viernes, 23 de agosto de 2013

[TotPP] Capítulo XXI: Sorpresa

XXI: Sorpresa

¿Sabéis una cosa?-preguntó Ayashi a sus presas-Una de las principales razones por las que estudio Veterinaria es porque las zorras como yo tenemos que aprender a cuidarnos solas.
Se asomó a la ventana, esperando que no fuera demasiado tarde.
Y, precisamente por eso, voy a encargarme personalmente de que no pase nada que no quiera.-dijo Ayashi-Tenía pensado echaros a la calle, pero voy a tener que daros algo más de mi hospitalidad…
. . .
¿Qué coño está pasando?-preguntó Xing Yi mientras corría junto con Saito-¿Por qué todo este revuelo?
Ni idea, pero será mejor que lleguemos pronto.-dijo Saito-No he visto a Ayashi así de histérica en mi vida. Sabiendo lo que se cuece por nuestras vidas, me lo espero todo…
Cuando llegaron al polideportivo, distinguieron a Mirumi en el fondo entre las puertas automáticas de vidrio transparente, pero no podían desviarse para saludarlo, pues tenían mucha prisa.
¡Buenas tardes!-saludaron los dos chicos a coro en la recepción.
Sin esperar a que les devolvieran el saludo, siguieron corriendo hasta que toparon con Genjuro, que estaba hincado en el suelo.
¡Saito!-exclamó-¡Xing Yi! ¡Ayuda!
No hay tiempo.-susurró Saito.
¿Y si se ha hecho daño?-preguntó Xing Yi-Si lo dejamos, se le puede formar una lesión que le podría joder toda la vida. Es un imbécil, pero no se merece ese mal…
Ayúdale tú entonces.-dijo Saito-Yo me adelanto por lo que pueda pasar.
De acuerdo.-dijo Xing Yi mientras observaba cómo su amigo se iba corriendo. Se giró entonces hacia Genjuro-¿Qué te pasa?
Ay, ay, ay…-dijo Genjuro con expresión lastimosa-…creo que me he torcido el tobillo…o, lo que es peor, me he pillado el tendón…ah, joder, duele mucho…
Tranquilo.-dijo Xing Yi-Te llevo al vestuario, ¿vale? Tal vez pueda mirarte ese tobillo si te tumbo en un banco…
Está bien.-dijo Genjuro-Vamos al de esta planta, que está vacío y no molestaremos a nadie.
Está bien…-respondió Xing Yi-…vamos.
. . .
Izaya abrió la puerta de la sala donde Ririka la había citado. Se adentró en la misma un par de pasos, viendo que la luz estaba apagada. Decidió dejarla como estaba, pues tenía ventanas y, como casi era verano, aún entraba algo de luz, aunque muy poca, a esas horas. Se metió de lleno en la sala, esperando a que llegara su compañera, con la luz del pasillo como única iluminación fuerte. Observó el saco que pendía del techo, cerca de una pared. Entonces oyó un portazo y se encontró rodeada de oscuridad: habían cerrado la puerta de golpe y, con los ruidos que escuchó después, intuyó que la habían bloqueado para que nadie pudiera entrar. La chica se temió lo peor.
¿Ririka?-preguntó sin titubear.
No escuchó nada. Ni pasos, ni respiraciones, ni, por supuesto, ninguna voz respondiéndole. De pronto, oyó un golpe contra el saco, siendo demasiado tarde cuando se dio cuenta de que dicho saco estaba avanzando peligrosamente hasta ella, hasta que la golpeó, embistiéndola con todo su peso y estampándola en la pared más cercana.
¡Argh!-gritó Izaya.
Fue a levantarse, pero recibió un golpe en la cara que le causó un tirón en el cuello e hizo que sus gafas saliesen disparadas.  A juzgar por la textura del golpe, había sido golpeada por un puño de pequeño tamaño. Se vio entonces en una situación peliaguda: casi a oscuras y sin gafas…tendría que confiar en su oído o en cualquier otra cosa que no fuera su vista.
