viernes, 23 de agosto de 2013

[TotPP] Capítulo XXII: Eslabón tras eslabón

XXII: Eslabón tras eslabón

Genjuro cayó arrodillado al suelo. La presión del agua hizo saltar algo de su cara, algo del mismo tono que su cabello…
Mierda, no.-dijo Xing Yi-Estoy teniendo un déjà vu…
Cortó el chorro del agua. Debajo de la peluca, Genjuro era moreno, tenía una corta y desordenada cabellera negra. Lo miró entonces a la cara, la cual encontró…partida. Más de la mitad se había vuelto de un tono muy pálido, casi blanco como la nieve, quedando sólo un pequeño vestigio de su tez morena habitual.
¿Maquillaje?-preguntó Xing Yi-Oh, no me digas que…
Se fijó en sus ojos. Por alguna razón, el ojo izquierdo le lloraba. Entre sus lágrimas, distinguió una gota de color violáceo claramente diferenciable por el blanco de su piel. Miró bien el ojo que le lloraba y se dio cuenta de que era azul. La lágrima era… ¿una lentilla de color?
¡Vaya, vaya!-gritó Xing Yi-Así que detrás del lerdo de Genjuro Ryugeki se esconde la peligrosísima y sanguinaria reina Stracciatella. Y dime, ¿te crees que te voy a dejar irte ahora que sé que has sido un topo todo este tiempo? A saber los dispositivos de escucha que llevaras metidos hasta en la polla…en caso de que tengas. Ah, sí, sí tienes, te la vi ese día, ¿recuerdas?-Xing Yi le guiñó un ojo y le sacó la lengua.
¡MALDITO!-gritó con furia Stracciatella.
Se centró en lanzar agujas hacia Xing Yi, quien las esquivó con más facilidad que antes.
Parece que te desorientas con facilidad cuando las cosas se te tuercen.-dijo Xing Yi-Ya ni siquiera puedes fingir la voz de lerdo que tenías antes…sólo quedan tu ira ciega y tu voz de pito. Una lástima, la verdad…
¡Veamos qué gracia te hace ESTO!-gritó de nuevo el asesino.
Mojado, desgarbado, con una lentilla caída y la mitad de su maquillaje arrastrado por el agua, Stracciatella lanzó una sarta de agujas hacia Mirumi, quien se quedó paralizado del susto.
¡No!-exclamó Xing Yi-¡Mirumi!
El joven corrió hacia su compañero y lo apartó de un empujón, cayendo al suelo con él y librándolo en el último segundo de las agujas.
¡Lo siento, te habré hecho daño!-se disculpó Xing Yi, tras lo cual se levantó y se giró hacia su enemigo-¡A la tercera va la vencida, cabrón! ¡De ésta no te libras!
Xing Yi saltó hacia Stracciatella girando sobre sí mismo y descargó sobre él una enérgica patada giratoria que lo abatió. Acto seguido, alzó verticalmente la pierna y descargó, como si de un hacha se tratara, un fuerte golpe de talón que el asesino esquivó rodando, golpeando la pierna del chico un banco, que partió por la mitad. El asesino se colocó detrás de Xing Yi y le agarró el cuello haciendo una cruz con ambos brazos.
Estás muerto.-susurró en su oído.
Sin los tacones no eres tan alto.-dijo Xing Yi justo cuando Stracciatella le iba a partir el cuello-Pensaba que eras un tío largo, pero ya veo que te me quedas corto.
Grrr…-gruñó Stracciatella.
Intentó descargar una patada contra Xing Yi antes de matarlo, momento que éste aprovechó para librarse de él, darse la vuelta para encararlo, atraparle los brazos y hacerle una espectacular llave giratoria que acabó poniéndolo contra el suelo, posición en la que Xing Yi le pisó el cuello con un pie.
Puedes pedirle perdón a Mirumi ahora mismo.-dijo Xing Yi-Te ahorrará dolores antes de morir.
Púdrete.-susurró Stracciatella.
