domingo, 25 de agosto de 2013

[WC] Episodio X: Metallurgy Watanabe

WORLDS COLLIDE
Episodio X · METALLURGY WATANABE

Otro día más. Otra pelea. Otra amenaza. Otro edificio derrumbado. Otro tumbo. Decidieron ponerse manos a la obra con lo que se habían propuesto para aquel día. Al caer la noche, al abrigo de la Luna y las tinieblas, cuando los curiosos ojos de la luz se cerraban y los seres de la negrura se sentían libres para salir y vivir, Freya y Yamiyuki volvieron a darse cita en la misma cafetería del otro día. Su puntualidad era tal que se encontraron de camino, justo en la puerta. Llevaban sendas carpetas en sus manos. Tras saludarse, entraron. Los recibió el cálido, hogareño y familiar ambiente de la oscuridad, la tibia penumbra, las débiles luces y el juego de blancos y rojos que jugaba a hacer una trémula película en el negro dominio del local. Se acercaron a la mesa más recóndita, que también gozaba de una temperatura aún más cálida por estar cerca de unos exquisitos radiadores camuflados de elegante y rompedor diseño…una belleza sólo perceptible ante los ojos más agudos, aquéllos capaces de distinguir negro entre lo negro…ojos como los rojos de Yamiyuki o los azules de Freya.
No tardaron en servirles lo que pidieron poco después de sentarse: una larguísima fuente que ocupaba todo el canto de la mesa, de exquisita porcelana montada sobre placas radiantes que mantenían caliente la larga hilera de transparentes teteras que poblaba el recipiente. Exquisitos tés de todos los colores, formando una hilera policromada que estimulaba los ojos en aquella penumbra, una mezcla de colores, texturas, temperaturas, dulces y ricos aromas y profundos sabores, todos ellos a base de flores o frutas. Junto a ello, un generoso cuenco de selectas y perfectas piezas de chocolates artesanales de decenas de tipos sobre lecho de una tenue pero helada colcha de gelatina que impediría que se derritiesen. Entre las piezas de chocolate, deliciosas galletas. Cafés variados aromatizados en el otro extremo de la mesa. Un pequeño cesto con terrones de azúcar, onzas de chocolate, ramas de canela, pétalos de vainilla y otros endulzantes naturales.
El de fresas al aroma de fruto de la pasión y toque de rosa es de mis favoritos.-dijo Freya mientras agarraba una jarra de té de un penetrante y brillante color rojo y llenaba su vaso con ella.
¿De qué es el verde?-preguntó Yamiyuki, que llevaba unos segundos mirándolo.
Kiwi al aroma de menta y ralladura de limón.-le explicó la chica-Una delicia mucho más dulce de lo que parece.
El chico tomó la jarra y se sirvió. El exquisito olor le inspiró confianza. Lo probó. Era una auténtica delicia. Se preguntó por qué, con toda la gente a la que mataban, se merecían algo tan bueno como lo que tenían en esos momentos…
Bueno...-dijo Freya tras tragar un bocado de un trozo de chocolate que brillaba por la fina cubierta de gelatina neutra-…quiero que veas esto. Me ha costado tanto encontrarlo que aún ni me lo creo.
La seductora joven abrió su carpeta y sacó un dossier. Lo puso en medio de la mesa, girado para que su compañero, sentado frente a ella, pudiera leerlo.
¿No hay foto?-se fijó Yamiyuki-Qué raro…y este papel…
La impresora no tiene la culpa.-respondió Freya-Esta ficha tiene que ser una fotocopia de una fotocopia de una fotocopia…de un largo etcétera de fotocopias. Parece como si fuera adverso para con el resto de la comunidad científica el que se conociera la identidad de esta persona…
Persona, tú lo has dicho.-dijo Yamiyuki-Con este nombre tan atípico, no sabemos si es hombre o mujer. Metallurgy Watanabe…bueno, tiene el nombre de una ciencia, es de esperar que se trate de una mujer, ¿no?
Tiene que serlo.-dijo Freya-Algo me induce a pensarlo, no sólo el nombre. Pero…mira la ficha. Es una élite andante, merece la pena que la tengamos en cuenta.
Domina varias ingenierías…-leyó el chico-…ciencias puras…experta en técnicas de fabricación, inventora, investigadora y… ¿es su propia operaria en los procesos productivos?
