¿Creéis que el baile de barra cambiará vuestros corazones? Contestad sólo “sí” o “no”.
Sólo unas quince personas respondieron que sí.
Tercera pregunta…y última.-continuó la exuberante experta en la disciplina-¿Consideráis que el baile de barra, además de una disciplina deportiva y artística, puede ser una herramienta o incluso un arma? Sólo quiero un monosílabo.
Ante el desconcierto, sólo cinco respondieron que sí.
Bien.-concluyó la instructora-Traigo una lista con vuestros nombres y vuestras fotografías, por lo que he podido señalaros a los aptos y, a continuación, diré vuestros nombres. Sólo veinte lo habéis logrado. El aforo máximo para practicar baile de barra en esta dependencia, la cual me ha sido cedida exclusivamente a mí y a los demás maestros de la disciplina, es de treinta personas, pero no habéis llegado a tanta…validez moral treinta personas. Una pena, otra vez será. Los que sean nombrados, que se acerquen al borde de la colchoneta, por favor. Si no cabéis, podéis bajaros al suelo, como yo.
Todos comenzaron a tragar saliva y a intercambiar miradas: las había de desconcierto, de ansia, de decepción, de nervios, de agobio, de sorpresa…
Ayashi Iwamori, -comenzó a nombrar la chica- Mirumi Sanagi, Kazuto Shinabara, Izaya Kizuna, Tanaka Abarai, Hatori Takagi, Saito Hakuroku, Xing Yi Hwong, Asatsu Shimazu, Mekai Shimatsuken, Ririka Sayai, Kaya Doguro…
Conforme los iba nombrando, se iban acercando a ella. Todos los nombrados tenían cuerpos esculturales, tanto hombres como mujeres. Eran muy altos, de pronunciadas curvas y músculos trabajados. Una vez estuvieron los veinte, cerró el clipboard.
Los que no habéis sido nombrados…-dijo la chica-sintiéndolo mucho, tenéis que iros. Ninguno de vosotros tenéis una mala figura para este arte, algunos tal vez necesitéis un poco más de fondo, pero, en general, sois bastante aptos y, lo más importante, se os ve sanos. No obstante, no habéis sabido darme respuestas convincentes ni satisfactorias. Hay gente que tiene mucha más visión de bailarín de barra, véanse los veinte seleccionados. A algunos les he hecho un pequeño y desinteresado favor porque lo necesitan más en su vida profesional, pero, aun así, tienen madera, su dirección es buena y lo comprobaremos en las sucesivas prácticas. Sin más dilación, os deseo lo mejor y os recuerdo que no tenéis que dejar de intentar aprender este arte…así que buenas tardes y hasta más ver.
Les hizo un gesto para que se fueran. Una vez estuvieron los veinte elegidos, la sensual instructora se quitó el sobretodo negro que llevaba, dejando ver un vestido violeta y negro largo hasta la mitad de los muslos con un escote muy pronunciado. Dejó el sobretodo y el clipboard cuidadosamente colocados en un banco cercano a los vestuarios.
Bienvenidos de nuevo a clase de baile de barra.-los saludó la instructora-Antes de empezar con lo que nos compete, quiero daros la enhorabuena por haberlo conseguido. Ahora mismo no sabéis nada de la barra, pero, con el debido tiempo y el pertinente esfuerzo, la dominaréis como podría dominaros ella a vosotros si maniobráis indebidamente. Otro punto importante a tratar es que mi nombre no os importa para nada. Podéis llamarme “profesora”, “maestra”, “sensei”,” señorita” y muchos otros sucedáneos. Para acabar por hoy, tengo que deciros que el baile de barra es una disciplina muy dura, muy difícil, de gran complejidad y que requiere no sólo unas técnicas corporales que tocaremos aquí, sino una preparación psicológica, un porte, un talante, una mentalidad y un pensamiento que no se os puede enseñar…que tendréis que aprender a lo largo de vuestra trayectoria como aprendices. Que os quede claro que mi único cometido es que aprendáis el baile de barra, no haciéndome responsable del uso que le deis o de lo que os pase por estar en esta esfera. También tenéis que mentalizaros respecto a una cuestión de suma importancia, y es que en todo arte se exige ser brillante para llegar muy lejos. Tendréis que esforzaros mucho para progresar. Un cinturón negro en un arte marcial es alguien brillante. Podréis pensar que no es así, ya que cinturones negros hay muchos en todas las disciplinas…no obstante, todos ellos han brillado para conseguir ese cinturón, de una u otra manera y cada uno en la medida en que sus circunstancias personales y vitales se lo hayan dispuesto. Esto mismo es extrapolable a bailarines, futbolistas, nadadores y un largo etcétera que incluye también a los artistas que están fuera del mundo deportivo, tales como cantantes, cocineros, maquilladores, peluqueros, escultores y todos los que os podáis