jueves, 22 de agosto de 2013

[TotPP] Capítulo XIX: Entre nosotras

XIX: Entre nosotras

¡YIAH!-gritó Ayashi.
Lanzó grácil y ferozmente su brazo como si de un látigo se tratase. Izaya flexionó un brazo, atrapando el de su contendiente entre las dos partes del mismo apretando el codo. Acto seguido, giró la cadera, arrastrando a Ayashi con brusquedad y despojándola de equilibrio, por lo que pudo fácilmente cargársela a la espalda y tirarla al suelo.
Joder, tía…-dijo Ayashi-…voy a tener que aprender de ti.
No tienes nada que envidiarme.-dijo Izaya-Levanta, la fiesta acaba de empezar.
¡HAAAAAAAAAAH!-gritó Ayashi levantándose con una patada ascendente.
Izaya saltó hacia atrás, hizo una cruz con sus brazos y bloqueó el golpe.
Ha sido una idea fantástica esto de quedar para entrenar juntos el cuerpo a cuerpo.-dijo Xing Yi mientras observaba a sus compañeras sentado en un banco-No sé por qué no lo hemos hecho antes.
Ya te digo…-dijo Saito, que estaba sentado al lado de Xing Yi-…me pone bastante ver cómo se zurran…aunque no se lleguen a zurrar del todo.
¡YIEEEEEH!-gritó Izaya.
La palma de su mano golpeó el pecho de Ayashi, haciéndola caer de nuevo.
Buen trabajo.-dijo Izaya mientras le tendía la mano para ayudarla a levantarse-¿Nos releváis, chicos?
Saito y Xing Yi se levantaron. Izaya y Ayashi se sentaron en el banco junto a Ririka, que estaba allí observando tímidamente y sin apenas mediar palabra.
¿Qué tal el hombro?-preguntó Xing Yi mientras estiraba-Si ves que te molesta, me lo dices y paramos inmediatamente…
Perfectamente.-dijo Saito crujiéndose los nudillos-Es de suponer que hiciste un buen trabajo, porque el fisio me dijo que apenas había trazas de daños musculares…
Entonces…-dijo Xing Yi-…preparados…listos… ¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Con un exagerado giro de cadera, Xing Yi lanzó una potente patada contra Saito, que la bloqueó con un antebrazo. Acto seguido, apartó la pierna de su contendiente y dio un fugaz paso para pegarse a él, posición en la que aprovechó para lanzarle un gancho a las costillas. Xing Yi se apartó y contraatacó lanzando su codo derecho contra la garganta de Saito, que rodó sobre sí mismo en el suelo, abriéndose en una patada baja que su compañero sobrevoló con un salto y tras la cual contraatacó con una patada aérea que pudo esquivar rodando hacia atrás.
Me voy a acabar divirtiendo y todo…-dijo Saito-…veamos qué tal te sabe… ¡ESTO!
Saito se lanzó como una flecha corriendo acuclillado hacia Xing Yi con los puños muy juntos. El chico de cabello verde se echó hacia atrás, librándose de un brutal puñetazo, aprovechando para agarrarle el brazo y darle la vuelta a la totalidad del cuerpo de Saito en el aire, acabando por tirarlo al suelo.
. . .
Ha estado muy bien.-dijo Ayashi tras beber un trago de agua de la botella que llevaba en la mano-Me he divertido bastante y hemos sudado lo suficiente como para considerarlo una buena sesión de ejercicio. Deberíamos repetirlo.
No me importaría.-le comentó Saito-Yo también me he divertido…y hacía bastante que no utilizaba las artes marciales en combates en los que no me juego la vida.
Hablando de eso…-dijo Izaya-…al final quedamos en que la de esta tarde sería la última clase de barra que daríamos antes de contraatacar contra…lo que sea que nos amenaza, ¿no?
Sí…-dijo Xing Yi-…mañana contactaremos con la policía.
Más nos vale pasarlo bien hoy en barra.-dijo Saito-Por lo que pueda pasar. ¿Qué hacemos al final con los profesores? ¿Los metemos en el ajo?
Ni de coña.-dijo Izaya-No sabemos nada realmente. De lo otro ya tenemos fotos y direcciones por lo que os pasó a Xing Yi y a ti el otro día, pero de ellos no. Además, como ya os dije…yo no me dedicaría a tocarles las pelotas.
Si descubrimos que de verdad están metidos en el asunto…-dijo Ayashi-…siempre estamos a tiempo de ampliar la denuncia, ¿no?
Desde luego…-recapacitó Saito.
Pues nada…-dijo Izaya-…está siendo una buena manera de aprovechar el único día libre que tengo este mes aparte de los fines de semana. Una mañana de entrenamiento, una tarde de clase de barra…me gusta. Bueno, entonces…nos vemos esta tarde, ¿no? Me imagino que querréis estudiar antes de que se haga la hora de comer.
