domingo, 1 de septiembre de 2013

[SSS] Capítulo 10: Control

Capítulo 10: Control

Cuando Priscille despertó, notó el cálido y desnudo cuerpo de Myo pegado y abrazado al suyo. Se giró y lo miró: estaba tan cerca de él…
Ambos estaban desnudos y, a pesar de que el suelo no estaba caliente, los dos estaban sudando. Entre el despliegue hormonal que habían tenido, el aumento de temperatura corporal que ello conlleva y el haber dormido tan pegados los había empapado en sudor. Su amigo seguía dormido y, al parecer, estaba teniendo un sueño relajante y reparador, pues su pene estaba completamente erecto y pegado a su pierna.
Myo se estremeció levemente y acercó su rostro al de Priscille. Empezó a lamerle el cuello.
My…Myo…-susurró Priscille entre escalofríos.
El joven abrió los ojos. Ascendió con su lengua, buscando los labios de Priscille. Introdujo la lengua en los indecisos labios de su amigo, tras lo cual comenzó a bajar y a lamerle el tronco. Siguió bajando hasta llegar al abdomen. Priscille tenía el abdomen duro, tal vez muy duro para lo delgado que estaba. Tantos años de acondicionamiento físico en sus clases de artes marciales lo habían endurecido un poco. Myo intentó entonces bajar para hacerle otra felación a Priscille, pero se encontró con que su pene no estaba erecto. Sin pensárselo, se lo introdujo en la boca y comenzó, sonrojado, a estimularlo. El cuerpo de Priscille temblaba.
Te has despertado con alegría, ¿eh, Myo?-dijo Priscille entre sudores mientras notaba la lengua de Myo girando dentro de su prepucio.
Su pene se estaba endureciendo cada vez más. Cuando ya estaba completamente erecto, Myo paró y se incorporó un poco, quedando de rodillas, con las piernas un poco abiertas y mirando a Priscille. Le tendió una mano para ayudarlo a levantarse. Éste la tomó y, entonces, Myo se dejó caer hacia atrás de tal manera que quedó boca arriba tendido en el suelo y Priscille encima de él, con la cabeza en su cadera.
Priscille captó la indirecta y, sonrojado, comenzó a lamer el pene de su amigo. Todavía no se acostumbraba a la textura, a la sensación, a los escalofríos, etc. de tener un pene en la boca. Tras estar un rato ocupado con la felación, Priscille se dejó hacer: Myo le quitó el pene de la boca y lo abrazó. Acabaron enzarzados en otro beso con lengua, esta vez más húmedo y caliente, pues ambos estaban sudando más y habían aumentado la salivación por el intercambio de sexo oral.
Hagámoslo…-susurró Myo.
Pero…-dijo Priscille.
No te preocupes, no pasará nada…-dijo Myo-…nos lo haremos el uno al otro…Alice lo disfrutó…y mira que tuvo que ser duro con Michelle…
¿Eh?-preguntó Priscille algo asustado.
El pene de Michelle…-explicó Myo-…es enorme. Cuesta una barbaridad hasta masturbarlo, menos mal para él que tiene unas manos gigantes…
Yo no haré tanta presión, no tengo el pene tan grande.-prosiguió Myo-Vamos, anímate, ¿quieres?
Priscille, que solía ser muy neutral en su vida sexual, decidió complacer a su amigo y probar nuevos placeres.
Está…-dijo-…está bien.
Myo agarró a Priscille de la cintura y se pegó a su espalda. Comenzó a encaramarse lentamente, buscando su ano con su glande. En el momento en el que lo encontró, comenzó a penetrar a su amigo lenta y delicadamente. Notó cómo se estremecía.
Si te duele, paro inmediatamente.-dijo Myo susurrándole al oído.
No…-dijo Priscille-…no me duele, puedes seguir…
Myo siguió penetrándolo, cada vez con mayor ritmo. Entre gemidos y cuchicheos, la temperatura en la sala aumentaba. El vaporoso velo de sudor y hormonas envolvía a los dos chicos mientras hacían el amor con la máxima delicadeza y dulzura.
