martes, 3 de septiembre de 2013

[SSS] Capítulo 16: Cascada

Capítulo 16: Cascada

No vamos a creernos eso que habéis dicho…-dijo Priscille intentando no perder los nervios-…mi hermano nos avisó de que os soléis reunir aquí… ¿quién nos dice que no ha sido una coincidencia y que os estáis intentando aprovechar de la situación?
Además de maricas, sois unos lerdos.-dijo Albert con su psicótica sonrisa-Pero, ya que ésa es vuestra decisión… ¡Angelica, ve delante con la mitad de los chicos! Seguiremos el plan establecido…¡detonemos la bomba!
Pero, Albert…-dijo Angelica.
¡CIERRA LA BOCA Y OBEDECE!-gritó Albert mientras se giraba y le cruzaba la cara a Angelica-¡Mueve ese culo con tacones y sigue las órdenes de arriba!
Angelica no medió más palabra, alargó un brazo, dio una orden y se alejó dando volteretas, tras lo cual corrió hasta perderse de vista con un montón de chicos detrás.
Espero que lo de la bomba sea en sentido figurado…-dijo Alice.
¡Vuelve aquí, señorita!-gritó Michelle-¡Que alguien vaya a por ella! ¡Id, venga!
¡Ni hablar!-gritó Myo-¡No te vamos a dejar solo! ¡Ya la alcanzaremos!
¡Hay que atraparla!-exclamó Michelle-¡No sabemos lo que quiere hacer! Tal vez después sea demasiado tarde…¡id, por favor, yo los contendré!
¿Tú solo contra tanta gente?-preguntó Priscille-No vamos a arriesgarnos a que sufras una lesión irreparable por fuerte que seas…
Está bien…-dijo Alice-…id vosotros dos. Yo me quedo con Michelle.
¿Qué?-Priscille se ajustó las gafas.
Dos y dos.-dijo Alice-Es justo, ¿no?
Myo y Priscille se miraron. Algo había cambiado en la entonación de Alice…algo que les quitó las dudas. Asintieron con la cabeza y salieron corriendo, siguiendo el camino de Angelica.
¡ALTO AHÍ!-chilló Albert.
Los chicos de la Pax Nekra formaron una barricada humana.
¡Con permiso!-dijo Priscille abriéndose paso entre ellos con una escurridiza maniobra de evasión.
¡Paso, por favor!-exclamó Myo ladeando a sus contendientes con una corriente de viento.
Priscille y Myo pasaron por al lado de Maximilianne y Albert, respectivamente. Éstos alzaron sus puños para parar a ambos chicos, pero Michelle fue más rápido y trazó un círculo de fuego a su alrededor para evitar que se movieran.
Cuando el avance de Myo y de Priscille estuvo asegurado, Michelle y Alice se quedaron solos ante los matones.
Tal vez tendrías que haber perseguido tú a Angelica…-dijo Michelle a modo de disculpa.
Quiero quedarme contigo, Michelle.-dijo Alice-Myo y Priscille son más ágiles que yo, podrán perseguirla más eficientemente. Voy a ayudarte, a apoyarte y a luchar por ti como pago por todo lo que te debo. Gracias a ti he vencido en parte mis miedos y estoy aprendiendo gimnasia, cumpliendo uno de mis sueños frustrados. Gracias a ti he comprendido lo que es el placer, me has enseñado a disfrutar del cuerpo con el que la naturaleza nos dota, a hacerlo sin pudor conmigo mismo, me has enseñado a masturbarme y me has dado unos momentos inolvidables. No voy a dejarte atrás después de todo lo que me has dado de manera desinteresada…
¿Sabes qué?-preguntó Michelle.
¿Eh?-Alice lo miró.
Michelle besó a Alice en los labios mientras sujetaba su mentón con una mano. Tras el beso, encaró a los enemigos que se alzaban frente a ellos y apretó los puños.
He estado siguiendo tu ejemplo de chico autodidacta…-dijo Michelle-…he sacado algo de tiempo entre los estudios y el entrenamiento para aprender a boxear un poco por mi cuenta. BRITISH BOXING, MY FRIENDS!
Alice sonrió. Se quedó en la retaguardia, con los brazos estirados, las palmas apuntando hacia su centro corporal y las piernas cruzadas.
¿Queréis camorra, Pax Nekra?-preguntó Michelle-¡Tomad, os doy toda la que queráis!
Acabad con ellos.-dijo Maximilianne mientras chasqueaba los dedos.
