martes, 17 de septiembre de 2013

[WC] Episodio V: Yurika y Pamela

COALESCENCE
WORLDS COLLIDE II
Episodio V · YURIKA Y PAMELA

¡Shogun Nikola Chou Tesla!-exclamó el chico pelirrojo-Dichosos los ojos…
¡Gishi John Ametatsu Dalton!-respondió el joven de ojos plateados-Jamás pensé que te vería tan pronto…
Corrieron el uno hacia el otro. Freya se mantuvo en su posición, tirando a Aquanika al suelo conforme su acompañante se la cedía, esperando a ver cómo evolucionaban los hechos, mientras que Metallurgy se llevó las manos a la boca, temiendo que fueran a pelear entre ellos. Para sorpresa de ambas, se fundieron en un fuerte abrazo que duró un lapso de tiempo notable. En Nikola no podía notarse porque llevaba los brazos cubiertos, pero ambas chicas pudieron fijarse en que el tal Dalton, que llevaba ropa sin mangas, estaba apretando sus brazos notablemente, marcando mucho su musculatura, señal de que el abrazo era sentido y puramente real. Tras el largo abrazo, se miraron fijamente mientras estrechaban con fuerza sus manos y sonreían. Podía notarse que ambos eran igual de altos, pero, mientras que Dalton estaba muy delgado, Nikola tenía un cuerpo robusto de mucha mayor musculatura.
¡Amigo mío, por fin!-se alegró el pelirrojo-Por más que intentaba, no podía hacer nada por romper la condena…la injusticia me encadenó, no como a ti, pero sí de otra manera…
Hemos emergido, no te preocupes más por eso.-contestó el joven de cabello negro-Estamos arriba y dispuestos a contraatacar.
¿Cómo ha pasado?-preguntó Dalton.
Nikola se aclaró la garganta.
Como te dije, he estado saboteando la organización de las alcantarillas con mi falso puesto de perro del Gobierno.-dijo Nikola-Estaba haciendo uno de los sabotajes cuando he notado la perturbación que ha sacudido todo…y, entonces, antes de que las cosas se disparasen, decidí forzar la ejecución de mi plan maestro de liberación y adelantar los hechos para que, en caso de tener que morir, lo hiciéramos viendo el cielo una última vez. Luego –señaló a Freya- apareció esta chica encima de un avión del ejército secuestrado y bombardeó y destruyó a todas las tropas, repartiendo sus recursos entre los cautivos.
Increíble…-dijo Dalton-…pero eso lo convierte en una enemiga pública, igual que esta chica de pelo blanco. Estamos en crisis. ¿Se trata todo esto de un surrealista ataque de…-miró a Freya, al cuerpo inanimado de Aquanika que yacía en el suelo y, por último, a la exhausta Metallurgy-…mujeres gigantes…y verdes?
¡Oye!-se quejó Metallurgy.
Freya dio un pisotón en el suelo, provocando un temblor.
Vamos a dejar las cosas claras de una vez, ¿de acuerdo?-se aventuró a decir-Esta mujer gigante se llama Freya. La mujer gigante y verde se llama Metallurgy Watanabe, y es mi camarada, así como también lo es Aquanika Vinokourov, la bella durmiente gigante. No puedes quejarte, pequeño, he sido educada y sincera contigo. ¿Tendrías la bondad de decirme tu nombre?
Dalton.-respondió el chico-Todos me llaman así.
Perfecto.-dijo Freya-No me importa que no sea tu nombre real, sólo necesitaba una palabra para dirigirme a ti con la que estuvieras conforme.
A mí todos me dicen Nikola o Tesla.-añadió el chico de las gafas-Como prefiráis.
Bien…Nikola, Dalton…-dijo Freya-… ¿dónde estamos?
En Japón, o Sol Naciente.-informó Dalton-Es nuestro país.
Da la casualidad de que Metallurgy y yo somos japonesas, llevamos toda la vida en Japón y no conocemos nada de lo que hay aquí.-dijo Freya.
La única razón por la que no acabo con vosotras es por consideración hacia mi amigo, al que te agradezco que hayas ayudado.-dijo Dalton-No obstante, no tientes a la suerte. ¿Japonesa? ¿Tú?
¿Te has mirado a un espejo?-preguntó Freya-Tus rasgos y los míos son bastante similares, así como también lo son los de Metallurgy y los de Nikola. Dudo mucho que seas ciego, así que sólo tienes que verlo. Aquanika es kazaja, así que no sirve como referencia.
Kazajstán…-dijo Dalton para sí-…bonita tierra. Exótica. Vale, supongamos que sois japonesas…al fin y al cabo, no procede que me aprenda el registro civil de memoria… ¿cómo es posible que no conozcáis las tierras?
Aquí es donde mi teoría entra en juego.-le respondió Freya-¿En qué año estamos?
En el año 7230.-respondió Dalton-¿Has perdido la noción del tiempo?
Metallurgy…-dijo Freya-…el hechizo de Shiroi ha funcionado. Ha plegado las épocas.
¿Hechizo?-rió Dalton-¿De qué estáis hablando? ¡La magia sólo existe como elemento literario en textos antiguos!
Venimos del Japón del año 2013.-dijo Freya-Somos una…coalición para la seguridad internacional…y, en una misión de persecución de un peligroso objetivo, liberó un potente hechizo que solapó el tiempo. Si no hubiera podido inhibirlo, ahora mismo el tiempo sería una existencia rizada y sin sentido que no podría concebirse. Vuestra época y la nuestra están solapadas.
Demuéstralo.-dijo Dalton.
¡Freya tiene razón!-intervino Metallurgy-En la pelea con…Dalton…a la hora de utilizar mi magia de teletransporte de objetos, no tuve problemas en sacar mis armas, lo cual indica que mis dominios están intactos.
Bingo.-Freya chasqueó los dedos.
