domingo, 25 de agosto de 2013

[WC] Episodio VI: En la boca del lobo

WORLDS COLLIDE
Episodio VI · EN LA BOCA DEL LOBO

Rayaba el alba. La noche anterior había sido bastante movida. Tras ser atacados por una extraña y lasciva pareja que ostentaba inimaginables poderes para su edad, Freya y Yamiyuki llegaron puntuales al sitio donde habían quedado. Un claro en las afueras de la ciudad, con una frondosa masa de árboles unos pasos más adentro. El coche negro yacía aparcado. Tanto el chico como la chica estaban terminando de prepararse.
En la facultad no hay nada.-informó Freya-Parece ser que todavía no ha terminado la mudanza entre una escuela y otra…
Iremos a sus laboratorios directamente, ¿no?-preguntó Yamiyuki.
El chico sacó de su bandolera unos pocos folios grapados, los que su profesor le había facilitado, y se los tendió a su compañera, que los cogió y leyó las líneas que estaban subrayadas y hacían referencia a la investigación de Shiroi.
Así que ésos son sus laboratorios, ¿eh?-dijo Freya mientras le devolvía los papeles a su dueño-Conozco el complejo. El año pasado investigué en Biofísica en ellos y, hace dos, desarrollé un equipo médico que se pondrá en venta dentro de unos meses. Tengo ese sitio memorizado como la palma de mi mano. No será difícil ir a los sitios más recónditos y perfectos para guardar la información clasificada.
Me alegra oír eso.-respondió Yamiyuki-Vamos a colarnos antes de que entre a trabajar el personal, ¿no te parece?
Sí, eso es.-concluyó Freya-¿Crees que llevas todo lo necesario?
El chico asintió con la cabeza. Ambos llevaban un pequeño equipaje de mano, Yamiyuki en una mochila bandolera negra ajustada y ceñida a la cintura para que no se moviese y Freya en una bolsa del mismo color atada a la cintura y que pendía por detrás de ella. Llevaban mallas ajustadas de espía con botas de seguridad, ambos de color negro. Se habían preparado para una misión de infiltración que pretendían llevar a cabo a la perfección, por lo que, sin mediar más palabra, se subieron al coche y pusieron rumbo a los laboratorios.
No tardaron en llegar. Tuvieron que bordear el extrarradio desde el claro hasta llegar a un gran polígono industrial en las afueras. El complejo de investigación era una enorme nave blanca de forma cupular con varias torres anejas. No llegaron hasta el aparcamiento, sino que estacionaron el vehículo detrás de una gasolinera cercana para que fuera inapreciable desde los ventanales del complejo. Al bajar del coche, miraron a su alrededor.
Veo coches en el aparcamiento.-dijo Freya-Los más madrugadores han llegado ya. Tenemos que darnos prisa.
Yamiyuki asintió. Ambos flexionaron sus piernas y saltaron hasta la azotea de la gasolinera. Desde allí fueron, cada uno por su lado, saltando entre farolas, postes y edificios cercanos hasta aterrizar en  la azotea de una de las torres anejas del complejo, donde rodaron por el suelo dando volteretas bajas hasta esconderse detrás del único pilar que había para evitar ser vistos por las ventanas superiores de la cúpula central.
¿Por dónde entramos?-preguntó Yamiyuki.
Por esta misma torre.-dijo Freya-Será el camino más largo hasta la zona de los despachos de los altos cargos, pero también el más seguro. Si descendemos hasta la planta baja de la torre, por donde entraría una persona normal, podremos acceder a un subterráneo que comunica con la cúpula.
La arquitectura del complejo lo delata en gran medida, pero, ¿realmente está todo en la cúpula?-inquirió el joven.
Casi todo.-explicó la mujer-Los laboratorios están en la cúpula. Estas torres tienen almacenes de recursos, salas de pruebas y poco más. No hay oficinas ni despachos salvo un par de ventanillas ocupadas por funcionarios. El subterráneo, por supuesto, está vigilado, pero será mejor burlar la seguridad o eliminarla desde la distancia: no nos conviene entrar en combate en este sitio…más por quien lo domina que por otra cosa.