imaginar. Confío en que los veinte llegaréis lejos si ponéis de vuestra parte. Vuestros cuerpos son hermosos, sin duda…hermosos y gráficos. La experiencia me permite leer vuestra forma, vuestras curvas, vuestros resquicios, vuestros ojos, vuestros semblantes…todo. Infiero sin ninguna dificultad que todos habéis practicado, practicáis o, incluso, domináis alguna disciplina dentro del universo del ejercicio físico. Se os ve cuidados y capacitados. Antes de cerrar esta introducción a mi disciplina, he de deciros que, pese a lo duro que va a ser (aunque todavía no os lo creáis), nos vamos a divertir mucho. Pronto veréis que el baile de barra es algo precioso y muy entretenido de practicar, lo cual irá aumentando conforme crezca vuestra experiencia y, con ella, vuestra técnica y vuestro domino en este estilo. Sin más dilación, terminamos la clase. Mañana empezamos los entrenamientos. Sed puntuales y venid con la ropa que queráis con una única condición. No me gusta adelantar materia entre unas clases y otras, pero tengo que resignarme y hacerlo ya que, si no, mañana podríais echar a perder vuestra primera práctica: los entrenamientos, los ensayos, los directos y, en general, toda forma de ejercicio del baile de barra, público o privado, individual o grupal, trivial o vital, han de hacerse a piernas descubiertas: para engancharnos a la barra y poder nutrirnos de todas las posibilidades que nos ofrece, no podemos llevar ni pantalones largos, ni leggings, ni similares. Venid con pantalones cortos, faldas, maillot o lo que más cómodo y gustoso os resulte. El tema de la indumentaria es también muy importante en mi asignatura, pero hay otras cosas que van antes en el temario.
La chica se puso el sobretodo, de seda negra semitransparente y largo hasta los tobillos, y agarró su clipboard.
Id saliendo, por favor.-dijo la chica-He de apagar las luces y cerrar con llave antes de irme. Buenas tardes y…nos vemos mañana sin falta.
Los veinte afortunados fueron despidiéndose amablemente y salieron de la sala, dirigiéndose a la salida del gimnasio.
¡Eh!-dijo un chico-¿Por qué no nos tomamos algo en el bar de aquí al lado? Tienen terraza y hace muy buen tiempo. Vamos a conocernos un poco mejor, que vamos a tener que pasar muchas horas juntos, ¿no creéis?
Algunos sentían timidez, otros tenían prisa y muy pocos se sentían a gusto con la idea. Terminaron yendo cinco personas: el chico que había propuesto la idea, tres chicas y otro chico más. Eran los cinco muy altos. El chico que había propuesto la idea de tomar algo estaba muy delgado, tenía unos músculos finos pero robustos y marcados, especialmente en las piernas. Llevaba un chaleco negro medio abierto y unos pantalones verdes que iban degradando a rojo, con flecos en forma de pétalos a la altura de las rodillas, donde terminaban y dejaban ver sus depiladas piernas hasta unas zapatillas blancas, verdes y rojas. Sus ojos eran rojos y su larga melena verde iba recogida en múltiples trenzas sujetadas con clips con forma de flores. Por otra parte, había una chica de voluptuosa figura, piernas anchas y fuertes, pechos enormes y una larga melena azul celeste lacia y larga hasta su cadera. Sus ojos eran del mismo color y llevaba gafas de montura negra y rectangular. Vestía un conjunto azul y plateado de blusa y falda, con botas altas de tacón a juego. A su lado, había una chica de cabello naranja recogido en dos largas trenzas y ojos verdes, de piel pálida, complexión parecida a la de la otra chica, con grandes pechos, aunque no tan grandes como los de la otra chica, y ataviada con unos pantalones cortos de color violeta, una camiseta de tirantes blanca y una sudadera granate con capucha y cremallera. Al lado de este trío iban el otro chico y la última chica. El chico tenía una espalda muy ancha, un cuerpo muy musculoso, unos ojos rasgados negros y rojos y un pelo liso y negro peinado hacia abajo, con un flequillo que le llegaba por los tobillos en el lado derecho. Vestía un uniforme parecido al de un camarero elegante, en color verde oscuro, con corbata roja y camisa blanca. La chica que quedaba era bastante delgada, rubia, de cabello a la altura de los hombros, ojos azules y ropa deportiva con hombreras, coderas, rodilleras y tobilleras metálicas.
Los cinco se sentaron a la mesa y pidieron unos refrescos.
Bueno…-dijo el chico de cabello verde-¿qué es de vosotros? Vamos a conocernos, ¿no? Yo me llamo Xing Yi Hwong, soy coreano, tengo veinte años, estoy aquí con una beca universitaria y estudio Fisioterapia en la facultad.
La chica de cabello azul tomó un sorbo de su zumo de piña.
