domingo, 25 de agosto de 2013

[WC] Episodio VIII: Fragmentos

WORLDS COLLIDE
Episodio VIII · FRAGMENTOS

Llegó la noche. Aquel día,  habían vuelto a jugarse la vida…y no sólo ellos, sino muchas otras personas por su cuenta. Sabían que, a la salida del Sol, se acabaría la tranquilidad definitivamente.
Shiroi vuelve mañana, ¿no es así?-dijo Freya.
En efecto.-contestó Yamiyuki.
Se encontraban en la mesa de una oscura y lóbrega cafetería. El ambiente era cálido y algo húmedo, el mobiliario era negro, las tenues luces blancas apenas iluminaban y sólo unas lámparas rojas que simulaban fuego facilitaban la visión. Tenían un vaso cada uno, una tabla de piedra con un hornillo encendido debajo que calentaba una cafetera y una tetera, y una fuente con pastas y galletas artesanales. En un pequeño recipiente, había bolsitas con distintas infusiones, canela, vainilla y demás especias dulces y aromáticas para servirse al gusto. Era uno de los sitios más tranquilos y fiables para la gente como ellos, y tenían un servicio y una calidad excelentes.
Cuando amanezca…-dijo Freya-…cuando todas las oficinas se pongan en marcha…cuando Shiroi vuelva a agarrar las riendas…se desatará todo. Con toda seguridad se dará cuenta de que alguien ha echado mano de sus cosas, pero dudo que le sea tan fácil discernir quién ha sido. Sospechará de nosotros, sí, pero no hay pruebas. No obstante, no me extrañaría que tomara medidas, especialmente contra ti. No me resultaría raro verme mañana convirtiendo un descampado en un cráter en una pelea contra uno de sus esbirros.
A mí tampoco.-Yamiyuki se encogió de hombros y mordió una galleta de chocolate.
Freya tomó su vaso, echó un poco de agua hirviendo, añadió una bolsa de té, una onza de chocolate, una rama de canela y algo de vainilla en polvo. Removió con una varilla de madera mientras disfrutaba del aroma de aquel combinado.
Si Shiroi era de por sí un enemigo natural para nosotros, ahora lo es más, y por nuestra propia decisión.-dijo Freya-Además de Shiroi y toda su corte, estamos en el punto de mira de Aquanika Vinokourov y de…de esa estúpida pareja de adolescentes. Sé que volverán a por nosotros. Tienen un poder interior ingente…
Sé que no temes a ninguno.-dijo Yamiyuki tras tomar un sorbo de su vaso-Así como tampoco los temo yo. Que vengan si se atreven, ¿no crees? Que lo intenten. Les haremos sufrir.
En efecto.-concedió Freya-Asimismo, falta concretar si Shiroi tiene alguna mano amiga esta vez o no…
Tengo el presentimiento de que vamos a tener todas estas respuestas antes de que queramos pararnos a pensarlo tácitamente.-opinó el chico-Entonces, mañana hacemos nuestro día a día con naturalidad, ¿no es así? Desviarnos de nuestro camino si y sólo si Shiroi nos manda una postal…
Así es.-asintió la joven-Y una última cosa antes de irnos a nuestras casas a seguir con nuestras vidas de tapadera…
¿Sí?-atendió el chico tras tomar otro trago.
Siento magia rezumando por todo.-dijo Freya-Nunca antes, en lo que ha durado la paz, he sentido tanta magia concentrada en este territorio. No quise decirlo delante de Aquanika, pero…cuando nos asaltó en los laboratorios de Shiroi, vi que había piedras mágicas colocadas en puntos estratégicos del suelo. Shiroi es consciente de que la magia se está acercando…y ya que, como tú, es una persona no mágica, creo que ha decidido curarse en salud y sellar sus instalaciones con esas piedras: por eso te dije que no podía usar la magia en la infiltración. No sólo había un sello impuesto, sino que, además, si ese sello hubiese sido forzado, cosa que, con mi poder, habría logrado sin esfuerzo, habría alertado a Shiroi de manera inmediata. Esto me hace pensar con más motivos que tiene manos amigas, y, además, mágicas. Creo, pues, que han venido entes mágicos al país recientemente. Que estén o no para ayudar a Shiroi es algo que todavía no sé, pero hay muchos usuarios de magia cerca. Por tanto…-paró un momento y bebió un largo sorbo de la infusión combinada que se había preparado-…creo que debemos prepararnos con vehemencia, de manera estratégica y agresiva. Ante la sospecha de que Shiroi tenga aliados, ¿por qué no construir la certeza de tenerlos nosotros?