El chico asintió. Desde el pilar, saltaron ágilmente hasta la puerta de la azotea que daba a las escaleras que bajaban al interior de la torre.
Cerrada.-informó Freya tras intentar girar el pomo.
Yamiyuki asintió y sacó de su mochila un objeto negro alargado y cilíndrico, de longitud no muy superior a la de un bolígrafo, pero con algo más de diámetro. Accionó un pequeño regulador que subía y bajaba, haciendo salir del extremo una delgada aguja. Sin demora, la clavó en la cerradura y, tras moverla levemente, la puerta cedió.
Una ganzúa profesional.-observó Freya-Yo también tengo una de ésas.
Hay que estar preparado para lo que se tercie.-Yamiyuki sonrió con satisfacción mientras se guardaba de nuevo el artilugio.
Cerrando la puerta tras de sí con cerrojo incluido, comenzaron a bajar las escaleras a un ritmo elevado. Al terminar de bajarlas, se encontraron en un pequeño rellano con un ascensor y una puerta.
Es el cuarto de la limpieza.-dijo Freya-O, al menos, lo era cuando yo trabajaba aquí.
Esta vez fue Freya la que sacó la ganzúa profesional, prácticamente igual que la de su compañero, y forzó la puerta. Al abrirla, vio una estantería llena de productos de limpieza, cubos, escobas, fregonas, un carro de limpieza, uniformes y poco más. Tras cerrar de nuevo la puerta, accionó el ascensor.
¿Nos va a dejar bajar todas las plantas de la torre o hay parada intermedia?-preguntó Yamiyuki.
Baja hasta aproximadamente la mitad por motivos de seguridad.-explicó la chica-Después de éste, tendremos que atravesar la planta en la que bajemos de extremo a extremo para encontrar el ascensor que baja hasta la planta por la que entran los trabajadores, la planta baja, por donde está la puerta en la que no nos habrían recibido bien.
Bajaron en el ascensor, que los tuvo unos minutos en espera dada la altura de la torre. Cuando salieron del compartimento, ya se encontraban en una planta más amplia y funcional, llena de puertas enormes con letreros identificativos.
¿Crees que Shiroi ocultaría algo en estas torres?-preguntó Freya-Tú lo conocerás mejor que yo. 
Shiroi es tan territorial como muchos otros animales.-contestó Yamiyuki-Estoy casi seguro de que, si hay algo que tiene mucho valor para él, estará cerca de donde normalmente él se mueva, y que allí la seguridad será extrema. Si te fijas, aquí no hay nadie…
Ya…-dijo Freya-…no obstante, por si acaso…
La chica echó mano de su bolsa y sacó una PDA personalizada de aspecto complicado y caro. Activó la función de GPS y, tras pulsar un par de botones, comenzaron a aparecer puntos rojos en el mapeado de la pantalla.
Acabo de mandar un pulso energético lo suficientemente grande y de características suficientes como para detectar las cámaras en esta planta.-explicó Freya.
No podremos burlarlas todas.-observó Yamiyuki en la pantalla.
Podría freírlas todas.-dijo Freya-Pero eso implicaría también freír todo dispositivo electrónico que llevemos encima.
¿Alguna otra opción?-preguntó Yamiyuki-Tengo lo necesario para hackearlas, y tanto tú como yo podemos romperlas como queramos, pero eso sería delatarnos…
Accedamos a la circuitería.-dijo Freya-Hay un panel de mandos cerca de aquí. El sistema de alimentación es bastante burdo para un laboratorio de este nivel…podemos cortar la luz en toda la planta y utilizar el generador de emergencia para alimentar exclusivamente el ascensor.
Yamiyuki asintió con la cabeza.
Iré yo.-dijo-¿Cuál es el camino para llegar en el que me encuentre con menos cámaras?
Será más fácil que saques cualquier dispositivo provisto de Bluetooth para que te pase el mapeo.-dijo Freya-No hay captadores ni inhibidores de frecuencia en las torres, lo sé por experiencia. Y no han podido instalarlos, porque, de haberlo hecho, los habría detectado con la máquina.
El chico asintió y sacó de su mochila una tableta táctil de tamaño mediano. No tardó en escucharse el pitido que finalizó la transmisión de archivos. Tras ello, se encaminó con sigilo al panel de mandos.
