lunes, 26 de agosto de 2013

[WC] Episodio XI: La fragua

WORLDS COLLIDE
Episodio XI · LA FRAGUA

La fina capa de agua que se debatía entre escarcha y hielo veía manchada y escindida su continua translucidez bajo las botas de Freya. A pesar de ser primavera, hacía un frío invernal y nevaba suavemente. La joven caminaba hacia el lugar donde había quedado con Yamiyuki. Dentro de unos minutos sería la hora acordada. Para protegerse del frío, había enfundado su cuerpo en un larguísimo y pesado abrigo negro. Llevaba guantes, y una larga bufanda negra y plateada que le llegaba hasta los tobillos. Sus pies iban calzados en unas vastas botas de suela muy alta y gruesa, plataforma metálica y adornos de cintas semitransparentes. Al llegar a la línea donde dejaba de haber edificios y se extendía la carretera, vio aparecer un llamativo y lujoso coche de gama muy alta, de un lustroso y saturado color rojo con un brillante esmalte que creaba películas negras ante los rayos del sol. Tras estacionarse en una zona segura, el conductor, Yamiyuki, bajó. Iba abrigado con una larga y pesada gabardina negra con mangas y faldón de campana, ribeteada con correas y hebillas, botones en forma de cruces y cuello alto y subido, abierto en pico y rellenado por un exquisito pañuelo de seda blanca con flecos blancos al estilo victoriano, del que colgaba una cruz dorada con una joya roja en el centro. Sus manos iban cubiertas por guantes recubiertos de placas metálicas finas, y llevaba botas altas de suela gruesa con cordones en forma de lazos de color blanquecino-violáceo.
Buenos días.-saludó-Tan puntual como siempre.
Lo mismo digo.-respondió Freya-Buenos días. ¿Algo que comentar respecto al día de hoy?
¿La nieve?-preguntó el chico.
Exacto.-dijo Freya-No es nada normal que esté nevando en estas fechas…y, lo que es aún más extraño, que la sensación térmica sea tan baja para la poca nieve que cae…
Lo has hecho tú, ¿verdad?-adivinó Yamiyuki.
Sí.-respondió la joven-Y no. Esta madrugada, en el taller, he caído en la cuenta de que necesitaría entretener a las masas con algo…y una nevada inesperada es algo perfecto para desviar la atención…perfecto y, lo más importante, sin pie a sospechas. No obstante, ha sido… ¿cómo decirlo? ¿Demasiado fácil? El crear esta nieve…
Bueno, si posees poderes mágicos para modificar el clima…-dijo Yamiyuki-…no veo por qué tendrías que tener dificultades…
Estoy de acuerdo en eso, pero no es exactamente a lo que me refería.-comentó la chica-Cuando he lanzado el hechizo, me he sentido…ayudada. Alguien ha estado haciendo magia cerca de mí, Yamiyuki…alguien que conoce nuestras intenciones, probablemente. También puede ser un efecto secundario de la alquimia…al haber estado haciendo síntesis de alto nivel durante toda una noche, probablemente el nivel mágico del ambiente se haya disparado tanto que mi magia propia lo tenía más fácil para fluir…
Vengo preparado para lo peor, si es eso lo que te da que pensar.-dijo Yamiyuki-La pregunta es si en efecto notaste alguna presencia.
No cerca.-respondió la chica-Nadie me siguió, nadie puede entrar al taller, nadie sabía dónde estaba…eso es imposible. No obstante, puede ser que alguien estuviera pensando en mí mientras hacía magia. En cualquier caso, el procedimiento operativo será el habitual: si aparece la encarnación de nuestras sospechas, se le da una paliza y se pasa al siguiente punto del orden del día. ¿Partimos?
Por supuesto.-respondió el chico.
Subieron al coche. Tras colocarse los cinturones de seguridad, la chica sacó dos objetos de sus bolsillos.
Éste es el identificador de conjuros.-dijo Freya mientras le enseñaba una brillante piedra violeta del tamaño de un puño-Lo he acercado al ordenador y a la ficha de Metallurgy. Ha reaccionado como me esperaba. Y ésta…-dijo mientras le enseñaba un gran anillo dorado y hueco en cuyo centro levitaba una brillante aguja irisada-…es la brújula mágica. Olvídate del GPS y conduce de acuerdo a esto.
Freya colocó la brújula sobre la pantalla del GPS. Emitió una suave y momentánea luz y se quedó fija en esa posición. Acto seguido, tomó aire. El interior del coche estaba a una temperatura muy agradable, y en él flotaba un aroma característico de Yamiyuki…una fragancia rica y profunda, dulce pero con mucha tierra, penetrante y muy agradable. Colocó la piedra encima de la brújula. Se quedó flotando encima de ella, brillando en concordancia con la misma. La aguja se movió, marcando la dirección más inmediata.