¡Ahhhhhhhhhhhh!-gritó Myo en el momento del orgasmo mientras apartaba a Priscille.
El chorro de semen regó la espalda de su amigo, que se pudo apartar el pelo a tiempo.
…-Priscille jadeaba de placer y extenuación.
Notó, antes de intentar levantarse, cómo la cálida lengua de Myo lamía el amplio reguero de semen de su espalda.
Vamos…-dijo Myo-…házmelo…te gustará.  Yo lo he disfrutado mucho…
Priscille se levantó y se giró hacia Myo, que estaba aún tendido en el suelo. Al ver que la erección de su amigo amenazaba con bajar, le agarró el pene y comenzó a movérselo con suavidad, con ambas manos. A esto, Priscille reaccionó con presteza y volvió a estar erecto completamente. Myo se levantó y le dio la espalda a su amigo, quien lo cogió con ambos brazos, acariciando su pecho lampiño. Pegó su cuerpo al de su amigo. El pene de Priscille estaba justo debajo del de Myo y se rozaban y juntaban como si fuese por inercia. Al ver esto, Myo comenzó a ladear la cadera para frotar su pene contra el de Priscille, que se estremeció de nuevo y profirió un leve gemido.
Allá voy…-dijo Priscille susurrando al oído de su amigo.
Inició una lenta y torpe penetración. La primera vez que introdujo su pene dentro de su amigo sintió un placer indescriptible y desmedido, tanto que no pudo reprimir un suave gemido. Al sacarlo, ese placentero espasmo se repitió. Una vez realizada la prueba, comenzó a hacerle el amor a su amigo con lentitud, incrementando la velocidad gradual y pacientemente.
Sí…-dijo Myo-…lo haces muy bien…ahhhh…
Ante el halago de su amigo, Priscille se excitó aún más y sintió que su pene iba a explotar.
¡Voy a eyacular!-gritó Priscille.
Myo se apartó, se dio la vuelta y se dejó regar por el semen de su amigo. Priscille se agachó hacia su amigo, con los ojos fijos en su hombro izquierdo, en el que había un reguero de semen. Lo lamió y notó cómo Myo temblaba.
¿Me dejarías ducharme en tu casa?-preguntó Priscille al ver cómo lo habían puesto todo.
¡Claro!-dijo Myo sonriente-Duchémonos juntos. Me imagino que querrás irte a estudiar lo que queda de día…no te preocupes, ya limpiaré yo todo el semen del suelo…
. . .
Lunes de nuevo. En la entrada del instituto privado masculino Torikamiya, grandes cantidades de chicos esperaban la hora de pasar mientras conversaban con energía. Priscille estaba en la puerta, esperando a sus tres amigos.
¡Hola, Einstein!-saludó Michelle-¿Llevas mucho esperando?
Buenos días, Michelle.-saludó Priscille con una sonrisa-No, acabo de llegar, es que esta mañana me he despertado con mucha energía, he puesto el turbo y he estudiado el doble de lo normal…
Vaya, vaya…-dijo Michelle impresionado-¿Y eso?
Tú también lo habrías hecho en mis circunstancias. -Priscille le guiñó un ojo a través de sus gafas.
Eh…-dijo Michelle-…creo que yo habría entrenado el doble…pero bueno, en cualquier caso, ¿por qué has acelerado tanto esta mañana?
Ayer fue un día especial…-dijo Priscille.
¡Muy especial!-dijo Myo desde detrás de Priscille poniéndole una mano en el hombro.
Se sonrieron. Michelle comenzó a atar cabos.
¡No!-comenzó a reírse-¿Vosotros…
Alice llegó y saludó.
¡Buenos días, chicos!-dijo con alegría-¿Qué me estaba perdiendo?
Que Myo y Priscille…-se sonreía Michelle-… ¡qué guay!
Sí…-dijo Priscille-¿para qué esperarnos al recreo para hablarlo? Ya soy un hombre.
Yo…-Myo estaba radiante-…también.
¡Qué tres hombrecitos tan adorables tengo por amigos!-Michelle apretó a sus tres amigos contra sí.