Al llegar, vio que estaba provisto de una cerradura numérica. Conectó su tableta al panel y comenzó a piratearlo. Tras unos segundos, el chico tuvo la combinación correcta, la introdujo, abrió el portón y desactivó el suministro. Se quedaron completamente a oscuras. Acto seguido, tiró un poco del cuello de su uniforme, revelando una gargantilla negra muy fina de la que apretó un interruptor, accionando una linterna que llevaba a la altura de la nuez. Tras guardar el cable y la tableta, conectó el generador al circuito de alimentación del ascensor y volvió a dejar el panel como estaba. Al volver al sitio donde había dejado a Freya, vio a ésta descender del techo.
Buen trabajo.-le dijo-Vamos.
No tardaron en cruzar la planta corriendo. No sabían cuánta gente había dentro, pero tenían claro que pronto iban a mandar a alguien de mantenimiento a arreglar el suministro energético. Cuando por fin se vieron en el ascensor, pudieron sentirse satisfechos.
La planta baja va a ser la más complicada.-dijo Freya-He dicho que bajáramos por este ascensor porque es el único de la planta que nos dejará en un sitio sin presencia continuada de gente, pero las probabilidades de encontrarnos a cualquiera son bastante altas.
Al salir del ascensor, escucharon pasos, voces y los sonidos propios de una actividad laboral normal.
No debemos ser vistos.-puntualizó Freya-Se nos conoce demasiado en los dominios de Kamiyama. Sígueme, la entrada al subterráneo está cerca.
Tras doblar dos esquinas y sortear algunos tramos de escaleras, llegaron a un pasillo con cuatro guardias y dos hileras de cámaras.
Lo del apagón aquí nos delataría.-dijo Yamiyuki-Habrá que deshacerse de las cámaras y, después, de los guardias.
Y la puerta se abre con una tarjeta llave.-replicó la chica-La parte positiva es que el túnel carece de vigilancia…hasta que lo crucemos y tengamos que vérnoslas con la de la cúpula.
Lo tengo.-afirmó Yamiyuki.
Sacó de su mochila unas gafas termográficas y miró al techo.
Hay un falso techo.-explicó-Los cables de las cámaras van a un mando común.
Ajá.-afirmó Freya.
El chico sacó un aparato parecido a una pistola. Acto seguido, le acopló lo que parecía ser una broca. Accionó unos botones y dicha broca salió disparada, haciendo un agujero limpio en el techo sin apenas ruido y sin que los guardias se dieran cuenta. Tras ello, sacó un manojo de cables, los acopló en un multiconector de una única entrada, a la que acopló la hembra de un cable cuyo macho quedaba suelto y colocó el cuello de dicho macho en el mismo instrumento con el que había lanzado la broca. Accionó algunos botones y, haciendo alarde de una gran puntería, el cable salió disparado sin girar, se coló por el agujero del techo y se encajó sonoramente en el mando.
Aprendes rápido.-dijo Freya.
Se hace lo que se puede.-dijo Yamiyuki-Ahora, conecto el SCART a esta cámara de baja calidad, la dejo en la pared y…ya está, ahora las cámaras de este pasillo están en suspensión. En la sala de vigilancia, la monitorización de este pasillo no sólo no se ha suspendido, eliminando sospechas, sino que además se ha sustituido por la alegre vista del hall. Vamos a encargarnos de los guardias antes de que alguien se dé cuenta de toda la imaginería que he dejado aquí.
Oculta un poco ese cable.-dijo Freya-Será fácil porque no está tenso. Déjame a mí a esos tipos.
Mientras Yamiyuki se encaramaba a la pared para fijar el cable con unos cáncamos, Freya sacó de su bolsa un extraño amasijo negro con barras plateadas. Al accionar un interruptor, se desplegó, revelando una ballesta portátil a la que cargó con unos dardos especiales. Sin darles tiempo a darse cuenta, les disparó a todos en el cuello, cayendo al suelo sin ver a la chica ni una décima de segundo.
¿Qué les has inyectado?-preguntó Yamiyuki al ver la masacre.
Midazolam.-dijo Freya-Tendrán dulces sueños un buen rato.
Bien.-dijo Yamiyuki-¿Y la puerta?
