lunes, 26 de agosto de 2013

[WC] Episodio XIV: Tarde de biblioteca

WORLDS COLLIDE
Episodio XIV · TARDE DE BIBLIOTECA

Yamiyuki estacionó su vehículo en el aparcamiento exterior de la enorme universidad. Entre facultades, laboratorios, bibliotecas, bloques de residencias para los estudiantes, jardines y demás dependencias, ocupaba una enorme extensión de terreno. Tras bajar del vehículo, echó a andar al interior del complejo, que se asemejaba a una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Por lo que tenía entendido, los de primero habían tenido clase durante toda la mañana, por lo que esperaba encontrar a la persona que buscaba en algún lugar de las dependencias en el que no fuera necesario ser observado por un profesor o cualquier otro trabajador notable del centro. Habiendo leído el perfil de Yurika Kurosu, pensó que no sería de extrañar encontrarla en las bibliotecas. Consultó un plano del lugar que había en el jardín de entrada a modo de cartel y, ayudándose de él, localizó la entrada al complejo de bibliotecas. Sin dudar ni un segundo, echó a andar a paso ligero. Conforme se desplazaba, oía cómo la gente que dejaba atrás cuchicheaba enérgicamente. Asimismo, sentí a cómo cantidad de ojos se le clavaban. No dudó en que su llamativo aspecto podría ser tal vez el menor de los motivos por el que causaba esa expectación. Su agudísimo oído le permitió escuchar los susurros de la gente que caminaba de un lado a otro del enorme complejo: no paraban de contar la de veces que había arriesgado su vida por la lucha contra el crimen, su brillante expediente, sus grandes dotes intelectuales, sus grandes capacidades como artista marcial, sus logros deportivos, musicales y artísticos y un sinfín más de comentarios. Era muy conocido en el ámbito universitario, donde los participantes tenían más o menos su edad. Antes de entrar en el edificio de las bibliotecas, silenció su teléfono móvil. Acto seguido, comprobó un plano del lugar para localizar la sección donde se encontraban los libros de las distintas áreas de Ingeniería. Vio que tenían una planta entera dedicada a ellos, por lo que no tardó en subir por las escaleras hasta encontrarse en ella. Estaba todo muy lleno de enormes y profundas estanterías colmadas de libros de imponentes tamaños. Muchos de ellos, cuyos títulos observaba al mirar de reojo la distribución mientras caminaba, los conocía. Se estaba moviendo por pura intuición, por lo que no esperaba sólidamente el encontrarse con la chica por allí. Asimismo, estaba mentalizándose para hacer un acercamiento lo más correcto y propicio posible: necesitarían de su ayuda en lo sucesivo. Observaba en todas las direcciones, siguiendo con la mirada a todos los que se movían de las mesas a las estanterías y viceversa, levantándose o sentándose tras cambiar los libros. Sólo había visto una pequeña foto suya de tamaño carnet, que era la que estaba en el expediente, pero algo le decía que sería una persona inconfundible. Asimismo, habiendo leído sus medidas oficiales, le sería fácil distinguirla por la complexión. Notó una leve vibración dentro de un bolsillo. Discretamente, sacó el móvil y vio que tenía un mensaje de correo electrónico. Lo abrió y vio que se trataba de una ficha informativa que Metallurgy había enviado simultáneamente a Freya y a él. Comentaba que, en un rato de aburrimiento, había diseñado unos guanteletes protectores y unas redes de captura especialmente pesadas. Tras leer varias hojas de especificaciones, planos, materiales y varios datos técnicos más, volvió a guardar el teléfono. Oteó de nuevo la sala. No había ni rastro de la tal Yurika, pero la planta era mucho más grande que la parte que él había recorrido, por lo que siguió recorriéndola. Cuando creyó que iba a tener que buscarla en otro sitio, sus ojos se clavaron en una mesa. En la zona más recóndita y calurosa, esquinada entre ventanas cerradas por las que se filtraba la luz solar y rodeada de estanterías negras, se encontraba una hermosa chica de piel muy pálida. Estaba sentada junto a una pila enorme de libros de gran grosor, devorándolos mientras escribía en un cuaderno a gran velocidad. Su cabello era de color violeta, lacio, largo y muy brillante. Sus ojos, de color azul eléctrico, resplandecían y rebosaban de belleza. Apreció que vestía según unos cánones visuales parecidos a los suyos propios o a los de Freya. Llevaba un vestido negro de estilo gótico con mangas ajustadas de encaje, ribetes de color gris claro formando cruces y entramados y un generoso escote adornado por una joya irisada enmarcada en un broche plateado con forma de alas, siendo el resto de su atuendo invisible desde su posición por estar sentada frente a una mesa. Decidió darse la vuelta unos instantes: no era educado quedarse mirando a los demás. Pensó en cuáles iban a ser las palabras que iba a utilizar y, tras estar seguro de llevar una corrección y cordialidad máximas, se volvió a dar la vuelta y se acercó a la mesa.