Sería un gran paso.-concedió Yamiyuki-No obstante, ¿de quién vamos a fiarnos? ¿Conoces a alguien? Es algo de lo que ya hemos hablado…por la formación que adquirí, he estado siempre rodeado de gente fuerte y poderosa, pero no quiero involucrar a mis amigos, así como tú tampoco quieres llamar a esas personas de tu familia que dices que serían de tan gran ayuda. Respeto tu decisión así como tú haces lo propio con la mía, por lo que la gente cercana se nos acaba… ¿qué nos queda? ¿Buscar a otras personas?
Exacto.-asintió Freya-Buscar, ésa es la clave. Para no levantar sospechas, buscaré entre el personal científico del país, y tú tendrías que buscar entre el ámbito estudiantil. Si yo peino los centros científicos y tú las universidades, tal vez encontremos a alguien. Seamos francos: la gente que ostenta el don de la magia tiene siempre algo de inteligencia especial…es fácil encontrarlos entre nosotros, en la vida contemplativa, la ciencia, el estudio…tal y como hago yo.
Está bien.-dijo Yamiyuki-Aprovecharé mi posición de alumno aventajado para intentar reunirme con estudiantes de alto nivel. No toleraré trabajar junto a alguien que no sea de élite.
Lo mismo digo.-coincidió Freya-No voy a consentir que la imperfección nos ralentice.
Dispuestos a contactar con la creciente magia antes de que lo hiciera su jurado enemigo, Freya y Yamiyuki terminaron su sobremesa nocturna, pagaron y se fueron cada uno a su hogar.

. . .
A la mañana siguiente, se produjeron estallidos múltiples. Desde su oficina, Freya leyó varios periódicos, tanto físicos como digitales, donde vio la resolución del caso de Shiroi. Como siempre, había utilizado su poder, su influencia y su dinero para salir impune, por lo que se estaba dirigiendo de nuevo a sus dependencias. Paralelamente, Yamiyuki hizo lo mismo en los descansos entre clase y clase de la universidad. Mientras una registraba centenares de fichas de personal científico, el otro revisaba expedientes de los mejores alumnos del panorama estudiantil actual: ninguno estaba a su altura, pero había casos realmente admirables.
No tardaron en recibir noticias de Shiroi…
. . .
Cuando Yamiyuki salió de la universidad, echó a andar hasta su casa. Había descubierto un caso de una persona bastante especial con la que podría merecer la pena contactar, pero tenía un mal presentimiento. Escuchó un leve susurro y, al segundo, se vio rodeado de gente uniformada.
¿Gente del Kaminashie?-preguntó Yamiyuki-¿Qué demonios queréis?
Nuestro amo y señor pregunta que si te crees muy listo.-dijo uno de los chicos que formaba el círculo humano que rodeaba al chico.
Que venga él a preguntármelo.-le espetó Yamiyuki-¿De qué vais? Dejadme, tengo una vida de la que ocuparme.
¡A por él!-exclamó un chico que formaba parte del círculo.
Todos saltaron a por el joven, que colocó sus manos en el suelo, se abrió de piernas ciento ochenta grados y giró sobre sí mismo, propulsando por los aires a todos los esbirros de Shiroi.
¿Os creéis muy ingeniosos por salirme al paso en un callejón?-preguntó Yamiyuki mirando a su alrededor-¿Pensáis que vais a lograr algo? Estáis muy equivocados…
Se lanzó hacia delante con una voltereta aérea, cayendo en picado verticalmente. Al caer, terminó el giro lanzando su talón derecho contra el suelo como si fuera un hacha, provocando un enorme aro de fuego que los barrió a todos.
Os mataré uno a uno.-dijo con una macabra sonrisa-¡Agh!
Una punzante aguja se clavó limpiamente en su mano, la cual había interpuesto para evitar que el objeto le llegara al cuello.
Has sido tú…-dijo mientras caía miraba a su alrededor-…sé que estás ahí…
Una figura salió de entre las sombras y se acercó a él a paso decidido. Se trataba de una chica de algunos años más que él, ataviada con un vestido chino de color gris marengo, un chaleco corto encima y mitones y zapatos negros. Su cabello era rojo, lacio y no muy largo, y sus ojos eran violetas.