Se concentró, aguzando el oído. Oyó cómo la persona que estaba allí se lanzaba hacia ella, por lo que, instintivamente, lanzó una patada frontal que, al parecer, impactó sobre el objetivo, que saltó hacia atrás, quedando su silueta dibujada a trasluz por las ventanas. Aunque no veía bien sin las gafas, a Izaya le resultó familiar aquel cuerpo.
¿¡Ririka!?-volvió a preguntar.
Buenas tardes, Izaya.-saludó una voz femenina conocida.
Efectivamente, era Ririka.
Ririka, ¿qué coño estás haciendo?-preguntó Izaya-¿Qué pasa?
Ya que no vas a salir de aquí…-dijo Ririka-…de una pieza, al menos…creo que puedo contártelo. Aunque, siendo tan lista, no deberías necesitar más pistas para intuir que estás jodida y atrapada.
Venga, Ririka, no me jodas…-se quejó Izaya-… ¿qué es todo esto?
¡YAH!-gritó la otra chica.
Abatió a Izaya con una patada alta.
Vamos a divertirnos mucho.-le comentó Ririka.
Escuchó una cremallera abriéndose. Mirando a su alrededor, Izaya vio que Ririka había dejado una bolsa de deportes en el suelo, de la que sacó algo.
Izaya lanzó una patada baja para tirar a Ririka, pero ésta fue más rápida y saltó, esquivándola. Acto seguido, pateó a su contendiente varias veces, poniéndola de cara contra la pared y clavándole el codo entre los hombros para que no pudiera despegarse.
Como te decía…-dijo Ririka-…vamos a disfrutar.
La chica de pelo azul sintió cómo Ririka ponía sus pies al lado de los suyos y, acto seguido, separaba las piernas, empujando también las suyas para que se separaran. Pronto notó algo rozándole el perineo.
¿Qué demonios…-preguntó Izaya fuera de sí.
Alguien como tú tiene que tenerlo muy dilatado…o eso me dio por pensar.-dijo Ririka-Así que he elegido este consolador especialmente grande para ti. Llevaba mucho tiempo queriendo follarte y hoy por fin lo voy a hacer. Es una lástima que esta polla sea de material sintético y no mía…
Espera…-dijo Izaya-…¿eres lesbiana?
No sabes cuánto.-dijo Ririka-Y, ahora… ¡fuera esas bragas!
Ririka le arrancó la ropa interior a Izaya metiéndole la mano por la falda, tras lo cual se dispuso a masturbarla con el consolador.
No es nada personal, y tampoco soy homófoba, pero…-dijo Izaya-… ¡NO ME VAS A TOCAR NI UN SEGUNDO MÁS CON ESA MIERDA!
Izaya abrió las manos, apoyó las palmas en la pared, se impulsó y lanzó una potente coz con las dos piernas, apartando a Ririka. Escuchó cómo el consolador caía al suelo, así que le dio una patada para alejarlo. A juzgar por el ruido, se chocó contra la puerta.
Vamos a ver, Ririka…-dijo Izaya-…somos amigas, ¿no? Y no quiero herirte…pero… ¿me estás diciendo que haces todo esto porque eres lesbiana y te has encaprichado conmigo? ¿No era más fácil preguntarme “Izaya, ¿quieres que hagamos la tijera?” y yo te respondiera “No, Ririka, vete a tomar por el culo.”?
El que estés buena y desee llevarte al éxtasis es lo de menos, querida.-dijo Ririka-Lo que de verdad me pone en situación de hacer esto es que eres una jodida traba en nuestra empresa. Tú y tus amiguitos nos habéis saboteado incontables veces y no estoy dispuesta a consentir una más. Además, de todo el grupito eres la que peor me cae…una zorra creída y sin escrúpulos que pisotea a todo el que se le tercia, una puta barata que regala su cuerpo con desparpajo…das asco, niña, eres la deshonra para las tías.