Ya podemos partir.-dijo la chica-La brújula indicará todos y cada uno de los cambios de dirección que tengas que hacer, por pequeños que éstos sean.
Yamiyuki asintió y pisó el embrague. Comenzó a conducir, alejándose de la ciudad.
Patchouli, sándalo, granadina, naranja y cacao, ¿verdad?-preguntó Freya a los pocos minutos.
¿A qué te refieres?-contestó el chico sin apartar la mirada del frente.
La mezcla.-dijo Freya-Lo que usas para aromatizar el interior de este coche. Es eso, ¿verdad?
En efecto, lo es.-corroboró el chico-Buen olfato.
Gracias.-respondió la chica-Las flores fueron lo primero que conocí en profundidad y dominé en su más amplio dominio, y mucho antes de estudiar todo lo que he estudiado…
No hay más que verte luchar.-Yamiyuki esbozó una media sonrisa-¿Pongo música?
Claro, ¿por qué no?-dijo Freya animada.
El chico pulsó un botón. Comenzó a sonar música en el interior del vehículo.
. . .
Estuvieron conduciendo durante mucho tiempo. Atravesaron carreteras, campo, pueblos…
¿Estamos seguros de que está en esta isla?-preguntó Yamiyuki-Puede que estemos dando palos de ciego…
No, no lo estamos.-dijo Freya-No obstante, la brújula no nos está mintiendo. Nos llevará ante Metallurgy Watanabe, sea quien sea y esté donde esté.
El coche es una puta pasada…-dijo Yamiyuki-…pero no corre por encima del agua…ni bajo ella…ni vuela.
Dudo que necesitemos cualquiera de esas cosas.-dijo Freya-Fíjate en el identificador…ha intensificado su luz. Cuando estos dos objetos funcionan juntos, el identificador emite una radiación luminosa directamente proporcional a la cercanía al objetivo. En lo que llevamos de trayecto, no ha dejado de aumentar su brillo, así que puede estar más cerca de lo que nos imaginamos.
Interesante.-respondió el chico-No obstante, ¿no es redundar en funciones el que el identificador avise de que te estás acercando cuando la brújula es infalible?
Sí y no.-explicó Freya-Estos dispositivos se basan en la remanencia que un hechizo deja en el medio…son capaces de reconstruir a una madre a partir de los huesos del hijo, por así decirlo. Nos acercan a la fuente de magia que engendró el hechizo, por lo que ésta será más intensa con respecto al identificador cuanto más cerca estemos…lo cual le da la función implícita de indicador de peligro. Normalmente, estas cosas se han usado a lo largo de la historia para perseguir a demonios y similares. Además, por su constitución material, el identificador es más resistente e imperturbable…la brújula está hecha para no fallar nunca, pero, por su naturaleza de objeto orientable, tiene una menor resistencia que el identificador y, aunque ambas son altísimas, la brújula podría ser desviada por un campo mágico lo suficientemente fuerte.
Ajá…-dijo Yamiyuki con interés-… ¿cómo de fuerte?
Como nunca has visto ni puedes imaginarte.-dijo Freya-Si seguimos trabajando juntos, verás mucha magia, pero dudo que veas eso alguna vez.
¿Insinúas que el campo mágico de Metallurgy Watanabe tiene esas características?-preguntó Yamiyuki.
Espero sinceramente que no.-dijo Freya-Significaría que estaríamos en problemas si se mostrase hostil. No te preocupes, creo que… ¡JODER!
El identificador de conjuros se volvió completamente blanco, de un blanco nuclear, radiante y cegador, mientras que la aguja de la brújula comenzó a girar sobre sí misma a un ritmo frenético.
Yo que tú pondría una bolsita debajo de la brújula…-aconsejó Freya mientras se tapaba los ojos con un brazo.
Yamiyuki sacó una pequeña bolsa de tela negra de su bolsillo y la abrió. Los dos objetos mágicos reventaron sonoramente, convirtiéndose en un chorro de polvo negro que llenó la bolsa, la cual el chico cerró con su cordón, de color gris.
¿Qué ha pasado?-preguntó Yamiyuki.
Me gustaría saberlo…-dijo Freya-…pero creo que nuestras respuestas están ahí dentro.
Freya señaló al frente. Estaban a las puertas de un enorme edificio metálico de riquísima estructura, gran tamaño y aspecto inexpugnable.