No oigo las disculpas.-dijo Xing Yi.
¡Que te pudras!-gritó Stracciatella.
Xing Yi levantó a Stracciatella del suelo, lo estampó contra la pared y comenzó a patearlo una y otra vez con una larga combinación de ágiles y estilosas patadas combinando sus distintos estilos de artes marciales.
Me aseguraré de que tus engranajes no vuelvan a girar, ¿de acuerdo?-insinuó Xing Yi taimadamente mientras lanzaba incesantes patadas contra su enemigo-Ya nos has causado bastantes problemas.
Ugh…-Stracciatella escupió sangre, salpicando a Xing Yi.
El coreano tiró a su enemigo al suelo y se lanzó contra su estómago clavándole la rodilla derecha.
No te atrevas a mancharme con tu sucia sangre de rata de cloaca, ¿me oyes?-preguntó Xing Yi-¿Acaso piensas que no voy a cobrarme bien caro lo que me hiciste esa noche? ¡Podrías haberme matado!
Stracciatella abrió ampliamente sus ojos. El miedo se apoderó de él.
¡NO!-gritó-¡OTRA VEZ EL DEMONIO NOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Xing Yi le tapó la boca de un codazo. Acto seguido, lo levantó del suelo y, mientras él mismo se levantaba, lo lanzó contra la pared contraria. Se lanzó corriendo a por él y lo embistió con una patada voladora.
¡ATRÁS, DEMONIO!-chilló Stracciatella poniéndose en guardia haciendo acopio de fuerzas.
Con un alarde de extrema flexibilidad, el asesino se pasó una pierna por encima de la cabeza y pateó a su contendiente en la nuez, retractándolo. Acto seguido, se dio una voltereta con la que pateó en el mentón al coreano, cayendo a cuatro patas en el suelo, posición desde la cual lanzó varios golpes a las piernas de Xing Yi con las manos posicionadas como si fueran garras, terminando por tirarlo al suelo. Saltó entonces sobre él, descargando golpes sobre todo su cuerpo mientras apresaba su cintura con sus piernas.
Ya me he cansado.-dijo Xing Yi agarrando las muñecas de Stracciatella con sus manos-Cometes un craso error al pillarme por la cintura. Me llegas a agarrar por los muslos y tal vez…sólo tal vez…me habrías podido callar la boca. Pero es demasiado tarde.
Stracciatella miró a ambos lados y vio las forzudas y flexibles piernas de Xing Yi cerrándose alrededor de su cuello. Se oyó un leve crujido y, acto seguido, Mirumi observó con recelo cómo su compañero catapultaba al asesino con sus piernas contra casi el techo, altura desde la cual cayó desplomado.
Maldito hijo de perra…-dijo Xing Yi levantándose y sacudiéndose el polvo, la sangre y el agua-…así aprenderás a no ladrar.
Mirumi se levantó lentamente.
¿Estás bien?-preguntó Xing Yi-¿Cómo te encuentras?
Debería ser yo el que preguntara eso…-dijo Mirumi-…pero creo que estás bien.
Crees correctamente.-dijo Xing Yi-Escucha, antes de que preguntes…este tío era el que me hizo las heridas que me viste cuando te salvé de que te llevaras un tiro.
Mirumi tragó saliva ruidosamente. Tenía un nudo en la garganta.
. . .
¡UUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Izaya.
Juntó los puños y lanzó un fuerte golpe en martillo contra Ririka, que cayó de espaldas contra la colchoneta, esperando pocos segundos para levantarse con una patada que atrapó a Izaya y la dejó a merced de una combinación de dolorosos golpes con los cantos de las manos de la chica.
¡Maldita hija de puta!-gritó Izaya intentando desviar los excesivamente rápidos golpes-¡La que no va a salir de una pieza de aquí vas a ser tú, puta rubia!
¡Eso ya lo veremos!-exclamó Ririka.
