martes, 3 de septiembre de 2013

[SSS] Capítulo 18: Valquiria - Priscille contra Angelica

Capítulo 18: Valquiria - Priscille contra Angelica

Myo y Priscille les iban pisando los talones a los miembros de la Pax Nekra. Ya podían distinguir a lo lejos a la masa de chicos comandados por Angelica, que iba en cabeza y quien, a pesar de llevar tacones de aguja, corría a gran velocidad, por lo que sus senos botaban violentamente.
¿Estarán bien Alice y Michelle?-preguntó Priscille.
¡Confiemos en ellos!-exclamó Myo mientras corrían.
. . .
¡JODER!-gritó uno de los chicos-¡Han quemado vivo a uno de los nuestros! ¡Tenemos que volver al Hiwamori a por refuerzos!
…-otro de los chicos que habían huido de la escaramuza anterior comenzó a retroceder asustado.
¿Qué está pasando?-preguntó un tercero.
Miraron hacia donde miraba el compañero que retrocedía. Todos se miraron entre ellos con una expresión de pánico.
¡NO!-gritaron.
Se oyeron varios golpes. Todos cayeron extenuados.
. . .
¡ANGELICA!-gritó Myo cuando estuvieron lo suficientemente cerca-¡DETENTE!
Angelica se paró en seco y, con ella, todos los chicos que la seguían. Delante de ellos había una figura de corta estatura, completamente tapada y que les era familiar a los chicos.
¡Es él!-exclamó Priscille-¡El que se cruzó con nosotros aquella noche!
Maestro.-dijo Angelica en tono solemne-Adelántese y siga con lo previsto. Nosotros los detendremos.
Myo y Priscille miraron al horizonte. Frente a ellos había un edificio de extrañas características, casi sacado de una obra de ficción.
¿Ese edificio lleva ahí desde siempre?-preguntó Myo-No lo recuerdo…
¡Ese edificio antes no estaba!-gritó Priscille mientras recordaba, asustado, que ahí había un jardín de infancia-¡Algo va mal!
El encapuchado comenzó a correr hacia el edificio. Angelica se giró hacia los chicos con un puño apretado y la otra mano tensada en señal de guardia. Los matones que la rodeaban se amontonaron delante de ella.
Myo…-dijo Priscille-… ¡ve tras él! Yo distraeré a Angelica. Sólo Dios sabe lo que ese hombre puede hacer ahí dentro…
Pero…-dijo Myo.
¡No te preocupes por mí!-dijo Priscille-Recuerda que sé defenderme mejor de lo que mi aspecto da para imaginar. Fuiste el primero en obtener el poder, y una de las personas más valientes que he conocido en mi vida… ¡tienes que ir tras ese hombre! ¡Yo te cubro! ¡Alice, Michelle y yo te cubrimos!
Myo asintió con la cabeza.
Está bien, pero…-dijo Myo-¡déjame que te dé una última ayuda antes de que nos volvamos a ver!
Myo corrió tras el encapuchado. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de los matones, soltó un grito cargado de fuerza mientras agitaba sus manos. Se formó un tornado que arrastró a buena parte de los matones. Los que se libraron, que estaban demasiado lejos de Myo, no pudieron agarrarlo a tiempo. Priscille se quedó solo ante Angelica y el último reducto de la avanzadilla de la Pax Nekra.
Angelica chasqueó los dedos. Inmediatamente, todos los chicos se abalanzaron sobre Priscille. Éste se envolvió en un prisma de luz que hizo rebotar a todos los chicos. Acto seguido, hizo aparecer su yo-yo  y dio un fuerte barrido, golpeando a todos sus contendientes y dejándolos en el suelo. Tras ello, desmaterializó el arma y miró fijamente a Angelica.
Angelica…-dijo Priscille-…no es necesario que nos hagamos daño. Déjame pasar. ¿No ves la situación? Tokyo está en peligro.
Cállate.-dijo Angelica secamente-Soy un miembro de la Pax Nekra y, como tal, lucharé por el cumplimiento de sus ideales.
¿Qué ideales?-preguntó Priscille exasperado-¡Todavía no nos habéis transmitido vuestros propósitos!
¿Qué más da ya?-respondió Angelica-Hoy se van a cumplir nuestros sueños. Hoy todo el mundo sabrá la respuesta a lo que me preguntas…y, para asegurarme de que todo salga perfecto, he de impedir que avances un metro más.
Lo siento, Angelica…-dijo Priscille adoptando una guardia de Karate-…tengo que reunirme con Myo…tenemos que reunirnos los cuatro.
Y más que lo vas a sentir…-dijo Angelica apretando los puños-¡voy a vapulearte!
A mi favor tengo que alegar que…-dijo Priscille-…nunca he perdido un combate de artes marciales.