Los chicos que quedaban con Albert y Maximilianne se lanzaron corriendo a por Michelle y Alice mientras sacaban de sus bolsillos navajas, palos, cadenas y demás armas callejeras. Un primer valiente se acercó navaja en mano, pero fue lanzado por los aires con un fuerte puñetazo del corpulento pelirrojo.
¡Vamos, venid!-gritó Michelle-¿Tenéis miedo?
Los matones se arremolinaron en torno a Michelle, quien comenzó a repartir puñetazos con mucha fuerza pero cierta torpeza dada su inexperiencia. Algunos fueron alcanzados y cayeron al suelo, pero otros lograron golpear a Michelle y lo comenzaron a someter entre todos. Mientras uno lo ataba con una cadena, otro le golpeaba en la espalda con un palo. Los demás hacían tapón. A los pocos segundos, una fría neblina los rodeó.
¡Ah!-gritó uno de los matones-¡Qué frío!
¡Joder!-se quejó el que tenía atado a Michelle-¡La cadena está demasiado fría!
Alice se sonrió levemente.
En cuanto soltó la cadena, Michelle se levantó, se giró hacia él y lo embistió con un puñetazo tan fuerte que lo estampó en una pared. Volviéndose hacia el del palo, le golpeó en las costillas con un gancho, le quitó el arma y se la partió en un hombro. Los que hacían tapón volvieron a empuñar las armas. Uno llevaba un martillo bastante grande y logró golpear a Michelle con él. Sus manos se vieron en el interior de un considerable bloque de hielo. El pelirrojo arrancó el martillo del bloque y le golpeó fuertemente en el plexo solar con él a su dueño, tirándolo al suelo. Haciendo un fuerte barrido con el martillo, derribó a varios que lo estaban rodeando…con la mala suerte de que cayeron cerca de Alice.
¡El de azul!-gritó uno de los chicos mientras se levantaba-¡Él es el que nos sabotea! ¡A por él!
Los pocos chicos que quedaban se abalanzaron sobre Alice, quien no pudo reaccionar a tiempo y cayó de espaldas al suelo. Un majestuoso muro de fuego se alzó ante él, impidiendo que nadie se acercara.
¡OS QUEMARÉ VIVOS SI LO HACÉIS!-gritó Michelle-¡Nadie va a herir a mi amigo en mi presencia!
Los matones se alejaron cautelosamente. El muro se fue atenuando poco a poco. Justo cuando estaba a punto de apagarse, un traicionero miembro de la Pax Nekra lo atravesó y, con un par de quemaduras en la piel y en la ropa, agarró a Alice por detrás del cuello.
¡No vuelvas a hacer ese truquito o me cargo a tu amiga!-gritó.
¡Amigo!-gritó Michelle-¿Acaso estás ciego?
¿Seguro?-preguntó el captor de Alice-¿Con estas pintas? Tiene cara, cuerpo y ropa de tía…veamos si podemos divertirnos con ella…a ver lo estrecha que está…
El chico le puso la mano en la entrepierna a Alice. Aunque su pene era pequeño, se notaba al tacto, como era obvio.
¡Tiene un bulto!-gritó el chico-¡Habrá que arrancárselo para descubrir el agujero por el que entraremos!
¡NO VUELVAS A HACER ESO SI NO QUIERES QUE TE MATE AQUÍ MISMO!-gritó Michelle encolerizado-¡ALÉJATE DE ALICE! ¡TE HARÉ SUFRIR!
Sin poder evitar sonrojarse y retorcerse de la angustia, Alice puso sus manos sobre el musculoso brazo que lo oprimía. Inmediatamente, el brazo del chico comenzó a congelarse. El chico dejó de tocarle la entrepierna para golpearlo con el brazo que no tenía congelado, pero Alice logró zafarse de él aprovechando su delgadez y la constitución resbaladiza del hielo. Acto seguido, lo empujó levemente con ambas manos, ocasionando una fuerte caída de espaldas contra el suelo: había un témpano de hielo bien formado detrás de sus pies, por lo que se había desequilibrado y se había caído.
¡CONGÉLALE LOS OJOS!-gritó Michelle-¡QUE PAGUE POR LO QUE TE HA HECHO Y LO QUE TE HA DICHO!
Michelle, no es necesario…-dijo Alice-…estoy bien…
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!-gritó Michelle de pura rabia.