Izaya se dejó caer al suelo, evadiendo los dos últimos golpes de Ririka. A continuación, le atrapó los tobillos con las piernas y la tiró al suelo, tras lo cual se lanzó hacia ella, cayéndole sobre las costillas con ambas rodillas. Tras esto, apretó su tronco entre sus muslos y se dispuso a darle puñetazos en varios puntos.
¡Traga, zorra!-gritaba Izaya mientras golpeaba a Ririka casi a ciegas, pues no había encontrado sus gafas-¡TRAGA!
Se oyeron golpes en la puerta. Golpes muy fuertes.
¿QUIÉN ESTÁ AHÍ?-gritó una voz familiar-¡ABRAN LA PUERTA! ¡IZAYA, SÉ QUE ESTÁS AHÍ DENTRO! ¡NO ME IGNORES, POR FAVOR!
¡Saito!-exclamó Izaya.
La distracción por los golpes fue un error por parte de Izaya, pues Ririka se la quitó de encima y la abatió con una patada con el canto de un pie. La chica de cabello azul no tardó en levantarse y someter a su enemiga a una serie de brutales golpes al estilo militar. Ririka contraatacó con una combinación de golpes de Karate y siguieron así hasta que, de pronto, oyeron un grito muy fuerte.
¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-oyeron gritar a Saito.
Un fortísimo golpe tiró la puerta. Saito irrumpió y accionó el interruptor de la luz de un puñetazo, revelando una dantesca escena ante él: una bolsa de deporte abierta y desparramada en el suelo, un enorme consolador azul y, en medio de la estancia, distinguió a Izaya, sin las gafas, con toda la ropa rota, magullada y agarrada del cuello por…
¡Ririka!-exclamó Saito-¿Qué es todo esto?
¡No te acerques, Saito!-exclamó Izaya-¡Está con ellos!
¡CIERRA LA BOCA!-gritó Ririka.
Hundió a Izaya en el suelo de un codazo.
¿Qué demonios…-preguntó Saito.
Gracias, Saito.-dijo Ririka-Gracias por acercarme a vosotros. Con la tontería de que te la pongo dura, no has dudado en incluirme forzadamente en vuestras maquinaciones. Llevar estas horribles, horteras y estúpidas pintas de niña dulce da su fruto, ¿eh?
Saito no supo qué decir, pero podía verse el desengaño, la tristeza, la impotencia y la rabia en sus ojos.
Nos hemos adelantado a todas vuestras contramedidas.-continuó Ririka-Vais a quedar como idiotas delante de la pasma. Es más, creo que ya tendríais que haber recibido un correo electrónico…mira tu móvil, por favor.
Saito sacó su móvil del bolsillo y vio un correo electrónico de la policía.
El presunto lugar de los hechos se encuentra demolido.-leyó-Falsa acusación. ¡MIERDA!
Somos intocables, malditos idiotas.-dijo Ririka-Es hora de que muráis.
¡Cabrona!-gritó Izaya, extenuada, desde el suelo-¡Eres una hija de puta, criminal, traidora, asquerosa y encima juegas con los sentimientos de un amigo! ¡Sigue dándome razones para obliterarte y te aseguro que desearás no haber nacido con una intensidad tal que te meterás en el coño de tu madre con un petardo en tu sucio y dilatado culo de zorra barata!
Ririka se dirigió a su bolsa y comenzó a rebuscar.
Karate, Aikido…-dijo Ririka-…nací de una familia muy tradicional. Soy un guerrero de las novelas históricas de nuestro país…con tetas.
Permíteme discutir eso último, pista de aterrizaje con sujetador.-la instó Izaya mientras se levantaba.
Lo que quería decir…-dijo Ririka mientras sacaba un objeto muy largo de su bolsa-…es que domino los estilos de mayor tradición en Japón. Esto es…soy más que una hija de puta en Iaido y Kendo. Voy a filetearos ahora mismo.
Ririka le quitó la funda al enorme objeto que había sacado, dejando ver que era una katana de aspecto muy afilado.
Tus ubres de vaca no te dan derecho a menospreciarme.-dijo la chica rubia-Y menos cuando voy a ser tu verdugo, ¿sabes?