Era necesario.-dijo Priscille-Le pedí el poder a Myo. Necesito tener fuerza para proteger a mi hermano…mis padres están lejos y tengo que cuidar de él. Nunca me lo perdonaría si le pasara algo. Además…ya que vosotros tres podíais defenderos…no quería que estuvieseis pendientes de mí…nunca ha sido mi rol ser un lastre para nadie. Quiero estar a vuestra altura.
Pues ya estamos los cuatro en igualdad de condiciones, ¿no es así?-preguntó Alice-Diría que siento curiosidad por saber cómo será tu poder, pero sería muy egoísta…más bien desearía que no tuvieses que utilizarlo nunca y que todo esto cesara…
Ya…-Priscille agachó la cabeza-…me imagino que, como todo, tendrá un fin…
No pongáis esas caras tan largas.-dijo Myo-Tenemos poder para frenar esto. ¿Qué os parece si, ahora que los cuatro tenemos capacidad, salimos algunas noches a impedir ataques?
No sé si admirarte por tu valentía…-dijo Michelle-…o aporrearte por tu temeridad. Pero, ¿qué demonios? ¡Me encanta la idea!
Ayer empecé a practicar en casa con el tema de la gimnasia…-dijo Alice-…me gustan bastante los vídeos, me produce cierta satisfacción seguirlos…supongo que, tan pronto, una evaluación de ello sería muy temeraria, pero…si vamos todos juntos…
Ahora que lo decís…-dijo Priscille ajustándose las gafas-…he estado haciendo un estudio de la periodicidad y el contexto de aparición de las mujeres que mutan. Las conclusiones se resumen, básicamente, en que tienen una percepción sensorial súper-desarrollada para la captación de hormonas masculinas. Cuando un hombre está muy excitado sexualmente, se convierte en un foco de atracción. Cuando un hombre tiene sexo, ha tenido o va a tenerlo recientemente, se convierte en un foco de atracción. En cuanto las hormonas se rebelan, el varón se convierte en un peligroso imán. Si os habéis fijado, vuestros ataques se produjeron un día después de haber tenido sexo, a excepción del caso de Myo, el cual se justifica mejor por los desajustes hormonales propios de las dudas sobre su sexualidad. Esto me hace temer que hoy se va a producir un ataque...hacia mí, concretamente.
Y, ¿por qué no hacia mí?-preguntó Myo.
Porque tú siempre has sido una persona más cercana al sexo que yo.-explicó Priscille-Por mucho que hayamos disfrutado los dos por igual, el proceso que han seguido tus hormonas no es igual que el que han hecho las mías: el mío ha requerido más energía.
¿Por qué no las atraigo yo a todas si me masturbo de manera sistemática?-preguntó Michelle.
Mis pesquisas me llevan a aducir que es porque tu cuerpo está acostumbrado a la masturbación y, aunque la disfrutes, por mucho que te diviertas haciéndolo y por fuerte que pueda ser tu orgasmo, las hormonas de tu cuerpo están…digamos que “acostumbradas” y no realizan los ciclos que atraen a las criaturas.-explicó Priscille.
Entonces…-dijo Alice preocupado.
Sí.-respondió Priscille-Hoy seré atacado. Pero no tengo miedo…he estado estudiando la fenomenología de vuestros poderes, cada uno de los picos que han experimentado y las causas de ello…y creo que sé cómo controlar medianamente sus impulsos. Además, sé artes marciales, mucha gente las subestima, pero son un gran mecanismo de defensa, incluso tan letales como cualquier pistola.
¿De verdad que no tienes miedo?-preguntó Myo.
Ahora digo que no…-dijo Priscille-…pero seguro que no me alegraré de ver la desagradable sorpresa que el destino me tiene preparada.
¿Estás seguro de que vas a poder controlar el poder?-Michelle estaba preocupado.
Casi.-respondió un nervioso Priscille-En el peor de los casos, si no lo controlo, podré dejarme llevar como hicisteis vosotros…
Parecía que el chico estaba esperando que lo atacasen de un momento a otro…
De pronto, se oyó un golpe estruendoso. Varios chicos salieron corriendo hacia la entrada del instituto.
¡CORRED!-gritó uno de ellos-¡ESA TÍA ESTÁ LOCA!