¿Yurika?-susurró-¿Yurika Kurosu?
De manera inmediata, la chica torció su gesto, neutro, volviéndolo frío e implacable. Le extendió la mano con la palma abierta en señal de que no quería interrupciones.
No se habla en la biblioteca.-le espetó en voz muy baja-Y tengo cosas mejores que hacer que atender a chicos.
Disculpa…-susurró Yamiyuki-…sigue en el mágico mundo de tus libros.
Se giró para irse, pero sintió la mirada de la chica clavarse en su espalda: sabía que una alusión a la magia la provocaría.
Esto…-susurró la que parecía ser Yurika-¿a qué debo el… ¿honor? de que Yamiyuki Kuroi se persone ante mí?
No se habla en la biblioteca.-el chico se giró con una sonrisa-¿Salimos al jardín?
Los ojos de Yurika estaban prendados. No esperaba que la persona a la que había mandado callar sin mirar quién era se trataría realmente de Yamiyuki Kuroi: harta de todos sus fans babosos, pensó que se trataría de uno más. Se lo pensó unos segundos, pero cerró los libros y se levantó. Al salir del borde de la mesa, Yamiyuki se fijó en el final del vestido: acababa antes de la mitad de los muslos por delante, pero, por detrás, caía en un faldón largo, vaporoso y voluminoso, con varias capas, forrado por el interior de color borgoña y con lazos de color púrpura muy claros ceñidos por la parte de atrás, desde la cintura hacia las corvas. Sus piernas, largas, finas y tonificadas, estaban al descubierto, sin medias, y calzaba unas botas altas y esbeltas negras con un tacón muy alto. Su complexión era tal y como el chico había dibujado en su mente: el cuerpo vigoroso y esbelto de una persona joven y sana forjada por el ejercicio físico más riguroso, sistemático y exigente. El tamaño de sus senos corroboraba la elevada cifra reflejada en sus medidas. Su estatura era más que notable, siendo casi tan alta como Yamiyuki. Su melena era bastante larga, y llevaba una horquilla en forma de cruz plateada en el lado derecho, cerca de la sien. Caminó al mismo ritmo que su visitante, dispuesta a llegar al jardín cuanto antes. Una vez fuera, Yurika no dudó en mostrarse lanzada y directa, tomando la iniciativa.
¿Por qué has venido a verme?-preguntó seca y raudamente.
Si bien la visión de Yamiyuki la había impactado hacía unos segundos, ahora parecía tan taimada como antes y se había vuelto a enfriar.
Necesito hablarte de un tema importante.-le explicó el chico.
Ah, ¿sí?-preguntó Yurika-Tal vez podamos hablar si me dices de dónde has sacado la información para encontrarme siendo unos completos desconocidos entre nosotros.
Tal vez podré contestarte a eso si me dices por qué tú me conoces a mí de entrada.-Yamiyuki le guiñó un ojo.
Eres famoso.-le espetó Yurika-¿No lo sabías?