Yo tampoco.-dijo Angelica alzando los puños.
¿Shooting?-preguntó Priscille.
Sí.-dijo Angelica-Eres el primero que no lo confunde con Muay Thai, supongo que puedes sentirte orgulloso. Soy campeona y más que experta en Shooting, Vale Tudo y Combat Sambo con sólo dieciocho años. Ya puedes empezar a temblar…
A mis dieciséis…-dijo Priscille-…soy cinturón negro de Karate, Judo y Aikido. No te tengo miedo.
Pronto me lo tendrás.-dijo Angelica.
Sin dejar pasar ni medio segundo, la hermosa muchacha flexionó sus piernas y se lanzó a por Priscille, quien bloqueó un primer puñetazo con su antebrazo. Lanzó un rápido golpe de rodilla, pero la chica saltó hacia atrás para esquivarlo y abatió al joven con una patada frontal empujándole sobre el pecho con todo el pie.
Sin dejarle que se levantara, Angelica se tiró sobre él y le cayó sobre las costillas con un codo. Ignorando el agudo grito de dolor, la joven apretó el pecho y el abdomen del chico contra el suelo con sus manos y le golpeó con las dos rodillas en dos puntos del tronco superior. Acto seguido, le cogió un brazo y se lo colocó en una posición desfavorable, intentando causarle una luxación.
¿De verdad eres cinturón negro en tres disciplinas?-preguntó Angelica-Das pena.
Priscille no medió palabra. Con una ágil maniobra, retiró su brazo de entre los brazos de su enemiga, rodó por el suelo para alejarse de ella, se levantó  y le golpeó un hombro con la palma de la mano izquierda. Acto seguido, lanzó un puñetazo recto contra el punto de unión de ambas clavículas. Angelica rodó hacia atrás con la fuerza del impacto. Se levantó, giró sobre sí misma y le dio una brutal patada giratoria a Priscille en el cuello, golpeándolo contra el suelo. Un segundo después, le pisó el cuello con su tacón.
No vuelvas a intentarlo.-dijo Angelica-Es inútil.
Priscille levantó una pierna, propinándole un puntapié en el muslo a Angélica, obligándola, de esta manera, a retirar el pie de su cuello. Aprovechando ese momento para levantarse, agarró a Angelica, se la cargó a la espalda y la proyectó varios metros hacia delante en una espectacular llave de Judo. Tras ello, se arrodilló, le cogió un brazo y se lo apretó, realizando una inmovilización.
Angelica, por favor, no está bien pelear con una chica.-dijo Priscille-Piensa si de verdad te merece la pena sacrificarte así por la Pax Nekra. ¡Tus compañeros no te muestran respeto! ¿De verdad eres feliz luchando para quien te desprecia?
¡Cállate!-le espetó Angelica-¡No tienes ni idea!
Enfurecida, la chica alargó una pierna, pateando la cara de Priscille. Se zafó de su agarre, se levantó y le dio un brutal puñetazo, cruzándole la cara. Haciendo un violento viraje con el mismo brazo, le estampó el dorso del puño en la cara y lo echó hacia atrás, trastabillando y dando vueltas. Una vez se hubo quedado estático, le lanzó una fuerte patada baja con la espinilla en la corva, hincándolo en el suelo, momento que aprovechó para girar en sentido contrario a Priscille e interceptarlo con una fuerte patada giratoria que combinó con una frontal que lo golpeó en el aire y lo tiró de nuevo al suelo.
¡Ignorante!-le gritó Angelica mientras se arrodillaba encima de él y lo agarraba del cuello-¡No hables sin saber lo que dices!
Comenzó a darle puñetazos en la cara con el brazo con el que no lo estaba sujetando.
Sabría algo más si os dignaseis a contestar a lo único que os hemos preguntado…-dijo Priscille mientras paraba el puño de Angelica agarrándolo con su mano.
¿Planeas forcejear conmigo?-preguntó Angelica con sorna mientras seguía empeñada en descargar el puñetazo-Eres un enclenque. Además de enano, estás flaco y no tienes nada de músculo. No tienes fuerza suficiente para lidiar con alguien como yo.
La fuerza no lo es todo.-dijo Priscille-Parece mentira que una gran artista marcial como tú no lo sepa. No estaré atlético como tú, pero la fuerza es algo que, como todo en esta vida, tiene enemigos naturales contra los que no se puede defender. En Aikido nos enseñan a valernos de la fuerza del oponente…por lo que yo, sin ninguna fuerza propia, tengo toda la que necesito para salir victorioso.
Le retorció la muñeca a la chica a base de girarle el puño. Confundida por el dolor, Angelica soltó el cuello de Priscille, momento que éste aprovechó para golpearla con una rodilla en el estómago para, justo después, agarrarla con ambas manos y lanzarla hacia atrás por los aires empujándola con una pierna hacia arriba.