Veo que tus sentidos no fallan ni estando a punto de caer, Kuroi…-dijo la chica.
¿Caer?-preguntó Yamiyuki-No me hagas reír.
Sabes tan bien como yo que no pegas a mujeres.-le espetó la chica.
La chica agarró a Yamiyuki del cuello y lo tumbó de un puñetazo.
Levantaos.-dijo la chica-Alguien tendrá que cargar con nuestro invitado.
No soy invitado de nadie.-dijo el joven con vehemencia mientras se levantaba de un salto-¿A qué habéis venido?
Shiroi quiere verte.-dijo la chica.
¿Y te manda a ti como emisaria?-preguntó con desconfianza-¿Cómo sé que no vienes a intentar matarme para ver si así logras que se fije en ti como algo más que un objeto?
Jamás haría algo que Shiroi no me ordenase.-respondió con firmeza su delgada y baja interlocutora-Vengo a escoltarte por la fuerza. Yendo yo, me aseguro de que al menos un miembro de la avanzadilla permanece con vida.
Muy inteligente.-dijo Yamiyuki-No obstante, el que no pegue a mujeres no implica que no las vaya a arrastrar ante gente que sí lo haga.
Tu amiga no va a venir a salvarte.-le espetó la chica.
Claro que no.-dijo Yamiyuki-No necesito salvación, no estoy en problemas. ¿Quieres que vaya contigo? Iré. Estoy deseándolo. Quiero ver dónde os escondéis ahora y llevarme a unos cuantos de los vuestros por delante.
No nos escondemos.-dijo la joven-La reunión será en el instituto marcial Kaminashie, como siempre.
Qué asco de sitio…-dijo Yamiyuki-…pensaba que esa época de mi vida ya había pasado…
Un manojo de rayos salió de la mano de la chica, convirtiéndose en una afilada hoja que rozó el cuello del joven.
Cualquier palabra mal calculada supondrá tu anulación de por vida.-le advirtió-Eres nuestro prisionero.
¿Prisionero?-preguntó Yamiyuki-¿Invitado? ¿En qué quedamos? Cada vez me decís una cosa, y encima soy yo mismo quien os ha dicho que voy porque quiero. Venga, vamos. Conozco el camino, no te preocupes. Iré sin separarme de ti, si es lo que gustas. Me apetece reírme de vuestras estupideces.
Irritada, la chica echó a andar. Yamiyuki hizo lo propio mientras lo rodeaban los chicos.

. . .
Se quitó la bata de laboratorio y la dejó colgada. Freya había terminado de analizar todo lo que habían tomado de las instalaciones de Shiroi, había recopilado todas sus conclusiones y resultados y los había guardado a buen recaudo. Agradecida por poder utilizar un laboratorio de análisis químico justo ese día, se dispuso a leer la ficha más apócrifa y recóndita que había encontrado. La persona pintaba bien, pero carecía de datos de contacto y no iba a ser fácil de encontrar. Tal vez tuvieran que viajar, pero pensaba que merecería la pena. Tras recoger todas sus cosas y guardar todos los frutos de su trabajo en un maletín muy pesado, salió del edificio, cargó su maleta en el coche y, justo cuando se dispuso a irse, se dio cuenta de que se había dejado sus guantes de encaje en el despacho. Se dispuso a acercarse corriendo, para lo cual se encaminó a la puerta del ala trasera, que daba a los despachos. A medio camino, cayó del cielo un enorme rayo verde que a duras penas pudo esquivar, viendo el humeante boquete que dejó en el suelo. Acto seguido, escuchó un estallido que no era más que el sonido que acompañaba a dos enormes bolas de energía que volaron hacia ella como balas. Saltó hacia atrás y, en pleno vuelo, puso una pantalla mágica delante de ella con sus manos, protegiéndose por completo del explosivo impacto de aquellos proyectiles. Al caer al suelo, se vio sorprendida por un géiser de energía del mismo color que todas las anteriores que afloraba del punto que estaba justo bajo sus pies. Con una hábil pirueta, lo esquivó, dejando que ascendiese hasta los cielos y cayendo intacta frente a él. Escuchó multitud de disparos, viendo, tras ellos, una nube de pequeños y brillantes proyectiles radiantes del mismo tono que se acercaban amenazadoramente a ella por todos los flancos.