No me vendría mal.-dijo Ayashi.
A mí tampoco.-dijo Xing Yi.
Ídem.-concluyó Saito.
Yo…-dijo Ririka-…también…
Oye, Ririka…-dijo Xing Yi-…la próxima vez que quedemos para combates de entrenamiento, participarás tú también, ¿no?
¿Yo?-preguntó Ririka con cara de asombro-Pero…si no sé…
Ya lo creo que sí.-dijo Ayashi-Esa noche es imposible de olvidar, por unos motivos u otros.
Pero…-dijo Ririka-…vosotros…sois mucho mejores. Yo no podría…
No lo sabrás hasta que no lo intentes.-dijo Izaya-Bueno, hora de irse, me imagino. Me gustaría ir a un par de librerías, así que voy a ducharme ya. ¡Hasta luego!
. . .
Tras una productiva mañana, Izaya llegó a su casa. Colocó los libros que se había comprado en los huecos que había preparado expresamente para ellos y, tras dejarlo todo en orden, se dirigió a la cocina para prepararse la comida. Al poco tiempo, mientras cortaba unas verduras, sonó su teléfono móvil, el cual había dejado en el otro lado del mueble. Se acercó a cogerlo y vio que quien la llamaba era Ayashi.
Hola, Ayashi.-dijo Izaya-¿Qué pasa?
¡Tía!-exclamó la otra chica desde su casa-¡Me ha llegado la barra que pedí! ¡Ya voy a poder practicar en mi piso!
¡Joder!-dijo Izaya-Eso tiene que molar.
Cuando quieras te vienes y practicamos las dos.-dijo Ayashi-En cuanto termine los exámenes tendremos todo el tiempo del mundo.
¡Eso sería genial!-exclamó Izaya-Pues a por todas con esos exámenes, termínalos bien y, cuando estés libre, quedamos para quemar la barra y pensar en cómo podemos utilizarla para cazar hombres. ¿Dónde la has comprado?
En un sitio web que me recomendó un compañero de clase.-respondió Ayashi-Me salió bastante más barata de lo que normalmente cuestan…
Luego me pasas la dirección.-dijo Izaya-Igual me compro una cuando me den las vacaciones. Oye, voy a tener que dejarte, me has pillado cocinando…
Ah, vale.-dijo Ayashi-Sólo quería decirte una cosa más… ¿recuerdas ese mensaje que te mandé desde el baño la noche que quedamos todos juntos para hablar?
Izaya apretó el puño.
. . .
Tras unas horas, llegó la hora de la clase de baile de barra. Saito se sentía agradecido por haberse recuperado del daño que le hizo Stracciatella en el hombro. Durante el calentamiento comprobó que podía asir la barra y realizar movimientos en ella sin ningún tipo de problema. Tras los quince minutos habituales de calentamiento, llegó la profesora.
Buenas tardes.-dijo la sensual joven con el mismo tono de cada día mientras cerraba la puerta tras de sí.
Tras dejar, como siempre, sus cosas sobre el banco, se giró hacia sus alumnos.
Bienvenidos un día más a clase de baile de barra.-dijo la chica-Dentro de poco se cortarán las clases hasta septiembre, así que hemos decidido que lo dado hoy será lo último que aprenderéis hasta entonces. Como es algo complicado, le vamos a dedicar varios días a práctica y corrección, quedando los últimos días del curso para hacer un repaso global de todas las técnicas que hemos aprendido. Aún estáis muy lejos del dominio y, aunque haya movimientos que ya se den por estudiados, os falta práctica en ellos. Vuestro nivel es bastante bueno, pero no lo suficiente para ser los mejores. No obstante, todo es posible si ponéis de vuestra parte. Hoy vamos a hacer una introducción a los descensos, una gama de movimientos bastante complicada en comparación con el resto. Hecha esta introducción, comenzaremos con el primer tipo, que nos llevará el resto del curso, del que queda menos de lo que os imagináis, que es el descenso vertical simple.
La chica flexionó las piernas, se agachó y, desde esa posición, saltó con fuerza, agarrando la barra en su punto más alto, tocando el techo con la mano mientras inclinaba su cuerpo para no tocarlo con ninguna parte más del cuerpo. Tras ello, acercó sus piernas a la barra y la rodeó con sensualidad. Desde esta posición, a muchísima más altura que de costumbre, giró su cabeza hacia los alumnos. Su melena colgaba por su cuerpo y suspendida en el aire, haciendo un efecto majestuoso.