De sobra.-respondió Yamiyuki-¿Acaso tú no sabes que también eres famosa? Tienes que ser, como mínimo, la niña prodigio más notable del país.
¿Qué sabes de mí?-preguntó Yurika obstinadamente.
¿Y tú de mí?-rebatió Yamiyuki, que también era dominante.
Tu música…-dijo Yurika.
¿Sí?-preguntó Yamiyuki.
Soy fan.-dijo la chica con frialdad-Me encanta la música electrónica y creo que eres toda una autoridad en ese mundo. Tocas y compones muy bien. Antes de decirme que no me pega la música electrónica con estas pintas, permíteme decirte lo mismo…
Je…-rió Yamiyuki-…no esperaba que fueras gótica, como yo. Me agrada. Por supuesto, eso de que la música electrónica es para gente burda, para drogadictos, para lerdos…y todas esas cosas que la sociedad de la ignorancia en la que tenemos la desgracia de vivir dice…es algo que me entra por un oído y me sale por el otro, así como no veo que tenga que ir reñido con otros gustos musicales y estilos estéticos asociados. A toda esa gente que menosprecia el género…me gustaría decirles que, si me clonase, podría ser mi propia orquesta. Antes de mezclar y sintetizar sonidos de diversas fuentes, aprendí a manejar muchas de ellas.
Qué…-dijo Yurika, no con deseos de echarlo en cara-…prepotente.
¿Por qué no?-preguntó Yamiyuki-¿Con todo esto tengo que ser humilde? La humildad, el conformismo, la mediocridad y demás sinónimos…están fuera de mi vocabulario. Además, sé sincera… ¿a cuántas chicas has destrozado? ¿Cuántas arpías envidiosas han intentado cargar contra ti y se han topado contra tu portento, tus habilidades, tu grandeza y, ¿por qué no? tu envidiable físico?
¿Cuántas?-Yurika esbozó una media sonrisa-Incontables.
¿Ves?-preguntó Yamiyuki con una sonrisa-No somos tan diferentes. No es necesario este ambiente tan tenso. Podemos hablar de tú a tú. Estamos a alturas, si no iguales, comparables. Hablemos de superdotado a superdotada, ¿de acuerdo?
Jamás esperaría que fueras así.-dijo Yurika-Un héroe nacional, un campeón, un genio…las virtudes de un ángel…
…con el corazón de un demonio, sí, dilo.-dijo Yamiyuki-No hay nada de malo en sentirse orgulloso de los logros propios, por mucho que la sociedad y su deseo de imponer la mediocridad digan lo contrario. Seré un capullo y todo lo que tú quieras, pero he limpiado más maldad de este planeta que muchos ejércitos.
Está bien…-concedió Yurika-… ¿qué es lo que quieres decirme?
De acuerdo, vamos a ello.-dijo Yamiyuki-¿Estás de acuerdo en que vas a mantenerte quieta y calmada cuando oigas una determinada palabra ante la que no sé qué postura tienes? No es ningún insulto, tranquila. Soy todo un caballero.
Corta el rollo.-a Yurika no le daba aprensión dirigirse con los humos subidos a alguien como Yamiyuki-Dispara.
Según lo que sé…-dijo Yamiyuki-…estás directamente relacionada con el mundo de la magia, ¿no es así?
Yurika apretó los puños, pero mantuvo los brazos quietos.
No tiene sentido que lo oculte ante ti, supongo.-respondió la joven.
Bien, me alegra que lo admitas.-Yamiyuki sonrió levemente.
¿A qué página del libro perteneces?-preguntó Yurika fulminándolo con la mirada.
¿Qué libro?-se extrañó Yamiyuki-Mira, no sé de qué me estás hablando, pero yo no soy un ser mágico como tú, así que no hay que preocuparse. Además, estoy hablando yo.
Hijo de…-susurró Yurika.
…si termino la frase, sales perdiendo.-Yamiyuki le guiñó un ojo.
¿Serás…-Yurika le dirigió una mirada de asco.