Angelica cayó al suelo pesadamente. Sin pensárselo dos veces, se levantó y le lanzó una tosca patada a su oponente, clavándole un tacón en un muslo. Tras ello, le lanzó un puñetazo directo a la cara, pero Priscille lo interceptó con una mano, se ladeó, dejándole camino libre mientras la llevaba en su mismo sentido, causándole un desequilibrio. Un instante después, se volvió contra ella y la tiró al suelo.
¡No juegues conmigo!-Angelica se levantó y realizó  un barrido circular con una pierna.
Priscille lo esquivó saltando y, antes de caer, alargó una pierna, dándole un puntapié en la frente a la chica y tirándola hacia atrás. Se volvió a levantar y miró al chico adoptando una guardia distinta.
No podemos alargar esto ni un segundo más.-dijo Angelica para sí-Tengo que asistirle… ¿en qué están pensando Albert y Maximilianne?
¡Lo siento, Angelica!-se disculpó Priscille mientras se lanzaba hacia su enemiga.
Le dio un puñetazo directo en el estómago y uno con el dorso del puño en la cara. Acto seguido, le golpeó con el canto de la mano en el cuello, otra vez en la cabeza y, finalmente, le hizo una llave muy pesada. Sin dejar pasar ni un segundo, Angelica se levantó, golpeó a Priscille en varios puntos del tronco superior, la cabeza y los brazos con una larga y fugaz cadena de puñetazos, lo pateó severamente con distintas patadas cargadas de fuerza y rabia y, finalmente, le agarró ambas muñecas, le separó los brazos y le apretó un pie contra el pecho.
¡Te voy a dislocar los brazos!-gritó Angelica.
Priscille se aprovechó de que Angelica sólo estaba apoyada en el suelo con un pie para desequilibrarla con un barrido. Antes de caer, Angelica cambió el agarre, se dio la vuelta y se revolcó con el chico por el suelo, acabando por golpear su espalda contra el asfalto. Acto seguido, le agarró un brazo con ambas piernas y le presionó con los pies en el hombro mientras tiraba del brazo con los suyos propios.
Una luz dorada emanó del brazo de Priscille, obligando a Angelica a retirarse. Inmediatamente, la chica se levantó y se sacó tres jeringuillas del bolsillo. El chico se levantó y se asustó al verlo.
¿Qué es eso?-preguntó Priscille.
Tu perdición.-dijo Angelica mientras se clavaba las tres jeringuillas a la vez en el cuello.
Con el dedo pulgar, se inyectó los contenidos de las tres jeringuillas a la vez. Acto seguido, se las arrancó y las tiró violentamente al suelo. Sus ojos se inyectaron en sangre y se le hincharon varios vasos sanguíneos del cuerpo.
¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-gritó Angelica mientras corría con el puño en alto.
Priscille se agachó, esquivando el puñetazo, y contraatacó con un codazo y un puñetazo en el abdomen de la chica. Con el codo no lo notó, pero, con el puño, vio que sus músculos estaban mucho más duros que antes. Dedujo entonces que se había inyectado peligrosas drogas para aumentar su fuerza. Sin permitirse un respiro, el joven lanzó dos golpes más contra su contendiente, que ya estaba tan dura que ni se tambaleaba ante ellos. Con una diabólica sonrisa y los músculos del cuello peligrosamente marcados, Angelica agarró a Priscille del cuello y lo levantó del suelo, zarandeándolo en el aire. Tras varios zarandeos, lo tiró lejos de ella.
El chico logró estabilizarse y darse una voltereta en el aire para no caer de golpe. Acto seguido hizo aparecer el yo-yo y lanzó un golpe contra la chica, que lo paró con un antebrazo, devolviéndoselo. Priscille fue golpeado por su propio yo-yo y cayó al suelo con él colgando de un dedo.
Angelica avanzó hacia él a base de volteretas y, en el aire, se abrió de piernas para caer encima del chico con un talón. Se levantó y realizó una parada alta cruzada formando un aspa con sus brazos. El golpe fue muy doloroso, pero logró retractar a la chica.
Necesito librarme de ella como sea…-pensó el joven mientras lanzaba desesperadamente su arma de nuevo.
El yo-yo pasó rozando a Angelica, quien había esquivado el impacto girando sobre sí misma, tras lo cual corrió para asestarle el golpe de gracia. El yo-yo comenzó a volver y la golpeó en la espalda, haciéndola caer de bruces contra el suelo. Sangrando por la nariz y con sus voluminosos pechos aplastados contra el asfalto, Angelica hizo ademán de levantarse. En ese instante, los discos de luz y oscuridad del yo-yo del chico comenzaron  vibrar y resplandecer. La cadena estalló en pedazos y los discos se dividieron, envolviendo cada uno una pierna de Priscille. Tras pocos segundos, el chico se encontró con una bota plateada en el pie izquierdo y otra negra en el derecho. Eran de caña muy alta, hasta casi las rodillas, de textura y aspecto metálico, resplandecientes, de suela casi plana y poco tacón, pero irradiaban una energía tremenda.