Freya plegó de nuevo su ballesta y la guardó.
Tan sencillo como esto.-dijo la chica.
Sacó una tarjeta universal. Conectó el lector de tarjetas a su PDA y, tras pulsar un par de botones, pasó la tarjeta. La puerta se abrió de par en par.
Vamos a colar a éstos dentro antes de que pase alguien y los vea.-dijo Freya mientras guardaba su equipo.
Entre los dos, tiraron a los cuatro guardias por las escaleras sin miramientos. Acto seguido, bajaron ellos mismos la escalinata, accionando un botón que cerró la puerta tras de ellos. Tras bajar varios metros por el nivel del suelo, cruzaron un enorme pasillo rectilíneo y subieron otras escaleras de la misma longitud e inclinación. Freya se adelantó a los mandos de control y los pirateó con su equipo a la vez que el chico cambió las imágenes de las cámaras con el mismo procedimiento de antes. Las puertas se abrieron. Mientras la chica mantenía las puertas aseguradas, Yamiyuki se pegó con sigilo a la pared de al lado de la puerta. Los guardias no tardaron en extrañarse y bajar las escaleras, momento que el chico aprovechó para saltarles y noquearlos silenciosamente apretándoles en puntos de presión por la espalda.
¿Cómo has conectado esa última?-preguntó Freya-Si enfocas al interior de este túnel, se levantarán sospechas.
Tengo una referencia de señal.-dijo el chico-La conexión que he montado lleva un intercambiador de señal que reacciona con el que lleva integrada la cámara que he puesto antes. Estas cámaras enfocan ahora a la planta baja de la torre.
Bien hecho.-dijo Freya-Vamos.
Entraron de lleno en la cúpula. Científicos, guardias, operarios y, en resumidas cuentas, muchas personas la transitaban.
¿Por qué no estás utilizando la magia?-preguntó Yamiyuki-Nos facilitaría las cosas ahora mismo.
Me temo que sería delatarnos a voz en grito.-objetó Freya-Hay algo aquí que reacciona con cualquiera que sienta la magia. Tenemos que colarnos en los despachos.
¿Están muy lejos?-preguntó el chico.
El de Shiroi no.-dijo Freya-Según he leído en el papel que me has dejado antes, está haciendo honor a su territorialidad y tiene un despacho muy selecto, de los pocos que tienen laboratorio personal incluido. Esas salas están cerca del subterráneo por motivos de logística y nunca hay más de una ocupada. Sólo los más importantes de la investigación y los más adinerados pueden permitirse trabajar ahí.
Déjame adivinar.-dijo el chico-Ocupaste uno de esos despachos cuando trabajabas aquí.
Dos.-dijo Freya-Uno por año.
La chica comenzó a caminar con sigilo, seguida por su acompañante. Le hizo un gesto para que se acercara a un pasillo estrecho con seis puertas a un lado y absolutamente nada al otro.
Es aquí.-dijo la chica-Sólo hay seis despachos. Aunque parezca pequeña esta distribución, por dentro los despachos son enormes, y el laboratorio que incluyen, más aún.
Se introdujeron en el pasillo sin ser vistos. Al observar las puertas, vieron que sólo una tenía placa identificativa.
Shiroi Kamiyama.-leyó Yamiyuki-Algo me dice que la ganzúa no va a funcionar.
Estas salas combinan tres cerraduras digitales y una tradicional, de llave.-explicó Freya.
Seguro que las podremos hackear.-dijo el chico-Los ordenadores y la seguridad nunca han sido los temas favoritos de ese déspota.
Oye…-dijo Freya señalando a su espalda.
Yamiyuki se giró. No se veía a nadie moverse, y la única persona que podían vislumbrar desde allí era un hombre con bata blanca desplomado en el suelo.
Esto me da mala espina.-dijo Yamiyuki-Pero, mirando el lado positivo…nadie nos va a interrumpir.
Freya asintió. Entre los dos, reventaron la seguridad de la puerta, aunque les costó bastante. La seguridad tenía un nivel altísimo. Cuando se hubieron deshecho de las cerraduras electrónicas, quedó un pesadísimo cerrojo ante ellos tras retirarse las tres puertas automáticas que protegían aquella puerta acorazada. Probaron cada uno con su ganzúa, pero no lograron abrir la puerta.