Los egos de ambos eran tan grandes que chocaban.
Verás…-dijo Yamiyuki-…tu información oficial es cada vez más accesible. Necesitamos tu ayuda y, si bien puedes pensar que trabajar con nosotros será menos tiempo para ti y un entorpecimiento en tu vida, pronto verás que no es así, que el estar con nosotros te puede librar de muchos oportunistas. Si sigues estudiando aquí, cosa que te animo a hacer, te harás cada vez más famosa y podrás pasar a estar en el punto de mira de muchas personas de manos indeseadas.
¿Esto es una amenaza?-preguntó Yurika-No tiene ni puta gracia. Escupe ya o lárgate.
No me odies, Yurika.-respondió Yamiyuki-Pronto verás que no soy tan horrible como me estás pintando, y que soy muy parecido a ti en varios aspectos. Te compensaré con la música que tanto te gusta. Compondré una melodía para ti, ¿de acuerdo?
¿Intentas sobornarme?-preguntó Yurika-No soy como las niñatas de mi generación. Estoy por encima de toda esa mierda. Soy tu fan, sí, escucho tu música y me encanta. Podrías parecerme el mayor hijo de puta de todo el Universo, cosa que de momento no te has ganado, y seguiría siendo tu fan y escuchando tu música, importándome una mierda quién y como puedas ser, como hasta el día de hoy. No necesito que me compongas nada, sólo trabaja como hasta ahora y deja que me beneficie.
Vamos, créeme, no vengo con malas intenciones.-dijo Yamiyuki-¿Conoces al doctor Shiroi Kamiyama?
Es uno de los mejores biólogos de este país.-dijo Yurika.
Y uno de los mayores criminales, fabricantes de drogas, traficantes, pederastas, violadores, tiranos, hostigadores y déspotas del mundo.-le explicó Yamiyuki-Intentó destruir mi escuela en pos de la supremacía de la suya. Mi escuela, a mis compañeros y a mí. Mi eterno archienemigo.
Y, ¿qué tengo que ver yo en todo esto?-preguntó Yurika.
¿Estabas escuchando cuando he dicho lo de que es un violador y un pederasta?-preguntó Yamiyuki-Intentará cazarte cuando te descubra.
Ya.-dijo Yurika-Y pretendes que me una a “vosotros” para luchar contra él, evitando así que vaya tras de mí.
Exacto.-respondió Yamiyuki.
Menuda mierda.-le espetó Yurika-Si me voy contigo de la mano, me conocerá más, me tendrá el asco que te tiene a ti y me intentará follar contra una pared con razón de más, ¿no crees?
Sí y no.-respondió tácitamente el chico-Lo intentará, pero no podrá. Cada vez somos más. Necesitamos tu ayuda, Yurika, sabemos que eres poderosa.
¿Qué influye mi poder?-preguntó Yurika-Bastante tengo con cargar con la lacra que me ha tocado…la magia va a acabar conmigo.
No.-respondió Yamiyuki-La magia es un don. Úsalo sabiamente y no se volverá en tu contra. Suponemos que Shiroi tiene aliados de su calibre…aliados mágicos. Necesitamos magia para contrarrestar…cada vez estáis más dispersas las personalidades mágicas.
¿Va a haber una guerra?-preguntó Yurika.
Sí.-dijo Yamiyuki-Shiroi ha contratado a esbirros muy peligrosos, más los que ya tenía. Asimismo, está actuando como nunca había hecho. Tienen algo entre manos. Y no me creo que sea casualidad que estén en Japón dos grandes enemigos nuestros, hayamos hecho dos nuevos enemigos, una nueva aliada y…una posible segunda nueva aliada, si accedes.
Hazme un favor.-dijo Yurika-Dime…¿de quién demonios hablas cuando te refieres a tu empresa por la salvación mundial en plural?
Trabajo con una persona.-dijo Yamiyuki-Estamos buscando aliados.
¿Qué persona?-preguntó Yurika-Lo digo en serio, no quiero más misticismos.