Los cuatro amigos vieron el origen del golpe: una chica morena, de cabello ondulado y no muy largo, estaba dando golpes con un bate de béisbol. Se acercaba a paso lento a los chicos. Llevaba un uniforme escolar que constaba de una chaqueta verde con ribetes negros, puños blancos y un cuello de tela hasta los hombros de color blanco con ribetes negros, una falda de tablas de color blanco, larga hasta la mitad de los muslos, medias negras que tapaban toda la pierna y zapatos marrones planos. Sus ojos eran rojizos, muy inyectados en sangre.
¡Os lo dije!-dijo Priscille-¡Y esto corrobora mi última hipótesis! ¡Creo que existe algún tipo de atracción telepática entre un hombre cuyas hormonas se han activado recientemente y piensa en un ataque y estas mujeres!
¡FUERA DE MI VISTA!-gritó la chica mientras corría bate en mano.
Priscille se puso en guardia. Myo se puso delante para protegerlo, pero Michelle fue más rápido y los adelantó a los dos. Un pequeño amago de fuego se dibujó en su mano izquierda, pero fue brutalmente golpeado por el bate en la cabeza y cayó al suelo.
¡Michelle!-gritaron sus tres amigos a coro.
Myo se lanzó a por la chica para proteger a sus dos amigos que seguían en pie. Por un momento vio destellear sus dagas en las manos, pero fue golpeado con el bate hacia arriba en la barbilla y también salió expelido.
¡Myo!-se sorprendió Priscille mientras reforzaba su guardia.
¡TÚ SERÁS EL SIGUIENTE!-gritó la chica mientras señalaba a Alice con su bate.
Corrió como una loca hacia el joven de cabello azul…
¡Ya basta!-dijo Priscille-¡He tardado demasiado en reaccionar, pero no te dejaré más oportunidades! ¡Toma ésta!
Priscille apuntó con la palma de su mano izquierda hacia la chica. Un prisma de radiante luz blanquecina y dorada envolvió a Alice, en cuyo regazo había apoyado a Michelle, de tal manera que el bate se partió al golpear la pared de dicho prisma.
¡Una barrera!-dijo Alice aliviado.
Intuyo que mi poder es el de la luz…-dijo Priscille-… ¡bienvenido sea!
Sin bajar su brazo izquierdo, hizo un movimiento con el derecho y apuntó a Myo, quien se vio bañado por una luz que curó los daños del golpe.
Dicen las mitologías que el poder de la luz puede sanar todo tipo de heridas…-Priscille demostraba su amplia cultura-… ¡curaré a mis amigos para eliminar el daño que has hecho!
El estudioso joven repitió la maniobra y curó a Michelle, quien se levantó de golpe.
Esto no quiere decir que vaya a perdonarte el haber herido a mis amigos en mi presencia…-dijo Priscille en un arrebato de valentía-¡sé cómo funciona el poder, tengo ventaja!
El chico alzó la mano derecha, creando un resplandor cegador que hizo que la chica se echase hacia atrás. Agitó el brazo y canalizó el brillo en un chorro de luz que impactó contra el pecho de su enemiga, estampándola en un árbol.
¡ME HAS ENFURECIDO!-gritó la chica mientras sus músculos temblaban-¡PREPÁRATE PARA MORIR!
Se le empezó a caer el pelo mientras su musculatura aumentaba, rasgando su ropa. Su piel se tornaba roja y escamosa y le crecían unas grandes alas membranosas a la espalda. Mientras sus senos se endurecían, sus manos y pies se convertían en garras.
¿Qué es eso?-preguntó Michelle.
Creo que es una gárgola…-respondió Alice.
¡No te dejaré que ataques!-exclamó Priscille-¡Despídete!
Priscille agitó de nuevo el brazo. Esta vez, un chorro negro salió del suelo, rasgándolo mientras avanzaba hacia la gárgola, que acabó sufriendo el impacto y cayendo de rodillas con un corte entre ambos senos.
¿No tenía el poder de la luz?-preguntó Priscille-Tal vez…tal vez mi poder sea la variación entre luz y oscuridad…de todos modos, lo único que quiero es poner fin al tormento que esta criatura está causando…
El chico volvió a hacer un movimiento con el brazo. Un rayo negro impactó contra la gárgola, retractándola.