No me hagas reír.-dijo Izaya-Voy a meterte eso por el culo.
Izaya se levantó y se puso en guardia. Saito se interpuso y se sacó su navaja del pelo, abriéndola amenazadoramente. Podía leerse el despecho, la amargura y la ira en su rostro y sus ojos.
¡No, Saito!-dijo Izaya preocupada-Esto es entre ella y yo…
¡Lleva una jodida katana!-gritó Saito-No pienso dejarle que, además del corazón, me quite a una amiga, ¿me has oído, Izaya?
Ririka corrió katana en mano hacia Saito, quien interpuso su navaja entre su cuerpo y el arma de su enemiga. Sin apenas ruido, la navaja fue limpiamente cortada e inutilizada.
¡Ja!-rió Ririka-¿De verdad creías que una mierda de navaja del Oeste podría con nuestras katana tradicionales? ¡Patético!
La chica rubia lanzó un tajo directo al pecho de Saito, quien saltó hacia atrás pero calculó mal, llevándose un corte que, si bien podría haber sido más grande y letal, era lo suficientemente aparatoso. Se abrió y comenzó a sangrar a chorros.
¡Saito!-exclamó Izaya al ver cómo su compañero se desplomaba entre casi inaudibles gemidos-¡SAITOOOOOOOOO! ¡NOOOOOOOOOOOOOOO!
Izaya miró con rabia a Ririka.
Dieciocho años…-dijo Izaya-…sólo dieciocho…era el más joven de nosotros, joder… ¡Y TE LO ACABAS DE CARGAR! ¡ERES UNA PUTA, TE MATARÉ!
Izaya lanzó una patada al suelo, haciendo saltar sus gafas, las cuales cogió al vuelo y se las puso. Acto seguido, adoptó la guardia del Krav Maga y miró amenazante a Ririka, quien le sonreía con la katana en las manos.
¡ACABARÉ CONTIGO!-gritó Izaya mientras corría hacia Ririka-¡TE HUNDIRÉ! ¡TE HARÉ SUFRIR!
Se agachó, esquivando la primera estocada de Ririka. Con sus gafas, veía mucho mejor y podía explotar al máximo su exuberante agilidad y rapidez. Aprovechó para saltarle la katana de un golpe, le dio un puñetazo en el mango y la lanzó lejos, dejándola clavada en una pared. Acto seguido, arremetió contra Ririka con los ojos inyectados en sangre y henchida de ira. Un atronador golpe ahogó el grito de terror y dolor de la chica rubia.
. . .
Llama a la policía.-dijo Xing Yi-Diles que vengan corriendo y que se acerquen a la sala de artes marciales del fondo de la planta. Yo estaré allí para cuando llegue. Por favor, quédate con ellos y contesta a sus preguntas. Saito e Izaya están donde yo tengo que ir.
Está bien.-dijo Mirumi con determinación-Tengo demasiadas dudas, pero te las preguntaré cuando tengamos tiempo.
Así me gusta.-dijo Xing Yi mientras agarraba el cuerpo inconsciente de Stracciatella-Me llevo a este saco de mierda, no vaya a ser que despierte y se escape.
Xing Yi y Mirumi se dieron la mano. El chico pelirrojo se fue a la entrada, donde sacaría su móvil y llamaría a la policía. Mientras tanto, el coreano se fue hacia la sala citada mientras cargaba con el cuerpo de Stracciatella bajo un brazo.
Conforme se acercaba, intuyó que algo no iba bien. Vio la puerta arrancada y escuchó infinidad de fuertes y sonoros golpes acompañados de gritos de mujer. Cuando iba a entrar, distinguió el cuerpo de Ririka, magullada y casi inconsciente, saliendo propulsado de la puerta, estampándose contra la pared. Xing Yi se paró en seco sin dar crédito a lo que estaba viendo…y oyendo.
¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-escuchó gritar a Izaya.