Así es.-dijo Freya-Ella idea, ella inventa,  ella diseña, ella recolecta materiales y ella construye y fabrica. O él…
Eso es francamente genial.-respondió el joven-La única persona que conozco que es capaz de hacer eso…eres tú.
Vaya…-la joven esbozó una media sonrisa-…veo que estás al tanto.
Leí tu nombre más veces que ningún otro cuando saqué las fichas de la facultad.-le respondió su compañero-¿Cómo llevas ese tren de musculatura artificial? Tiene que ser apasionante.
Ayer terminé un bíceps…-Freya puso cara de placer y satisfacción-…perfecto.
Me alegra oír eso.-dijo Yamiyuki-Me encantaría seguir hablando de eso, pero continuemos con lo que nos ocupa…esta persona es increíble. Está establecida en una fábrica, integra taller, cadena de montaje, laboratorio, centro de investigación, sistema de transporte y distribución, comunicaciones e incluso vivienda propia… ¡eso tiene que ser enorme!
Lo será.-dijo Freya-Y me gustaría verlo, pero…sigue leyendo y verás.
Yamiyuki arqueó una ceja al terminar.
No está especificado dónde está.-dijo-¿Qué hacemos ahora? Espera, algo me dice que tienes una respuesta.
Claro que la tengo.-dijo Freya-Sea quien sea, ha de tener una magia muy poderosa.
¿Puedes detectarla leyendo una ficha de datos laborales?-se sorprendió Yamiyuki.
Teniendo en cuenta que sólo se puede leer esta ficha desde las bases de datos si sabes magia…sí.-concluyó la joven.
¿Esta ficha estaba oculta con protección mágica?-preguntó el chico-Qué raro…una persona con semejante talento… ¿por qué querría ocultarse del mundo?
Tal vez tenga negocios turbios.-dijo Freya-No sería de extrañar viniendo de personalidades tan apócrifas. Piensa que nosotros estamos en las mismas. Nos conoce todo el mundo, somos héroes internacionales, pero…realmente…hacemos lo que nos da la gana. Nadie podría darse cuenta de todo lo que llevamos entre manos.
La diferencia entre la gente con negocios turbios y nosotros…-respondió el chico-…es que nosotros hacemos lo que nos da la gana en el buen sentido. ¿Qué tiene de malo el estudiar, investigar, trabajar, entrenar y dar lo mejor de nosotros cada día para alcanzar la perfección? Bueno…para que no nos alcance, mejor dicho.
Buen comentario el último.-dijo Freya tras tomar otro trago-Y estoy de acuerdo. La mayoría de esta gente tiene asuntos en negro…mira por ejemplo a la renombrada y flamante doctora Vinokourov…expediente académico diáfano, resultados brillantes, investigaciones punteras…y se tira los santos días matando por dinero o por placer.
Y mucha gente más que desconozcamos…-dijo Yamiyuki con pesadumbre mientras se rellenaba el vaso con la jarra azul-… ¿es de arándanos?
Arándanos al aroma de vainilla.-respondió Freya-También está muy bueno. Realmente no hay ninguno que no sea excepcional. Éste…-dijo mientras agarraba la jarra amarilla-…es un té de plátano con clorofila al aroma de canela, y también me fascina. Espero que no se enfríen los cafés…el colombiano con chocolate blanco es excelente…
Será un placer probarlo.-dijo Yamiyuki, quien había descubierto el local gracias a Freya-Como decía…la doctora Vinokourov no debe de ser la única que se dedique a la carnicería…
Créeme, no lo es.-respondió Freya tras acercarse suavemente el vaso para olerlo-Hay varias personas más por ahí…el excelente doctor Kamiyama, sin ir más lejos. Y una que está muy lejos pero que, según mis fuentes, tiene relaciones con Aquanika…
¿Relaciones?-se extrañó Yamiyuki mientras partía una galleta con sus manos-¿De qué tipo?
De beneficio mutuo.-dijo Freya-No sé si son familia, amigas o…lo que gente como ella pueda considerar amiga, pero mantienen una especie de alianza. No te preocupes por ella, está en otro continente y dudo que se acerque por aquí.
Lo dejaré pasar por ahora, pues.-concedió el joven-Entonces, volviendo al tema de Metallurgy Watanabe… ¿cómo podremos establecer contacto?