Un chorro de fuego salió de su mano, envolviendo en llamas al chico que había agarrado a Alice. Al verlo, los matones que quedaban salieron corriendo despavoridos.
¡Cobardes!-gritó Maximilianne.
¡Ya os cogeré, viles desgraciados!-chilló Albert.
El individuo que estaba ardiendo logró apagarse a base de rodar por el suelo, pero ya no tenía fuerzas para moverse.
Ya ajustaremos cuentas tú y yo…-dijo Michelle dejando claro que se había dado cuenta-…pero primero…falta una pareja para terminar la desratización…
Está claro, ¿no, Maximilianne?-preguntó Albert-Pasa del machito y vamos a cargarnos a la nenaza…es la más débil.
Estoy delante, ¿sabes?-dijo Alice desde la otra punta.
¡Y PRONTO ESTARÁS DEBAJO…DEL SUELO!-gritó Albert mientras corría hacia él junto con Maximilianne.
Eso no os lo creéis ni vosotros…-dijo Michelle taimadamente.
Se lanzó cual depredador a por Maximilianne, agarrándolo fuertemente y tirándolo con él al suelo, rodando parque abajo hasta colarse en los jardines de la academia Shirakawa. Las pocas chicas que quedaban ahí huyeron despavoridas.
Albert y Alice quedaron solos, frente a frente. El sádico cabecilla de la Pax Nekra alzó su puño y embistió a Alice con un fuerte puñetazo, arrollándolo y haciéndolo rodar por el suelo. Temblando, Alice se intentó incorporar. Cuando se logró poner a cuatro patas, Albert soltó su característica risotada de hiena y lo volvió a tirar al suelo de una patada en la cara.
¡Tu amigo te ha dejado solo!-le gritó-¡Ya ves lo que te aprecia!
Michelle no me ha dejado solo.-respondió Alice sin levantarse-Me ha librado del bruto de tu compañero…y ha confiado en mí…para hacer…lo que él y los demás han hecho por mí…durante toda mi vida…y no…puedo…defrau…darle…
Se intentó levantar de nuevo.  Albert le apuntó con la palma de la mano. Alzó el brazo y lo bajó de golpe. Una enorme burbuja llena de agua cayó contra Alice y le golpeó fuertemente, hundiéndolo levemente en el suelo y mojando parte del parque.
¡JAJAJA!-se rió Albert-¡Alguien que no entiende la superioridad de un gran poder no podrá vencerme en combate! ¡Larga vida a la Pax Nekra!
Un enorme géiser salió de debajo de Alice. Al cortarse, éste quedó en el aire, cayendo en picado.
Alice creó una plataforma de hielo debajo de él lo suficientemente ancha como para caber en ella. Mientras caía, se extendía verticalmente hacia abajo, formando una pequeña torre que acabó por hundirse en el suelo, absorbiendo la fuerza del golpe y permitiendo a Alice bajar ileso como si de un tobogán se tratara.
De las manos de Albert salieron unos haces de resplandor azul acuoso que dieron lugar a un gigantesco martillo amarillo con empuñadura plateada.
¡MUY BONITO, PERO VAS A MORIR IGUALMENTE!-gritó Albert.
Un impetuoso martillazo destrozó el montículo de hielo, pero Alice logró evadir el golpe en el último momento.
¿Te crees muy listo?-preguntó Albert-¡No juegues conmigo!
Albert lanzó una sarta de martillazos encadenados. Alice se echó hacia atrás, cayó al suelo, rodó y evitó la mayoría de los golpes, pero, al levantarse, recibió de lleno el último. Ese martillo podría tener, perfectamente, mucha más masa que él, y la fuerza física de su esgrimidor era temible, tal vez comparable o incluso superior a la de Michelle. Soportando un tremendo dolor por el impacto, Alice surcó el aire hasta impactar de bruces contra un árbol, trastabillando tras ello, luchando por no caer al suelo. Rápido como una saeta, Albert se acercó a él y le asestó un tremendo martillazo en la espalda, quebrando el tronco del árbol con el impacto. Antes de poder retirar el martillo para poder cargar otro golpe, Albert vio que una capa de hielo estaba uniendo su arma con el cuerpo de su contrincante.
¿Qué pretendes?-preguntó Albert-¿Inmovilizarte tú solo?
Si no puedes blandir ese martillo…-dijo Alice-…no eres tan peligroso…
Albert intentó de nuevo retirar el martillo. Ya no lo conseguía. Notó cómo algo se le enroscaba al tobillo. La cinta de Alice había aparecido y estaba congelando sus pies.