Como una bala de cañón, la chica salió volando de la sala, saltando mientras giraba sobre sí misma hecha un ovillo. Al llegar cerca de Ririka, se estiró por completo, estampando sus dos pies en la cabeza de la chica rubia, empotrándola bestial y sonoramente, ocasionando un derrame de sangre por el techo, el suelo y su propio cuerpo. Jadeando, Izaya observó cómo Ririka, con lágrimas y sangre en la cara, se desplomaba y caía sentada al suelo.
¡Izaya!-exclamó Xing Yi-¿Qué es todo esto?
Era una trampa…-dijo la chica al borde del desmayo-…casi me mata. Saito no lo podrá contar…
¿Qué?-gritó Xing Yi.
Esa zorra lo ha rajado…-dijo Izaya-…con una katana.
Xing Yi entró corriendo a la sala, dejando tirado el cuerpo que llevaba.
¡Saito!-gritó-¡SAITO!
Con fiereza, el joven coreano se arrancó un enorme trozo del pantalón que llevaba, atándolo alrededor del pecho del chico. Acto seguido, se soltó varias trenzas y, con los hilos que se quitó del pelo, ató fuertemente la tela al cuerpo del chico, improvisando un torniquete.
Necesita un médico urgentemente.-dijo Xing Yi-Hay que ir al hospital. La policía está en camino.
¿Qué?-preguntó Izaya desconcertada-Y, ¿quién es ése?
Falta saber si la señorita Stracciatella se llamaba en realidad Genjuro o era otra de sus farsas.-dijo Xing Yi-Acércate y observa.
Izaya se fijó en la piel, el pelo y los ojos. No necesitó mucho tiempo para inferir que Genjuro y Stracciatella eran la misma persona.
Genial…dos topos a falta de uno.-dijo Izaya-Y, ahora, ¿qué?
Escucharon pasos de mucha gente corriendo hacia el sitio.
¡POLICÍA!-oyeron gritar.
El jefe de la avanzadilla llegó hasta la sala y vio el panorama: tres cadáveres, dos personas heridas y magulladas.
¿Qué ha pasado aquí?-preguntó el jefe.
Una conspiración…-dijo Izaya-…una especie de…mafia, secta o lo que sea…han intentado matarnos…se han llevado a nuestro amigo…
Izaya señaló, destrozada, a Saito.
Casi muero a manos de ese suplantador de identidad.-dijo Xing Yi mirando el cuerpo de Stracciatella.
¡Jefe Kojima!-gritó una policía detrás del jefe-¿Esa chica rubia y ese hombre de ahí no son Ruby y Stracciatella? ¡Llevábamos años tras ellos! Tenemos que llevárnoslos. Con suerte, aún pueden estar vivos…si les interrogaremos, sabremos para quién trabajan.
Está bien.-dijo el jefe-Cargad con ellos. Llamad a una ambulancia para estos dos.
Los agentes asintieron y se movilizaron.
¿Qué es de vosotros?-preguntó el jefe mirando a Izaya y a Xing Yi.
El chico que les ha llamado es amigo mío.-dijo Xing Yi-Yo le pedí que les llamara. Y esto es…
…defensa propia.-concluyó Izaya.
Ya hablaremos en comisaría…-dijo el jefe.
De pronto, un ensordecedor ruido comenzó a sonar y los cristales reventaron. Gracias a las luces de la sala y del pasillo, distinguieron un helicóptero en la ventana que había ametrallado las ventanas. Unos ganchos se clavaron bajo las ventanas. Como si del abordaje de un barco se tratara, varios tipos trajeados irrumpieron en el polideportivo. La chica de la cola de caballo apuntó a la cabeza del agente con dos pistolas.
¡Que nadie se mueva!-gritó el jefe, tanto para la avanzadilla, como para los recién llegados, como para Izaya y Xing Yi.
Los individuos trajeados cogieron los cuerpos de Ririka y Stracciatella y saltaron por las ventanas, volviendo al helicóptero, retirando tras ello los ganchos. El vehículo no tardó en alejarse.
Mierda.-maldijo el agente.

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