Así que has llevado un doble juego todo este tiempo, ¿eh, rubia?-preguntó Izaya enardecida-¿Has estado con esos soplapollas desde el principio? Y encima vienes a insultarme e intentar forzarme… ¿sabes acaso dónde y con quién te has metido? Te voy a hacer una cara nueva…PUTA.
Izaya corrió hacia donde intuyó que estaba Ririka. Intentó lanzarle una patada, pero recibió un puñetazo en el estómago que la paró en seco, seguido de una combinación de puñetazos en las costillas y en los hombros, un codazo en la garganta y un revés giratorio con el dorso en el puño en la cara que la tiró al suelo.
¡Qué apabullante técnica de Karate!-exclamó Izaya-Para no gustarte, lo dominas muy bien.
Soy cinturón negro.-dijo Ririka-Que os creyerais esa bola de que no me gustó es otra cosa. Claro está que…si os habéis tragado mi vida inventada…ese dato tan secundario colaría sin ruido.
Eres una puta muy sucia, ¿sabes?-preguntó Izaya-¡Esto te va a costar muchos dientes!
Izaya se levantó con un salto y lanzó una patada contra la cara de su contendiente, que paró el golpe con el antebrazo y contraatacó con varias patadas que acabaron por tumbarla de nuevo.
Olvídalo, no eres rival para mí.-dijo Ririka desde la penumbra-Tu animalidad es inútil contra mi técnica.
¿Animalidad?-preguntó Izaya-¿Te crees que soy como esos inútiles que salen en la tele haciendo pantomimas de lucha libre? ¿Piensas que mi técnica no es buena? Créeme cuando te digo que no has visto nada de mi faceta como luchadora.
La chica se volvió a levantar y, sigilosamente, se dio cuatro volteretas hacia atrás. Cuando terminó de darse la última, recibió una patada voladora como si fuera una silenciosa flecha, golpeándose contra la pared y cayendo contra el suelo de nuevo.
Prácticamente puedo olerte.-dijo Ririka agachándose hacia Izaya-No eres rival para mí y quiero satisfacer mi apetito esta noche…
Le rasgó el top a Izaya, tras lo cual comenzó a estirar de su sujetador. Aprovechando este momento, Izaya la abatió con un puñetazo.
¿No sabes que se desabrochan por la espalda?-preguntó mientras la agarraba-¡Has cometido un craso error! ¡Esta mierda acaba aquí! ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Izaya saltó hacia atrás, describiendo un arco parabólico que finalizó con Ririka estampada contra el suelo bajo sus pies.
Que duermas bien.-dijo la chica de pelo azul-Espero que no se me hayan roto las gafas…
Echó a andar para buscarlas, pero las piernas de Ririka no tardaron en atrapar sus tobillos y tirar de ella para tirarla al suelo.
Dormiré bien…y contigo.-dijo Ririka abalanzándose sobre Izaya.
Le dio un puñetazo en la cara, seguido de otro, y otro, y otro más…comenzó a golpearle la cara de manera frenética hasta que logró pararle uno de los puñetazos, apretándole la mano dolorosamente.
Una enana…-dijo Izaya con dificultad-…falsa…mentirosa…traidora…puta…fea…y plana de mierda…como tú…jamás…será…rival…para mí. ¿Te queda claro?
¡JAJAJAJAJA!-rió Ririka-¡Voy a tener que joderte viva!
La palma de la mano de Izaya se estampó contra su mentón, lanzándola hacia arriba. Acto seguido, Ririka sintió cómo Izaya la interceptaba en el aire y la volvía a estampar pesadamente contra el suelo. Agradeció entonces la colchoneta a modo de falso tatami, pues, de no haber sido así el suelo, probablemente ya le habría roto varios huesos. Notó un punzante dolor en su codo: su enorme y forzuda contendiente se lo estaba retorciendo.