¿Será ésa la guarida de Metallurgy?-preguntó el chico.
Me apuesto algo a que sí.-respondió la chica.
Se miraron y asintieron. Salieron del coche. Allí no sólo no hacía el tiempo tan inusual con el que había amanecido la capital, sino que hacía bastante calor. Se quitaron las prendas de abrigo, cuello y guantes, dejándolas en el maletero del coche.
Mucho mejor así.-dijo Freya con satisfacción.
Nos dará más movilidad por si tenemos que entrar en combate.-corroboró Yamiyuki.
Tras cerrar el coche, se encararon al edificio. Freya lucía un top negro con cuello vuelto, una minifalda del mismo color, un cinturón de cadenas, sus gigantescas botas y un faldón colgando de la parte trasera de la cintura hecho con tejido negro semitransparente con estampado floral que colgaba lacio por sus piernas y se dividía en dos como la cola de un pez, subiendo hasta sus muñecas, donde estaban atadas las dos mitades con un hilo a unas enormes pulseras con forma de engranajes. Yamiyuki llevaba unos pantalones rojos muy cortos con cadenas colgando, leggings negros, las botas, una camiseta negra muy ajustada y asimétrica que colgaba vaporosamente por un lateral y la parte trasera y pulseras metálicas con brillantes, saturados y coloridos esmaltes en ambos brazos. Se acercaron a la entrada y, para su sorpresa, la puerta automática se abrió de par en par. Entraron y miraron a ambos lados, pudiendo comprobar, pasmados, el increíble grosor de la puerta tras cerrarse. Debía de pesar cientos de toneladas. El interior era bastante lóbrego, pero estaba iluminado de manera natural mediante ventanas y espacios a cielo abierto en el techo cubiertos por lianas. Encontraron robots trabajando, montones de maquinaria y muchos hombres haciendo labores de fábrica. Algunos soldaban, otros manipulaban máquinas para cortar piezas metálicas, otros llevaban a cabo limpiezas por abrasión. Al verlos, los operarios se giraron.
¡Bienvenidos!-dijeron con una amplia sonrisa.
Ni Yamiyuki ni Freya se esperaban tanta amabilidad.
¿Hola?-preguntó Yamiyuki.
¡Hola!-exclamó uno de los operarios-Bienvenidos a nuestra fábrica. ¿Podemos ayudaros en algo? ¿Queréis alguna pieza personalizada? ¡Hacemos de todo!
¡Eh, guapa!-saludó otro de los hombres-¿Quieres un pasador de aleación ultrarresistente? ¡Invita la casa! Seguro que te queda genial en esa melena tan preciosa…
¿Qué es esto?-preguntó Freya arqueando una ceja.
¡Es nuestra fábrica!-dijo otro de los hombres-¡Hacemos de todo!
¿Por qué se repiten tanto?-preguntó Freya por lo bajo a Yamiyuki.
Ni idea…-dijo el chico-…lo mejor será ir al grano.
El joven carraspeó y miró a los ojos a los hombres.
¿Conocéis a Metallurgy Watanabe?-preguntó-¿Trabaja aquí, por un casual?
Todos se alborotaron. Comenzaron a moverse agitadamente, a correr en círculos, a gritar y a especular.
¡La jefa!-oyeron decir a uno de ellos.
A los pocos segundos, se quedaron todos firmes, rectos, quietos y mirándolos a los ojos, como si en vez de operarios fueran soldados.
Es nuestra jefa, la dueña de estas instalaciones y la mejor fabricante de los alrededores.-dijo otro hombre.
¿Podríamos hablar con ella?-preguntó Freya-Venimos desde muy lejos para ello.
Se les oyó tragar saliva con nerviosismo.
Está…-dijo otro de los operarios-…en el centro del edificio. Seguid el pasillo principal todo recto, por largo que os parezca…y la acabaréis encontrando.
Gracias.-dijo Freya secamente mientras echaba a andar.
Yamiyuki hizo lo mismo. Conforme avanzaban en el pasillo, veían montones de puertas, pasillos ramificados, cintas transportadoras y muchas cosas más. En los rótulos identificativos se podían leer cosas como “Altos hornos”, “Sala de electroerosión”, “Planta de oxicorte”, “Reciclaje”, “Reparaciones”, “Almacén” y muchas otras cosas más relacionadas con el mundo de las fábricas.