Es frecuente en nuestro arte el acabar en lo alto de la barra tras un cierto paso.-comenzó a explicar-Como bien se dice, todo lo que sube ha de bajar, sin ser nosotros una excepción. Estar en el punto más alto no es cómodo ni operativo, y merma las posibilidades. Si uno no es lo suficientemente hábil, puede arruinar su coreografía en cuestión de segundos si está demasiado tiempo a alturas tales como ésta. Lo más frecuente al alcanzar estas posiciones es bajar, pues las concatenaciones de movimientos a ras del techo se verán en próximas sesiones que tendrán lugar ya finalizado el verano. Hasta justo hoy y ahora, lo que hacíais si se daba esta situación era descender con giros o agarres combinados…o bien haciendo como si treparais, en caso de disponer de menos habilidad. Hoy vais a ver que ésas no son las únicas posibilidades, así como tampoco lo serán si se les suma lo que veremos hoy. El público quiere excitación, quiere sorpresas, quiere ímpetu, quiere fuerza, quiere valía, quiere que se sepa poner bien la carne en el asador. No podemos permitirnos caer en la monotonía: si hemos ascendido con giros, descender con giros puede ser un fallo grave si no se conocen al menos treinta tipos distintos de giros con sus respectivos campos de aplicabilidad. Una vía de escape ante esta problemática no es ni más ni menos que…
El cuerpo de la chica salió disparado en vertical y hacia abajo hasta parar en seco a pocos centímetros del suelo, donde se quedó agarrando la barra con un brazo y las piernas cruzadas, en una pose con la que parecía estar sentada en el aire, quedando su melena dispersa por el suelo.
…realizar un descenso directo.-la profesional terminó la frase-Si no podemos, no sabemos o no queremos mover nuestro cuerpo…que el campo gravitatorio del planeta lo haga. Aunque estemos sobre colchonetas, me gustaría daros unas indicaciones antes de pediros que lo intentéis…por lo que pueda pasar.
La profesora les dio una serie de indicaciones sobre cómo tenían que soltar y apretar los músculos, cómo debían estimar la duración del descenso y cómo parar de manera adecuada e indolora. Tras ello, los alumnos fueron subiéndose a sus respectivas barras para intentar el descenso. Xing Yi casi lo consiguió, pero perdió el equilibrio y cayó de espaldas al suelo en el último momento. Saito terminó apoyando los pies para amortiguar la caída, por lo que no frenó correctamente. Ayashi intentó frenar, pero lo hizo con demasiada fuerza y se quedó a medio camino a merced de la gravedad.  Mirumi estuvo también a punto de lograrlo, pero terminó apoyando ambos glúteos en la colchoneta por tardar demasiado en frenar. Genjuro se descoordinó y agarró la barra con la mano en mitad de la caída, por lo que frenó a mucha altura. Ririka se echó demasiado hacia atrás y cayó sobre la colchoneta sin poder agarrar la barra. Mientras que los demás lo seguían intentando, Izaya vio que, a pesar de la tremenda sensación de velocidad que había sentido, podría decirse que lo había logrado, por lo que lo intentó otra vez. Con fuerza, rectitud y decisión,  volvió a frenar en el momento justo. Todos se quedaron mirándola con asombro. Al darse cuenta, sonrió con altivez y lo hizo una vez más, obteniendo por tercera vez consecutiva un buen resultado.
Buen trabajo.-dijo la profesora-Algunos casi lo tenéis. Otros estáis a medio camino. Algunos estáis al principio del camino. Sea cual sea vuestra situación, no os preocupéis: estáis aquí para aprender. Bien, ahora que ya sabéis cómo funciona esto, procedamos a estudiar con la dedicación que se merece este movimiento conocido como descenso simple.
. . .
Una vez finalizada la clase, los alumnos empezaron a recoger sus cosas.
Yo me he visto muerto la primera vez.-dijo Xing Yi-¡Qué peligro tiene ese movimiento!
La verdad es que sí.-comentó Saito-Aunque, cuando le vas cogiendo el truco, es hasta adictivo.
¿A vosotros también os ha gustado la sensación de velocidad y de vértigo que se tiene?-preguntó Ayashi-Quiero dar más prácticas de esto, es sencillamente genial.
Estarás contenta, ¿no, Izaya?-preguntó Xing Yi-Hoy te has lucido.
Sí, estoy muy contenta.-respondió Izaya-Ha sido una muy buena clase…y esperemos que no la última.
Sí…-dijo Ayashi-…mañana toca dar el paso. Lo haremos por la mañana temprano, ¿verdad?
Así es.-dijo Saito-Entonces nos veremos los cinco en la entrada del parque cercano a la comisaría, ¿no es así?
Sí.-dijo Xing Yi.
Vamos a las duchas y relajémonos lo máximo posible antes de que pase lo que tenga que pasar…-dijo Izaya-…puede que estemos más cerca de liberarnos de esta mierda de lo que pensemos.
Eso espero…-dijo Ririka.
Cuando terminaron de recoger, se dirigieron a la salida de la sala para encaminarse a los vestuarios. Ayashi clavó su mirada en Izaya, quien la notó inmediatamente, se giró hacia ella y se la sostuvo unos largos segundos. Finalmente, hizo un leve gesto que parecía un asentimiento.

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