¡Ya lo entiendo!-gritó Albert-¡Pretendes congelarnos juntos! ¿Vas a sacrificarte por mí? Qué conmovedor…
Cualquier precio a pagar es válido con tal de pararte los pies, majadero…-dijo Alice con un hilo de voz.
Me habían informado de que eras más modosito y que no decías esas palabras tan fuertes…-dijo Albert-¿sabes qué hacemos con los niños malos? ¡CASTIGARLOS DESPUÉS DE ENSEÑARLES LO INÚTIL DE SUS ACCIONES!
El martillo de Albert se deshizo en agua, quedando Alice atrapado en su propia capa de hielo que no lo unía con nada. Acto seguido, disparó, con sus manos, un chorro de agua a sus pies, rompiendo el hielo y apartando la cinta. Antes de que Alice pudiera hacer desaparecer el hielo, Albert le dio un rodillazo en la espalda, golpeándolo de nuevo contra el árbol. Acto seguido, lo cogió de los hombros, lo arrancó del hielo que lo unía al árbol, lo lanzó por los aires y lo bateó con su martillo.
Alice cayó al suelo y ya no tenía fuerzas para levantarse. Era débil físicamente, no destacaba en ningún deporte, no sabía artes marciales, era un cobarde, un indeciso y un mal luchador… todo eso fue lo que pasó por su cabeza en esos momentos.
Vaya desperdicio…-dijo Albert mientras se acercaba lentamente y haciendo resonar sus botas a cada paso que daba-…tienes el poder y no vales para ejercerlo…te voy a enseñar a ser una mujer, nenaza…-llegó hasta el cuerpo de Alice-…ven aquí.
Lo agarró del cuello y lo levantó, pegando su cabeza contra su entrepierna y frotándola.
…-Alice tenía ganas de llorar, pero no le salían las lágrimas.
No sólo había perdido el combate contra Albert, sino que, además, lo iba a forzar allí mismo…
Que conste que no soy un desviado como vosotros.-dijo Albert-Es sólo que te veo como a la mujer que eres.
Albert sacó a relucir su pene, ya erecto, tan pálido como el resto de su piel, de bastante longitud y estrecho diámetro, circuncidado y curvado hacia arriba, y lo introdujo forzosamente en la boca de Alice, haciéndole una irrumación cada vez más acelerada.
El pobre Alice deseaba que parase. No era lo mismo que cuando probó el pene de Michelle. Esta vez no le estaba gustando nada. Le dolía el cuerpo y el alma. Estaba sufriendo. Deseaba llorar, chillar, patalear y ahogar su sufrimiento y rabia hasta morir con ello…lo sentía frío y amargo dentro de su boca…tal vez por los intercambios de agua y hielo y porque el glande de Albert no paraba de segregar líquido preseminal, que a Alice le estaba resultando asqueroso.
El sádico individuo de la Pax Nekra siguió moviendo enérgicamente la cadera a ratos, y a otros ratos se quedaba estático y le movía la cabeza a Alice sin cuidado ninguno, tirando dolorosamente de su pelo.
¡Chupa, zorra!-gritó Albert-¡Aprende a ser una mujer de verdad! ¡Un insulto como tú nunca podrá ser un hombre! ¡Vuestro lugar está aquí abajo, entre nuestras piernas, CHUPANDO NUESTRAS JODIDAS POLLAS!
Mezcla de su placer por hacer sufrir al prójimo y por penetrar bucalmente a alguien, Albert eyaculó dentro de la boca de Alice, quien se sentía envenenado, inundado por un chorro de semen caliente, salado y amargo que no terminó ahí: al sacarle el pene de la boca, Albert soltó otro chorro de semen sin previo aviso sobre la cara de Alice, el cual, finalmente libre de las manos de su enemigo, quedó de rodillas en el suelo, profundamente dolorido y asqueado, avergonzado, vejado, profanado, magullado, herido, probablemente con algo roto…empezando por el corazón por haber defraudado a Michelle al no poder contra Albert…lo que les facilitaría a él y a Maximilianne, si vencía a Michelle, perseguir a Myo y a Priscille…

Alice se imaginaba a los dos cabecillas reuniéndose con Angelica, atrapando por ambos flancos a Myo y a Priscille y sometiéndolos dolorosamente, por lo que se sintió aún peor al pensar que había defraudado también a sus otros dos amigos…

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