Haciendo caso omiso, Angelica lanzó una fuerte patada contra Priscille, quien la bloqueó con otra patada con la bota plateada. La fuerza de la patada fue tal que la chica salió expelida. Sin pensárselo dos veces, Priscille corrió hacia ella. Las botas le permitían correr a una velocidad vertiginosa. Saltó para interceptarla. Como el avispado chaval pudo deducir, su capacidad de salto también había aumentado astronómicamente. En el aire, interceptó a Angelica con una patada voladora y cayó de pie al suelo, dejando que la chica cayera contra el suelo en picado.
Se volvió a levantar.
Por favor…-dijo Priscille desesperado pero envalentonado-… ¡PERDÓNAME!
Nada más terminar de levantarse, Angelica recibió una patada en el esternón, seguida de otra, otra, otra, otra y…una larga e interminable. Las botas, o, al menos, la plateada, le permitían a Priscille patear a gran velocidad. Cambió de pierna. La bota negra también tenía el mismo efecto. Tras una larga sarta de patadas, Priscille lanzó por los aires a Angelica con la bota plateada y lanzó una patada a ras de suelo con la negra, provocando una onda negra que avanzó cortando el suelo hasta arrollar a la chica, que se deshizo en un agudo grito, le abrió la camisa y le rasgó la falda, dejándola derrotada en el suelo.
Tras desmaterializar sus botas, Priscille corrió hacia la chica.
Angelica, lo siento.-dijo Priscille-Pero el futuro de Tokyo es incierto ahora mismo.
Me has…-dijo Angelica-…vencido…
Priscille hizo un educado y solemne saludo marcial.
Detenlos.-dijo Angelica con el hilo de voz que le quedaba.
¿Eh?-Priscille se acercó a ella.
Detén a la Pax Nekra.-dijo-Son unos desgraciados.-empezó a llorar-Me han golpeado, vejado, insultado y violado incontables veces. Llevo sola en el mundo desde los seis años. La Pax Nekra me acogió y me libró de los adultos que me han esclavizado a lo largo de mi vida desde que mi familia murió. Me salvaron a cambio de mi servidumbre incondicional. Si no los ayudaba…me devolverían a la calle. Mi vida es una mierda…no he tenido nada bueno…he servido como mercenaria y…prostituta…porque, por primera vez en mi vida, tengo una casa a la que volver cada día. No sé qué me merece más la pena, si seguir con la farsa o si morir.-Angelica lloraba desconsolada-Me siento como la peor persona del mundo…y me han hecho de todo lo malo y prohibido. Priscille, por favor…ayúdame…ayuda a Tokyo…detenlos.
Al joven se le encogió el corazón.
¿Es eso cierto?-preguntó alarmado.
¿Me ves en condiciones de mentir?-preguntó Angelica resaltando sus magulladuras, las marcas de las jeringuillas, su ropa destrozada y su ropa interior claramente expuesta-Soy lo peor…y nunca me atreví a denunciarlos por malos tratos...Albert me ha dado especial miedo siempre.
Nunca nadie te hará sufrir de esta manera otra vez.-dijo Priscille-Vamos a parar a la Pax Nekra. Y lo vamos a hacer juntos. Vamos, Angelica, con poco serás mucho más fuerte que el resto de los miembros. Tienes fuerza suficiente para darles una paliza.
No…-dijo Angelica-…yo ya estoy acabada. Me duele todo y las drogas me están quemando por dentro. Déjame aquí…déjame morir y adelántate. Ese tal Myo te necesita…si no vas con él, morirá irremediablemente. Si os juntáis los cuatro, tal vez seáis capaces de…hacer algo…pero yo no. Déjame morir…déjame aquí…no tardaré en perecer.
¡No!-dijo Priscille-Te voy a salvar. Voy a llevarte conmigo y, cuando todo esto acabe, me encargaré de que recibas tratamiento médico.
Voy a morirme.-dijo Angelica-Lo que me he metido era un experimento inacabado. Déjame cumplir mi penitencia por haber fracasado como mujer y como persona. Sólo seré una carga…peso demasiado para un flaco como tú… ¡vamos, adelántate!
Priscille tragó saliva.
¡PRISCILLE!-gritaron a coro dos voces conocidas.
Priscille se giró y se asustó al ver el terrible aspecto que presentaban sus amigos Alice y Michelle.

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