¡Técnica especial del Combate Floral!-susurró para sí-¡Muro de Espino!
Hizo una elegante pose. Del suelo afloraron grandes cantidades de ramas de rosal que la rodearon formando una semiesfera alrededor de la cual comenzaron a germinar unas hermosas rosas rojas. La barrera empezó a brillar y absorbió todos los explosivos impactos sin sufrir daño alguno. Tras ello, los arbustos se volvieron a enterrar, permitiendo a la joven ver frente a ella a un chico muy corpulento, de ojos naranjas inyectados en sangre y un alborotado cabello verde un poco largo. Llevaba un uniforme de camiseta, pantalón de combate y botas y correas de seguridad de color gris marengo. Tenía las manos enguantadas y se crujía los nudillos mientras miraba a la chica con una sonrisa lasciva.
Esas pintas, esos colores, esa cara de inepto…-dijo Freya-…no hay duda, eres un miembro de la escuela Kaminashie…bueno, un tanto mayorcito para ello, ¿no? ¿Un antiguo alumno? ¿Un esbirro de Kamiyama?
Chica lista…-dijo con voz ronca y furiosa el joven.
Es una de las múltiples razones por las que soy mundialmente conocida.-dijo mientras se echaba la melena hacia atrás sin darle mayor importancia-¿Puedo ayudarte?
Claro.-dijo el chico-Tienes que venir conmigo. Te arrastraré si es necesario.
Freya estalló en carcajadas.
No podrías conmigo ni aunque me dejara.-le espetó-Ahora en serio, ¿en qué puedo ayudarte?
¡No tontees conmigo!-exclamó el chico apuntando a Freya con la palma de la mano.
De la mano del chico salió un enorme rayo de energía de color verde. Freya lo desvió con un golpe de su mano, haciendo que se perdiera en el cielo.
Es inútil.-dijo la joven-¿Lo has visto? I N Ú T I L, como tú.
Te estás pasando…-dijo el chico canturreando amenazadoramente.
Ni siquiera he empezado.-dijo la chica-¿Me toca ya?
¡Se acabó la caballerosidad, PUTA!-exclamó el chico.
De sus manos nacieron dos enormes esferas verdes de las que empezaron a salir disparados cientos de proyectiles energéticos. Freya chasqueó los dedos, soltando una onda de poder mágico que los deshizo todos.
Ésa no es manera de hablarle a una señorita.-dijo con una sonrisa de advertencia en su rostro-Repito: ¿Me toca ya?
El chico gruñó y apretó los puños, dispuesto a lanzarse a por su contendiente.
Me lo tomaré como un sí.-dijo Freya mientras hacía una cadena de elegantes y artísticos movimientos para acortar distancias con su oponente.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, ambos soltaron un grito de guerra a la vez que lanzaron un golpe. Freya fue más fuerte, más rápida, más precisa y, sobre todo, más dominante. Le estampó una rodilla en el esternón, lo empujó hacia atrás con las dos manos y comenzó a lanzarle una sarta de estilosas y potentes patadas combinadas de decenas de estilos de artes marciales. Cuando se hubo cansado de darle patadas, lo sometió a puñetazos hasta dejarlo en el suelo, donde lo golpeó contra el asfalto, le separó los brazos haciendo presión con sus piernas y lo agarró del cuello fuertemente con las dos manos. Intentó forcejear y patalear, pero el chico vio que Freya era demasiado fuerte para él.
¡Vamos, vamos!-exclamó la chica con sorna-¿Eso es todo? Bien…te diré lo que vamos a hacer… ¡llévame ante quien me tengas que llevar! Sí, lo has oído bien… ¡llévame! Pero te llevaré como lo que eres… ¡mi prisionero, mi rehén, mi esclavo, mi juguete roto! Si aprecian tu vida, os tendré a ti y a toda la escoria de tu calaña cogidos por las pelotas y, si no…morirás y, acto seguido, agarraré por las pelotas al resto de tu inmunda estirpe. ¡VAMOS! ¡Sin trucos! ¡No quiero tonterías! ¡ANDANDO!
Humillado, sometido y eficiente y dolorosamente maniatado e inmovilizado por Freya, al joven no le quedó más remedio que echar a andar, guiando a Freya hasta lo que podría ser una trampa mortal…

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