sábado, 7 de septiembre de 2013

Échate unas risas con tus amigos: Gauntlet Seven Sorrows (PS2)

Los cuatro héroes: de izquierda a derecha vemos al guerrero, a la valquiria, al elfo y al mago.

Antes de nada, debo excusarme por incluir este texto en la sección de reseñas porque lo que voy a escribir en el artículo no va a ser tal cosa. Los más veteranos en el mundo de los videojuegos conoceréis la saga Gauntlet, que nació como un arcade a mediados de los 80. Con los años se ha convertido en una saga de culto, pues, aunque comenzó siendo un juego largo y adictivo cuya única premisa se traduce en matar, careciendo de historia, destacó por su jugabilidad en tanto que ofrecía a cuatro personajes con distintas fortalezas y debilidades, muy en la tónica de un videojuego de rol. Con la jugabilidad de un hack n'slash y el trasfondo de un RPG, la saga Gauntlet ha desarrollado una más que aceptable lista de títulos en distintas plataformas, tanto en arcade como en consolas, que se ha mantenido fiel a sí misma: se ha ido adaptando a la tecnología de cada época, se ha ceñido a las prestaciones técnicas de las plataformas para las cuales cada título fue desarrollado, pero no ha variado su jugabilidad, su variedad de personajes, su simpleza y su más que claro (prácticamente obvio) enfoque al juego cooperativo (de hasta cuatro jugadores). He jugado a buena parte de la saga, aunque necesito profundizar más, pero tengo un bagaje suficiente para afirmar que, en soledad, una partida se puede hacer larga y aburrida, pero, en el momento en el que se juntan dos personas (no hablemos de si tienes la magnífica suerte de poder jugar con la plantilla completa, esto es, cuatro personas, cada una con un jugador), jugar a Gauntlet se convierte en todo un mundo. El rol cooperativo es una de las cosas más divertidas, bonitas, interesantes y versátiles que se puede hacer en compañía de tus amigos, familiares o quien toque, pues ofrece infinidad de posibilidades, a cada cual más entretenida...

Los jugadores de Gauntlet definimos dos líneas básicas de juego: cooperar y superar la aventura mediante un trabajo en equipo organizado y estratégico propio de toda partida de rol bien organizada o, por contraparte, ser unos auténticos capullos y jugar a putearnos los unos a los otros, intentando agarrar todos los tesoros que se nos tercien y huyendo de los monstruos para que peligren los demás, dejándolos heridos y sin posibilidad de recuperación por haberte comido SU comida y sin capacidad de hacerse fuertes porque te has llevado SU dinero para comprar nuevas habilidades. La primera es el juego por el juego, es lo que haríamos una pareja, trío o cuarteto de gamers hardcore y nos lleva a la recompensa de la satisfacción de haber hecho las cosas bien y haber sabido valerse de la compenetración entre jugadores. Por otra parte, la segunda te garantiza muchas más risas, situaciones estúpidas y demás circunstancias imaginables de índole similar.

Todo esto viene a cuento porque, en dos sesiones, he terminado este título concreto de la saga con dos amigas. La primera vez jugamos una de ellas y yo solamente, ella en control de la valquiria y yo en control del mago (os vais a hartar mucho -DEMASIADO- de leer textos que me relacionen a mí con el rol y ver que siempre soy el mago, es mi personaje predilecto, es mi estilo, es mi filosofía en el rol), llegando a finalizar un 46% de la aventura. La segunda vez, que fue justo ayer, nos reunimos en mi casa otra vez en compañía de una amiga más, finalizando lo que nos quedó de juego. La única gran pena es que carezco de un multi-tap para PS2 y no puedo conectar más de dos mandos a la misma, por lo que tuvimos que turnarnos y cambiarnos los mandos a cada nivel finalizado (lo cual me brindó la oportunidad de manejar a la valquiria en un par de ocasiones y, si bien no estuvo mal, sigo prefiriendo mil veces al mago y a sus hechizos descarados del tamaño de media pantalla). Jugar a este título es desternillante a todos los niveles, creo que todos los vecinos del edificio nos oyeron reírnos...reírnos hasta el nivel de que tuve que servirle un vaso de agua a una de mis amigas para que no se ahogara (como buenos viciados, teníamos la botella y los vasos en la habitación para no tener que interrumpir nuestra vorágine en caso de sed). Es muy gracioso escuchar a dos personas muy distintas comentar la partida, esto es, de "Señor, déjeme usted en paz, no se ponga pesado..." a "¡PUTA!" en cero coma. Por supuesto, leerlo en un artículo de blog no puede resultar lo gracioso que resulta hacerlo, y es por eso que os invito a que juguéis si tenéis oportunidad. Juntaos con vuestros amigos, vuestros hermanos, vuestros primos, vuestros padres, vuestra pareja, quien sea, y probad un título de la saga Gauntlet en multijugador, sea Seven Sorrows o no, por favor. Lo agradeceréis eternamente. Por supuesto, hacerse la vida imposible entre jugadores no es la única de las opciones (que no es poco, os lo aseguro), también podéis, como me gusta hacer a mí en toda partida de rol del tipo que sea, rolear a los personajes, lo cual os puede llevar a situaciones bastante graciosas y divertidas (más incluso que ver a enemigos atravesar trampillas, cortesía de la longevidad del título). En nuestro caso, el mago era un hombre de gran poder y prodigiosas habilidades que no sabía socializar con la gente, por lo que se valió de su fortuna para comprar a la valquiria como su amiga...una amiga cuyo objetivo era hacer cuanto le viniera en gana sin mostrarle nada de cariño al anciano y solitario mago mientras se quedaba con todos los tesoros que podía y se movía donde le diera la gana, no importándole la seguridad de su dueño. Y esto se transmitió a jugabilidad, pues mi queridísima amiga me tanqueaba menos que un folio de papel en la frente. En realidad fuimos a la locura, al desacato...nos lo pasamos condenadamente bien. Y, para rematar, abandonamos mi hogar, pedimos unas pizzas y nos fuimos a casa de una de las chicas a ver anime hasta las tantas, como tiene que ser.

Igual echáis de menos que os explique el juego, pero...tiene tan poco que explicar que es mejor que lo veáis vosotros mismos. Animaos a probarlo, en serio, os reiréis mucho. ¡Gracias por leerme y hasta la próxima!

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