Todo esto parece interesante…-comentó Yamiyuki-…no obstante, será mejor no meternos donde no nos llaman e ir directamente a donde nos han dicho. Tengo curiosidad por saber cómo es Metallurgy…
Por lo menos ya sabemos que es una chica.-dijo Freya-Se han referido a ella como “la jefa”…
Tras un rato más caminando, llegaron a una puerta muy grande. La abrieron y se encontraron una amplia sala circular con un aro de techo abierto para que entrara la luz solar. Estaba llena de operarios trabajando. Una hilera de ellos custodiaba una escalinata que llegaba a un montículo bastante alto del que veían saltar chispas entre un montón de maquinaria.
Recordando que tenían que dirigirse al centro, avanzaron hacia las escaleras. Los operarios les cerraron el paso.
¡Atrás!-dijo uno de ellos.
Venimos a ver a Metallurgy Watanabe.-dijo Freya-Vuestros compañeros de la entrada nos han dicho que estaría aquí.
El ruido de maquinado que oían encima de ellos cesó, así como también cesaron las chispas. Oyeron dos pasos. Todos los operarios se alejaron de la escalera, dejándola libre. Freya y Yamiyuki vieron a una figura soltar un martillo gigantesco tras golpear una última vez una pieza metálica al rojo vivo que sumergió en un cubo de agua, liberando un chorro de vapor hacia arriba. Se quitó una enorme y pesada máscara de soldar que llevaba, y la dejó sobre la mesa. Sin prisa pero sin pausa, comenzó a bajar las escaleras. Cuando llegó al final, se halló frente a la pareja. Se trataba de una mujer de aspecto muy joven y muy extraña constitución. Era altísima, más que Yamiyuki pero menos que Freya. Estaba extremadamente delgada: sus brazos y sus piernas eran muy finos, sus muñecas sobresalían, se le marcaban todos los músculos y todos los huesos y, desentonando aún más, sus pechos y sus glúteos eran desproporcionadamente enormes para lo que era el resto de su cuerpo. Para extrañar aún más a los recién llegados visitantes, la piel de la mujer era gris, completamente gris, de un tono claro y algo brillante. Sus ojos eran de un hermoso, brillante y atractivo color azul claro. Tenía una larga melena de un limpio y perfecto color blanco que le llegaba hasta casi las rodillas. Vestía totalmente de color blanco, con un top de tirantes con generoso escote, una falda de tablas hasta la mitad de los muslos y botas altas hasta casi el final de la espinilla. En su rostro, hermoso, despreocupado, sensual y algo aniñado, había una amplia y candorosa sonrisa de oreja a oreja.
¡Hola!-les saludó con su dulce y melosa voz, muy animosa y penetrante-¡Bienvenidos a mi oficina! ¡Soy Metallurgy Watanabe! ¡He oído que queríais hablar conmigo! Esto siempre está abierto a visitantes, así que no tengo ningún problema en recibiros.
¿Cómo puedes tener esto tan abierto?-preguntó Freya de manera instintiva-Con todo lo que tienes, cualquier rival industrial podría…no sé… ¿atacarte?
No, eso no es posible.-dijo con una sonrisa muy amplia- En caso de que intenten atacarme…
Freya y Yamiyuki miraron expectantes a esa extrañísima, en cuerpo y mente, chica.
… ¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!-gritó-¡Una onda electromagnética de altísima frecuencia los freirá ipso facto! ¡La mejor defensa es un buen ataque, concretamente el que no se ve! Este sitio está a prueba de cataclismo, yo personalmente me aseguré de ello.-se dio una palmada en el trasero y les guiñó un ojo mientras sacaba la lengua.
Muy interesante saberlo.-dijo Yamiyuki-Me alegro por usted. Mi nombre es Yamiyuki Kuroi, y venimos a…
¡UN KUROI!-exclamó Metallurgy-¿Un Kuroi por casualidad o un Kuroi Kuroi?
¿Eh?-preguntó el chico.
¿Eres Kuroi de la K.E.I.?-preguntó Metallurgy-¿Kuroi Electronics International?
Sí, es la empresa de mi padre, de la que yo también soy…-intentó decir el chico.
¿EN SERIO?-preguntó ilusionada-¡QUÉ BIEN! ¡QUÉ BIEN! ¡Soy fan de vuestros productos! ¡Siempre compro al por mayor en los almacenes de la K.E.I.! Mi lema…o uno de ellos…es que no merece la pena comprar algo que puedas hacer, pero…cuando el tiempo apremia y no se puede hacer todo de cero, la calidad en los suministros es lo primero. Tengo muchos ordenadores vuestros, y también compro componentes… ¡jamás transistorizar fue tan placentero! ¡Vuestros MOSFET son el AMOR TECNOLÓGICO! ¡AAAAAH!