Déjame a mí.-dijo Freya.
Sacó un rollo de tela negra de su bolsa, se arrodilló y lo extendió en el suelo. Ceñidas a la tela del rollo había incontables piezas de diferentes formas.
En mi vida había visto un juego de ganzúas tan increíble.-dijo Yamiyuki.
Lo construí yo un día que me aburría.-dijo Freya-Los que venden, por mucho que los compres de altísima calidad, se quedan cortos. Vamos a ver…
La joven sacó unas enormes y pesadas gafas que parecían llevar mucha imaginería y tecnología. Se las colocó y comenzó a girar las ruletas de los oculares y a pulsar botones.
¿Qué haces?-preguntó Yamiyuki.
Estas gafas, otro invento mío, combinan, integran y conjugan visión nocturna, visión térmica, visión infrarroja, visión en gamas de colores, acromática, en filtros de frecuencia, microscopía, visión telescópica y otros efectos que permiten ver hasta lo que los creadores de un objeto no han visto nunca.-explicó la chica-Estoy viendo la forma interna del cerrojo…vaya, es realmente compleja.
Agarró su juego de ganzúas, las combinó y, formando una pieza realmente intrincada, la acopló a un mango y comenzó a introducirlo en la puerta. Tras unos largos minutos, se oyó un chasquido y la puerta cedió.
Jodido Kamiyama.-dijo Freya mientras se quitaba las enormes gafas y recogía todo su despliegue de equipo.
Entraron al despacho. Las cámaras se clavaron en ellos.
Que no cunda el pánico.-dijo Yamiyuki-Seguro que todo esto se está grabando en el ordenador de esta sala y en ningún otro. Y Shiroi no está.
Enciende y piratea todas las máquinas.-pidió Freya-Voy a rastrear el laboratorio. Borra los archivos de las cámaras, desconéctalas y prográmalas para que se reactiven cuando salgamos de aquí, como si nada hubiera pasado. Supongo que sabrás hacerlo…
Supones bien.-dijo el chico.
Se pusieron manos a la obra. Mientras sus forzamientos informáticos cargaban, Yamiyuki sacó una carpeta y comenzó a fotocopiar todos los papeles que pudo, guardando las copias en ella tras dejarlos en su sitio. Cuando no quedaron más papeles que revisar, comenzó a abrir cajones y armarios mientras eliminaba su presencia en el sistema informático. Vio que las puertas tenían un registro, así que borro la entrada que acababan de hacer y lo programó para que obviara la siguiente, que sería su salida.
Por su lado, Freya comenzó a tomar muestras de todos los compuestos no etiquetados y de los que estaban etiquetados bajo nombres en clave o que no se correspondían con lo común. Asimismo, pirateó todos los ordenadores del laboratorio y volcó el disco duro en una memoria extraíble que llevaba preparada. Al verla de reojo por la puerta, Yamiyuki hizo lo mismo con el ordenador del despacho. Una vez tuvo todo rastreado, guardó las muestras en un maletín hermético que escondió de nuevo en su bolsa y lo dejó todo como estaba. Yamiyuki, que también había terminado su labor, se acercó al laboratorio para verlo e informar a su compañera. Se sorprendieron al ver la cantidad de horas que habían pasado allí dentro y cómo habían desvalijado hasta el último milímetro sin dejar huella alguna.
Ya está todo.-dijo Freya-Será mejor que nos vayamos y dejemos todo esto como estaba…nos hemos tirado un buen rato y no quiero ni imaginarme cómo estará el edificio ahora mismo. Nos va a costar salir sin ser interceptados…
Yamiyuki iba a responder, pero escucharon un golpe encima de ellos. Miraron hacia arriba y vieron cómo la rejilla de ventilación del laboratorio salía disparada. Por el hueco vieron colarse a una enorme figura que también iba ataviada con unas mallas negras de espionaje y botas de seguridad. Su melena, larguísima y de color rosa, y sus grandes pechos la delataron. Cayó en cuclillas en el suelo sin hacer apenas ruido y, al girarse, los vio.

¡Aquanika!-exclamó Freya.

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