Soy Izaya Kizuna.-dijo, sonriente-Tengo veintitrés años y soy geóloga recién graduada. Busco empleo en laboratorios y docencia, pero quiero el doctorado para investigación…
Yo soy Saito Hakuroku.-respondió el chico de pelo negro-Tengo dieciocho años y estoy estudiando Ingeniería Informática, aunque trabajo como stripper y bailarín en discotecas y antros a tiempo casi completo.
Mi nombre es Ayashi Iwamori.-se presentó la chica de cabello naranja-Tengo veintiún años y estoy estudiando Veterinaria, aunque me encantaría ser una bailarina erótica por ciertas cosas…
Me llamo Ririka Sayai.-se presentó la última integrante de la mesa-Tengo veinticuatro años y estudio Derecho. Vivo cerca de aquí, así que, probablemente, nos veamos mucho por esta zona…
Mientras bebían sus refrescos, estuvieron un tiempo riendo y charlando, hablando de sus gustos, de sus planes de futuro, de sus estudios, de sus motivos para aprender baile de barra, etc.
Veo que en esta mesa no hay pudor ni se ha conocido.-dijo Saito-Puestos así, no me importa decir que me encantaría ver a cuántas me puedo tirar cuando me marque unos bailecitos en la disco.
¡Qué listillo!-respondió Xing Yi.
¿Tú no harías lo mismo?-preguntó Saito con una sonrisa cómplice.
Sí, pero no.-respondió el joven de cabello verde-Me tiraría a todo cuanto se moviera, pero no precisamente chicas. Yo soy gay. MUY gay.
¡Coño!-exclamó Izaya con una sonrisa-¿Tú has sido el que ha dicho lo de calentar pollas?
¡Sí!-respondió Xing Yi risueño-¡JAJAJAJA!
La verdad es que nunca está de más darle una alegría al cuerpo.-dijo Izaya-Llevo sin hacerlo desde que tenía novio en mi primer año de carrera. Es una lástima que lo dejáramos…
Yo estoy hartísima.-intervino Ayashi-Los hombres me tienen hasta los ovarios. Todos han intentado jugar conmigo, me han hecho daño, me han dejado tirada cuando he dejado de interesarles… ¡se van a enterar! Voy a jugar a seducirlos con el baile de barra y se las voy a hacer pasar putas a más de uno.
Tía, eso me pone.-respondió Saito.
Es un buen plan.-rió Izaya-Me da que tú y yo nos vamos a llevar muy bien, Ayashi…
¿Qué pasa, Ririka?-preguntó Xing Yi-Estás muy callada…
Realmente hay muchas cosas que no sé si merece la pena que diga.-respondió Ririka-Creo que mi vida es un poco complicada como para aburriros con ella, pero, básicamente, yo también voy libre de pudor por la vida y quiero divertirme, bailar, mantenerme en forma y…cazar.
¡JAJAJAJA!-rieron todos.
Somos unos guarros, ¿no?-preguntó Ayashi-Guarros y guarras, vaya.
Mi ninfomanía alimenta mi orgullo como los rabos así- Xing Yi hizo un gesto con las manos-alimentan mi boca. Tal vez la lujuria me pierda, pero eso no me hace peor…creo.
¿Eres pasivo?-preguntó Izaya.
Soy lo más activo que puedas echarte en cara, ricura.-respondió Xing Yi-Me gusta tragar, pero, para lo demás, no dejo que me toquen ni un pelo…soy un jinete.
¡JAJAJA!-rió Izaya-Me gusta tu mentalidad, Xing Yi. Por cierto, ¿no tienes un nombre chino?
Sí, así es.-respondió Xing Yi-Los padres de mi madre eran chinos, me lo han puesto por ellos.
¿Os habéis parado a pensar en lo que podríamos acabar haciendo entre nosotros como esto siga así?-Saito lanzó una indirecta.
Ahora no, porque todavía hay hielo entre nosotros…-dijo Izaya-…pero, con el debido contexto, no le diría que no a un cuerpo como el tuyo.
Yo tampoco.-añadió Xing Yi.
Saito se echó a reír.
Veo que esto del baile de barra nos va a animar las vidas…-comentó Ririka.
Me parece que sí.-comentó Ayashi-Pero, ¡no estés tan callada! Vamos a pasar mucho tiempo juntos haciendo cosas un poco comprometidas vistas desde fuera, tendríamos que soltarnos cuanto antes.
Tarde o temprano me acabaré soltando, supongo…-dijo la chica rubia entrecortadamente.
Esto pinta muy bien.-dijo Izaya, poniendo su dinero sobre la mesa-Lamentablemente, voy a tener que irme.
Yo también.-dijo Saito-Tengo una despedida de soltera.
Pues nada, vámonos todos.-dijo Xing Yi con una sonrisa simpática-Aprovecharé para estudiar un rato en casa.
Supongo que yo también…-añadió Ayashi.
Nos vemos mañana, entonces, ¿no?-dijo Ririka.

Los cinco asintieron. Tras hablar un rato más, se levantaron, pagaron la cuenta y se fueron cada uno por su camino…

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