Se acercó a Yamiyuki y le cogió las manos animadamente, mientras lo miraba sonriente y lo zarandeaba. El chico intentó sonreír.
¿Y tú eres…-preguntó fijándose en Freya-¡AAAAAAAAHHHH! ¿ERES FREYA? ¡NO PUEDE SER! ¡NO! ¡FREYA! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Sí, yo soy Freya, y venía a…-dijo la chica.
¡FREYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-gritó Metallurgy-¡Leo todas las revistas científicas en las que participas! ¡Me dejaste boquiabierta con lo último que desarrollaste en el XVI Seminario de Arquitectura Flexible! ¡Sigo todas tus publicaciones, eres uno de mis modelos a seguir, y la líder científica mundial! ¡JAMÁS ESPERARÍA VERTE AQUÍ, EN MI HUMILDE MORADA! ¡Eres genial! ¡Vaya, eres aún más ENORME de lo que pareces en las revistas! ¡Qué cuerpazo! Y no sólo tú… ¡TAMBIÉN ELLAS SON ENORMES!
Metallurgy corrió con las manos abiertas hacia los pechos de Freya mientras los suyos propios bamboleaban alegremente.
No, por favor…-dijo Freya extendiendo las manos cortésmente.
Vaya…-dijo Metallurgy parándose en seco cabizbaja-…y… ¿puedo ayudaros en algo?
Sí.-dijo Freya-Como intentaba decirte, venimos a solicitar tu ayuda.
¿Mi ayuda?-preguntó Metallurgy desafiante.
Los dos notaron un cambio radical en ella.
Sí, eso es.-prosiguió Freya-Estamos bajo amenaza, Metallurgy. No nosotros dos, no Japón…sino, probablemente, el mundo entero. La magia se está disparando, están llegando intrusos que amenazan con perturbar el orden y, tras mucho indagar, hemos descubierto que serías la aliada perfecta. Sabemos que posees tecnología y magia para luchar en lo que podría ser una guerra intergaláctica…
¿Cómo habéis descubierto todo eso?-preguntó la jefa del edificio con recelo.
No has de temer.-dijo Freya-Yo también pertenezco al mundo de la magia. Navegamos en el mismo barco…
Así que queréis que luche junto a vosotros, ¿no es así?-preguntó Metallurgy-¿Qué queréis que haga? ¿Viajar con vosotros?
No lo sabemos todavía.-dijo Freya-De momento, tendríamos que tener medios para comunicarnos contigo y tú con nosotros…podríamos necesitar tu ayuda en cualquier momento, y sabemos que, con lo que tienes, podríamos sentirnos más seguros ante el enemigo…o los enemigos. La única mano enemiga que hemos confirmado es tremendamente opresora y poderosa. Tal vez no tengas que molestarte…tal vez sólo necesitemos trabajar codo con codo como científicos, desarrollar tecnologías conjuntas…trabajar codo con codo como magas, desarrollar una serie de elementos mágicos y…prepararlo todo para la guerra.
¿Por qué dices “magas”?-preguntó Metallurgy con agudeza.
Yo no soy una persona mágica.-dijo Yamiyuki-Estoy fuera de la magia, pero muy metido en la tecnología.
La regla de oro es usar magia contra magia y tecnología contra tecnología.-dijo Freya- ¿Qué menos para lo que nos espera? Piénsatelo, por favor…puede que suponga un vuelco en todas tus actividades, pero el mundo tiene que prepararse para lo peor. No hemos escuchado planes concretos, pero las reacciones de nuestro enemigo ante nuestras indagaciones lo delatan…están tramando algo.
Así que no eran alucinaciones mías…-dijo Metallurgy-…es verdad eso de que el equilibrio y la paz se están rompiendo lenta y paulatinamente…
Freya y Yamiyuki aguardaron a que la chica dijera más palabras.
En tal caso…-dijo, levantando la cabeza-…habrá que hacer algo, ¿no creéis?
¿Significa eso que podremos contar contigo?-preguntó Freya con una sonrisa.
Puede que sí.-dijo Metallurgy levantando un dedo y esbozando una media sonrisa.
¿Qué significa eso?-preguntó Freya.
Os ayudaré.-dijo Metallurgy-Pero os ayudaré si cumplís una condición, un requisito previo.
¿De qué se trata?-preguntó Yamiyuki.
Para que os ayude…-se aventuró la joven de piel gris-…primero tendréis que derrotarme aquí y ahora. Los dos contra mí, un combate dando todo de nosotros. ¡No me pongáis esas caras tan largas!-guiñó un ojo y sacó la lengua-¡No os preocupéis, os prometo que esta vez no iré a muerte!

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