¡Es increíble!-dijo Myo mientras se agarraba a un árbol para no salir expelido por las ondas expansivas de los espectaculares ataques de su amigo-¡Está controlando el poder como si fuera un experto!
¡No hay duda!-corroboró Michelle-¡Este chico sabe cómo hacer las cosas! ¡ÁNIMO, PRISCILLE, MACHÁCALA!
Me deja sin palabras…-comentó Alice-… ¿cuán profundo y potente es el intelecto de Priscille? Sabe hacer perfectamente algo que nunca ha hecho, que es dificilísimo de controlar y en cuya existencia nadie creería…
Este acto es por mis amigos…-dijo Priscille-…por todo lo que han hecho por mí, por su apoyo, por su cariño, por su amor, por su presencia…por todo…¡les doy las gracias salvándoles de ti aquí y ahora!
Priscille se agitó enérgicamente mientras movía las manos. Dos chorros, uno blanco y otro negro, confluyeron entre sus manos, conformando, sin duda alguna por su parte, lo que sería el arma. Estaba seguro de que ésta se manifestaría si pensaba en sus amigos con decisión.
De pronto, el joven se vio con un disco negro y otro blanco, del mismo diámetro, muy pegados el uno del otro y, a la vez, a la palma de su mano derecha. Ambos brillaban intensamente.
¿Qué arma es ésa?-preguntó Michelle extrañado, aún con el amparo de la barrera.
Un yo-yo.-respondió Priscille al verse con un fino anillo plateado en un dedo-Curioso…de pequeño, solía jugar mucho con ellos…
Con decisión, Priscille tiró el yo-yo, golpeando a la gárgola en la cara. Ésta se enfureció y, entre chillidos, alzó el vuelo para tirarse en picado en una patada doble contra el joven, sin dejar, mientras, de sangrar por el pecho.
¡Craso error!-exclamó Priscille, quien aún estaba afectado por la rabia de haber visto a sus amigos ser golpeados-¡Si mis indagaciones son correctas, la cuerda de este yo-yo tiene una longitud que, como la de la cinta de Alice, varía a placer! ¡Puedo cazarte en el aire! Es más, ¡VOY A HACERLO!
Cruzando las piernas sin darse cuenta, Priscille se irguió, estremeció todo su cuerpo en un movimiento lleno de fuerza y furia y agitó el brazo, liberando el yo-yo, que describió una voluta perfecta hasta impactar de lleno contra la gárgola, produciendo un estallido luminoso que acabó con la desintegración de la misma.
El yo-yo se desvaneció a la vez que la barrera se deshacía. Priscille seguía de pie, con los puños apretados, y mirando al cielo. Se giró a sus amigos y se ajustó las gafas.
Ese uniforme era del Hiwamori.-dijo Priscille-Ren…
Un chico salió al patio.
¡Nos acaban de dejar asomarnos a las ventanas!-dijo-No hemos visto qué ha pasado, pero temíamos por vosotros. Sólo veíamos destellos de vez en cuando. ¿Qué ha ocurrido?
Estamos bien…-dijo Michelle-…sólo era una chica que estaba borracha…la hemos conseguido echar pacíficamente…
¿Y las luces?-preguntó el chico.
Iba…-dijo Myo-…como loca haciendo fotos con una cámara muy potente. La bebida la había trastornado…
Michelle le levantó el pulgar a Myo sin que el chaval se diera cuenta.
Los profesores han decidido cortar las clases.-informó el joven que acababa de salir-Han recibido una llamada del Hiwamori: cuatro alumnas han enloquecido. Se ha acordado cerrar todos los institutos por hoy y tenemos órdenes expresas de irnos a casa. Tememos que lo de las alumnas tenga que ver con los ataques que salen en las noticias…
Priscille echó a correr.
¡Myo, Alice, Michelle, ya sabéis adónde voy!-gritó mientras se alejaba-¡Quedaos en casa!
Los tres se miraron: Priscille iba al instituto Hiwamori a buscar a su hermano.

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