Freya.-respondió Yamiyuki.
¿QUÉ?-chilló Yurika.
Veo que también la conoces.-Yamiyuki le guiñó un ojo.
¿Freya, la Rosa Chinensis?-preguntó-¿La líder científica mundial? ¿La Dama Genocida?
La única y sin parangón.-respondió Yamiyuki-Así como de mí, veo que también sabes mucho de ella.
Sois…-dijo Yurika-…
¿Tu modelo a seguir?-preguntó Yamiyuki.
Sí.-respondió Yurika-Sobre todo Freya.
Le encantará oírlo.-dijo Yamiyuki.
¿Es como tú?-preguntó Yurika con cara de asco.
¿A qué te refieres?-inquirió el chico.
Ego.-respondió Yurika.
No hables del ego como si tú no tuvieras.-respondió Yamiyuki-Y no, no es como yo. Lo es elevada a un exponente inimaginable. Le encantará saber que has puesto esta cara al saberlo.
Vaya…-Yurika se cruzó de brazos.
¿Y bien?-preguntó Yamiyuki-¿Accedes a mi petición?
No sé qué tendría que hacer.-respondió tajantemente Yurika-Y, lo que es más, infiero que ni siquiera sabéis si de verdad va a haber tal guerra. Veo muchas lagunas en esto.
Ya lo creo que las hay.-Yamiyuki fue sincero-Pero no se ha de esperar nada bueno de quien nunca ha dado nada bueno. Demasiados hechos juntos para hablar de un capricho de la suerte o del destino para quienes crean en ellos…nosotros nos dejamos llevar por las sinergias.
No me has dejado nada claro.-respondió Yurika-Pero no es lo más divertido del mundo estudiar cosas que podría explicarles a los profesores durante todo el día, y me considero una persona aventurera. Si hago por intentar acceder a tu petición, ¿veré a Freya?
Lo dices como si verla fuera difícil.-preguntó Yamiyuki-¿Te parece pequeña?
No seas capullo.-dijo Yurika-Ya sé que es jodidamente enorme. Mis fotos favoritas son las que se hace cada año en el Congreso de Ingenieros Civiles de Ulan Bator. Les saca gran cantidad de cabezas a todos. Me refiero a personarme ante ella.
Dalo por hecho.-dijo Yamiyuki-Aunque hoy no podrá ser.
Dime dónde puedo encontraros e iré cuando podáis.-dijo Yurika.
Esto no funciona así.-dijo Yamiyuki-Dime cómo puedo localizarte y te invocaré en el momento oportuno.
¿Pretendes que te dé mi móvil?-preguntó Yurika.
Te puedes permitir otro para dedicarlo a esto y que no sepamos tu número personal.-dijo Yamiyuki-Es lo que nosotros hacemos. Tenemos infinidad de números telefónicos.
Interesante.-dijo Yurika-Pero tarde.
La chica sacó tres teléfonos móviles de su vestido.
Uno personal, otro académico y otro…-dijo Yurika-…de reserva. Ya le puedo dar utilidad al de reserva.
Así me gusta.-dijo Yamiyuki-Hoy no podemos recibirte…mañana tampoco, porque tenemos una misión muy importante, pero…tal vez a partir de pasado mañana podamos. ¿Cuándo sueles estar libre? Bueno, u ocupada…me refiero a que no tengas clase y puedas ausentarte cuando gustes.
Por las tardes.-dijo Yurika.
Bien.-concluyó Yamiyuki.

Intercambiaron números de teléfono y, acto seguido, se despidieron sin mucha más conversación.  Yurika volvió a la biblioteca a seguir estudiando, anonadada por todo lo que acababa de pasar y por haber conocido en persona a uno de sus ídolos: no olvidaría su olor magnético, su voz, su porte, sus formas y su belleza. Yamiyuki se alejó satisfecho: la ayuda de Yurika estaba casi garantizada. Montó en su coche y se dirigió a la universidad: tenía prácticas de laboratorio en media hora.

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