¿Has oído hablar del Krav Maga?-preguntó Izaya-Supongo que una chica de…mundo violento…como tú lo conocerá. No me preguntes cómo, porque no te importa, pero lo domino. Generalmente no lo uso porque es demasiado violento y podría causar estragos, pero contigo haré una excepción.
Maldita perra…-gritó Ririka.
Lanzó una patada alta, quitándose a Izaya de encima. Acto seguido, se lanzó a por ella y se enzarzaron en un encarnizado intercambio de puñetazos y patadas. El Karate de Ririka estaba dando buena cuenta de una oponente de la envergadura de Izaya, pero el Krav Maga de esta comenzó a girar las tornas…
¡Hora de romperte hueso a hueso!-exclamó Ririka.
En uno de los golpes de Izaya, la agarró por el brazo y le hizo una técnica de Aikido.
Dile adiós a tu brazo.-dijo Ririka-Pero antes…
Con el brazo que tenía libre, Ririka rasgó la falda de su contrincante.
Oh…-dijo Izaya-¿serás puta? Voy a amargarte la vida…
. . .
Xing Yi se apartó y vio la aguja enmangada atravesar un buen tramo de pared al lado de su sien. Escuchó otra de esas endiabladas cosas surcando el aire, así que se agachó y la vio clavarse en la pared también.
Así que el tobillo, ¿eh, cabrón?-preguntó Xing Yi-No hace falta que me digas de dónde vienes, Genjuro, ya me hago una pequeña idea…aunque, siendo sinceros, agradezco que, de entre todos los posibles, seas tú el cabrón, porque nos caías a todos fatal.
Gracias por alimentar mi ego aún más.-dijo Genjuro-Terminarás de saciarlo cuando mueras entre mis brazos.
El chico se lanzó hacia Xing Yi con una aguja en cada mano. Para impedir que se acercara, el chico de pelo verde lanzó una brutal patada giratoria, pero su oponente la esquivó saltando hacia atrás, lanzando las dos agujas en ese instante. Tras esquivarlas, Xing Yi lanzó una patada lateral buscando a su oponente, que se ladeó y rodó hasta su espalda.
Y…-dijo Genjuro-…fin.
Temiéndose lo peor, Xing Yi giró dando una patada, justo a tiempo para impedir que Genjuro le clavara las agujas.
Maldita sea…-dijo Xing Yi.
Detrás de él estaban las duchas. En la otra punta estaba la puerta, por lo que no podría salir: si intentaba cruzar la sala, Genjuro lo agujerearía.
¡Basta de preámbulos!-dijo Genjuro impaciente.
El chico rubio sacó una funda alargada de debajo de su camiseta, la mantuvo tensa con una mano y, con la otra, comenzó a sacar de ella una aguja tras otra, lanzándolas contra Xing Yi, que no podía dejar de saltar, correr, rodar y bailotear para evitar que una de esas cosas se le clavara bien profunda.  Al llegar al final del muro que separaba los bancos de las duchas, giró sobre él para escudarse tras el mismo. Desde esa posición, agarró una de las duchas y la desenroscó del tubo: intentaría lanzársela a la cabeza para noquearlo desde la esquina del muro. Mantuvo el tubo agarrado con la otra mano de manera instintiva. Sigilosamente, salió por el lado contrario del muro y le lanzó la ducha a la cabeza, pero el otro chico la desvió de una patada y continuó lanzando agujas.
¡Mierda!-gritó Xing Yi.
En medio de su lucha por esquivar las agujas, oyó la puerta abrirse violentamente: Mirumi estaba allí, asustado pero, en cierto modo, esperándose lo que acababa de ver.
¡Tírale agua a la cara!-exclamó Mirumi de manera instintiva.
Xing Yi no se lo pensó, abrió el grifo y…del tubo que sujetaba comenzó a salir un chorro de agua a mucha presión, como si de una manguera se tratara. Apuntó a la cara de Genjuro y lo echó violentamente hacia atrás mientras chillaba, como si el agua le hiciera daño.
¿Qué demonios…-preguntó Xing Yi.

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