Existen unos dispositivos mágicos comúnmente conocidos como identificadores de conjuros y brújulas mágicas. Son dos artilugios distintos que se complementan en su funcionamiento.-explicó Freya-El identificador de conjuros es aparentemente inútil si se usa solo, pues lo único que hace es absorber la esencia mágica, la idea y el funcionamiento de un hechizo usado siempre y cuando se le acerque al objeto hechizado. La brújula mágica guía a su portador hacia la mano que ha lanzado el conjuro que el identificador que se le acople ha captado. Sencillo, ¿verdad?
Totalmente.-dijo Yamiyuki-Y no me equivocaré al afirmar que tú sabes, puedes y, de hecho, vas a conseguirlas para usarlas.
Veo que me entiendes.-dijo Freya-Es de agradecer, pues los idiotas que nos rodean en el día a día no tienen ni puñetera idea de nada ni nadie y obran como los necios que son.-se sirvió un vaso de ese café colombiano con chocolate blanco, liberando un dulce aroma alrededor de la mesa-El identificador es una piedra, y la brújula no es más que un soporte mineral con una aguja de un cristal encantado. Aunque su funcionamiento es totalmente mágico, se fabrican mediante alquimia…mediante una alquimia bastante avanzada y tortuosa, siendo precisos. No se venden apenas y, si se encuentran, tienen precios desorbitados. Su uso es único, desintegrándose tras verse el portador frente a la mano lanzadora del conjuro.
En resumidas cuentas…-Yamiyuki acababa de probar un café con dulce de leche y azúcar moreno que le había dejado una media sonrisa-…vas a fabricarlos porque eres una experta alquimista.
Exacto.-dijo Freya-Además de laboratorios, tengo mi propio taller de alquimia, aunque no trabajo con ni para nadie en él y no está abierto al público, como el resto de mis zonas de trabajo. Esta noche lo abriré, entraré y fabricaré los dos objetos. Mañana, al rayar el alba, estarán listos. Tengo todo lo necesario, pero en su estado más virgen. Tendré que realizar varias y sucesivas transformaciones. Tras librarnos de Ibara e Itami otra vez esta tarde, he pedido el día libre por asuntos propios en los sitios donde me tocaba trabajar y he hecho que cierren las facultades para hacer inventario de libros para que no te pierdas nada de clase.
No sé si sorprenderme por todo lo que haces…-comentó Yamiyuki tras morder una galleta azucarada-…o no hacerlo y sentirme acostumbrado a tus…proezas.
Lo dejo a tu libre elección.-le dijo la chica apartándose la melena-Oh, no te vayas sin probar la jarra naranja de té. Como su color indica, lleva naranja, mandarina, mango y extracto de pomelo. Te dejará la boca helada tras el calor del café…por muy caliente que puedas ver el té, te lo aseguro.
Je…-rió Yamiyuki-…entonces, mañana madrugamos y nos vamos a buscar a Metallurgy Watanabe para exponerle la situación, ¿no es así?
No del todo.-corrigió Freya-Mañana madrugas. Yo no creo que duerma. Tengo que fabricar los objetos y diseñar un ciclotrón más eficiente para el laboratorio de partículas de la facultad de Ciencias Físico-Químicas de Kyoto, a los que les tiene que llegar por fax a las seis en punto de la mañana. No me mires con esa cara, son pequeños trabajos ocasionales que hago en mi tiempo libre…
Entonces…-dijo Yamiyuki-… ¿hago el “equipaje”?
Hazlo, así como yo también lo haré.-concedió Freya-Es mejor prevenir que curar. Ármate hasta los dientes si lo ves necesario. Nunca se sabe. Y, por supuesto, buenas provisiones de dinero y cualquier cosa que vayas a poder necesitar.
Descuida.-dijo Yamiyuki tras terminarse el vaso de café, comenzando a servirse el té de naranja-¿El montaje mágico no mide distancias?
Para eso se necesita una materia prima que dejó de existir en nuestro planeta, según dicen los libros de Alquimia.-dijo Freya-No obstante, podemos ir en coche, y tenemos dinero de sobra para pagar cualquier transporte colectivo, sin hablar de que podemos desplazarnos básicamente como nos dé la gana sin apenas restricciones.
Entonces no hay problema.-concluyó Yamiyuki-Visto así, tardaremos poco en llegar hasta su presencia, ¿no es así?
Relativamente poco, supongo.-respondió Freya tras fundir una onza de chocolate relleno de pasta de melocotón en un vaso de té-Es una pena que no puedas volar…
Respecto a eso…-intentó decir Yamiyuki.
Escucharon el tenue sonido de la puerta del local abriéndose.  Un individuo con una capa negra había abandonado el local. Freya miró el reloj.
Es hora de irse.-dijo Freya-Pronto, la Luna llegará a su punto álgido y tendrá el influjo más benevolente sobre las obras alquímicas. Será mejor que me encierre en el taller y lo ponga todo a punto.
De acuerdo.-asintió el chico-¿Dónde y cuándo nos reunimos mañana?
A las seis en punto de la mañana en el borde Norte de la ciudad.-dijo Freya-Trata de descansar.
¿No tenías que entregar los planos de un ciclotrón?-preguntó el joven.
A las seis de la mañana como muy tarde.-subrayó la sensual chica-Nunca apuro las fechas. ¿Te importaría conducir por esta vez?
En absoluto.-dijo cordialmente el apuesto joven-Estaré allí con el coche.
Bien pues.-dijo Freya.
Recogió la ficha, la guardó en la carpeta y se levantó de la mesa. Yamiyuki la siguió. Tras pagar la cuenta, salieron del local. No hacía frío, pero la atmósfera no tenía la misma calidez que el recóndito y agradable local. Se despidieron y tomaron cada uno su camino, dispuestos a llegar a casa cuanto antes.
. . .
Entre los árboles, cuando nadie la veía, Freya chasqueó los dedos y se deshizo en una brisa de rojos pétalos de rosa. Apareció entre muros de piedra, ante una enorme y pesada puerta rocosa. No tenía ninguna cerradura ni ningún atisbo de mecanismo de apertura. Puso su mano en el centro de la construcción, reaccionando al instante. Una cálida y moderada luz abrió la pesada puerta, permitiendo la entrada de la joven, tras lo cual volvió a cerrarse pesadamente. Otro chasquido de dedos y sus prendas cambiaron mágicamente, como si efectuase una transformación. Su cuidada y elegante ropa de calle de un elegantísimo y exuberante estilo gótico se transformó en un vestido de seda negra encorsetado con cordones, encajes y ribetes blancos, largo hasta casi las rodillas, unas botas altas del mismo color con cordones blancos, guantes negros con cierre de cinta ajustable de seda blanca, una larga, vaporosa y voluminosa capa, también negra y ribeteada de blanco, de la que colgaban dos largas mangas de campana triangular para introducir los brazos en caso de necesidad. Su cabeza quedó adornada con amplio y rompedor gorro negro del que colgaban algunas plumas y flores de espectaculares y brillantes blancos. En su cara aparecieron unas gafas redondas de montura negra y lentes esmaltadas con reflejo blanquecino. El espejo que había a su lado reaccionó, amueblando automáticamente la vacía estancia: una mesa enorme, estanterías llenas de libros, cajones y aparadores llenos de materias primas y herramientas, un enorme almacén a puerta cerrada, un caldero gigantesco y multitud de cosas más. Al mismo tiempo, apareció un bastón de madera negra de gran longitud, como hecho a medida para la altísima Freya, adornado con cristales, joyas, plumas, colmillos, pétalos y demás objetos atados con cadenas finas o hilos de brillantes colores. En un rincón de la amplísima sala había un enorme espacio vacío. La chica extendió sus brazos y abrió las manos, generando un brillante círculo mágico con un polígono estrellado de veinte vértices.
Permutación.-susurró.
El espacio vacío quedó poblado con una gran mesa de trabajo en la que había un ordenador de sobremesa, un portátil, material de dibujo, varias calculadoras, cajones llenos de útiles, un fax, un teléfono, una impresora y, al lado de la mesa, un gigantesco plotter, así como una gigantesca silla de oficina con gran respaldo.
A trabajar.-se dijo mientras se ajustaba las gafas.
Abrió el cajón más bajo del aparador que tenía más cerca. Estaba lleno de polvos metálicos clasificados con nombres escritos en una simbología que en nada se parecía a su japonés natal. Agarró una pequeña fuente y, con una cuchara de porcelana, tomó ciertas cantidades de cada uno de los polvos, los cuales, tras realizar las pesadas pertinentes con una balanza, mezcló en la fuente. Eran los primeros pasos para fabricar un perfecto par constituido por el identificador de conjuros y la brújula mágica que los llevarían, al amanecer, ante la enigmática personalidad conocida como Metallurgy Watanabe.

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