Una sombra surgió entre ellos. Aquanika abrió los ojos y se encontró con el tipo que la había dejado sin conocimiento y con otro igual de alto que él, así como con dos caras conocidas: Freya y Metallurgy.
Está bien.-dijo Aquanika con un notable mal humor-Explicadme qué está pasando aquí o me lío a tiros y me quedo sola.
¿Toda la “coalición para la seguridad internacional” está formada por jóvenes damiselas de estaturas tan elevadas como su genio?-preguntó Dalton.
No.-Freya le sonrió-Hay dos hombres en el equipo.
Acabo de pediros un favor.-Aquanika sacó un par de cañones de disparo rápido-¿No lo entendéis? Mi contacto se va a mosquear mucho con esto…
¿Tu contacto?-preguntó Freya-¿Has tenido la santa cara de llamar a alguien?
. . .
Yurika se había despertado encima de un coche. Estaba en lo que reconocía como una de las calles más transitadas del distrito comercial de Tokyo. Al bajar del capó del vehículo, se dio cuenta de que su entorno se presentaba a trozos: pinceladas de calle, pinceladas de un terreno yermo y aparentemente en proceso de asolación. La poca gente que quedaba por la calle huía despavorida mientras chillaba. Echó a andar, dándose cuenta de lo que sucedía en las zonas yermas: una guerra. No veía a ningún bando enfrentarse a otro, pero escuchaba disparos y explosiones en la lejanía, unidos a los gritos de confusión y desesperación. Hizo memoria. Freya tiró un cristal al centro del círculo y todo se fundió en escala acromática. Perdió el conocimiento por un tiempo que no era capaz ni se atrevía a intentar determinar y se había despertado ahí, encima del capó de aquel coche granate. Transformó una de sus piernas en una bota metálica. Aliviada al ver que su magia seguía funcionando, la revirtió y continuó andando. Escuchó una voz peligrosamente cerca de ella. ¿Cuán perfecto sería su sigilo para no haber notado a nadie acercarse físicamente?
¡Alto!-oyó que decía una voz de mujer.
La joven se detuvo y describió un círculo con la vista, pivotando sobre una pierna. No vio a nadie.
Estoy aquí.-la misma voz sonó a su izquierda.
Se giró y vio a la mujer emerger de detrás de un coche blanco. No estaba demasiado cerca, pero podía intuir de manera aproximada que era tan alta como ella, tal vez un poco más. Su piel tenía un cierto brillo si bien no era totalmente pálida y tenía una melena bastante larga de color negro con destellos azulados, algo muy frecuente en servicios de peluquería.  Iba ataviada con pantalones de combate de camuflaje azules, chaqueta abierta a juego con hombreras metálicas, un pañuelo negro recogiéndole los senos, una gorra militar y botas negras altas. El color de sus ojos era indescriptible, negro con resplandores grises y violetas. Mitones negros en las manos. De su cuerpo destacaban sus grandes senos y su forma física: puro músculo, abdomen cuadriculado, hombros anchos, piernas marcadas, brazos muy definidos. Aquella figura imponía.
Tú eres Yurika Kurosu, ¿no es así?-preguntó-Japonesa, como casi todos los demás…
¿Cómo lo sabes?-preguntó Yurika, apretando los puños bajo las amplias mangas de su kimono-¿Quién eres?
Soy la jefa Pamela Rosenstiehl.-respondió la joven mujer-Stolz para mis subordinados. Me han informado acerca de vosotros…
¿Jefa de qué?-pensó Yurika, asqueada-¿De qué va esta vigoréxica?
¿Nosotros?-Yurika se hizo la ignorante para ver hasta qué grado hablaría su interlocutora.
Esa tal Freya y todos sus adeptos forzados, ya sabes…-resumió Pamela.
¿Qué quieres de nosotros?-preguntó Yurika-¿Qué sabes?
Tranquila, gatita, no muestres tus garras tan a la ligera…-le advirtió la otra mujer-…soy amiga de la doctora Vinokourov…bueno, amiga y colega: de hecho, yo también soy doctora y…
¡Lo sabía!-Yurika se tensó-¡Aquanika es un topo! ¡Sabía que no se podía confiar en ella!
Estarías muerta si te hubiera oído, así que yo mediría mis palabras…-dijo Pamela-…cálmate. Nos pusimos en contacto por motivos académicos. Queríamos desarrollar un proyecto conjunto de Robótica Médica, una disciplina poco explorada hasta ahora…y, entre un trago y otro de refresco, me comentó que trabajaba como coordinadora de CNC para un sistema de producción multiplanta formado por gente con poderes sobrenaturales…y una es curiosa y se pregunta el significado exacto de esa explicación. Vengo a verla para echarle un cable que le debo por otro que me echó ella a mí hace un tiempo, que a su vez se debe a otro que yo le eché a ella y…una larga historia. ¿Dónde está?
No lo sé.-respondió Yurika-Nos hemos separado. Los sistemas de comunicación del resto no funcionan, ni siquiera el mío.
Ya.-respondió Pamela secamente-Me dijo que iba a una misión de asalto en las dependencias de un tal Shiroi Kamiyama, un doctor bastante eminente en el panorama actual de vuestro país.
Lamento decirte que llegas tarde.-respondió la adolescente-Todo esto ha pasado a raíz de que llegáramos a ese sitio condenado.
Algo he notado.-dijo Pamela-Iba con el coche hacia el lugar y casi me la pego en medio de esa explosión.
No me digas que alguno de estos coches es el tuyo.-se burló Yurika mientras señalaba el alto porcentaje de vehículos destrozados que había.
No tengo ni idea de dónde está, pero puedo comprarme muchos más.-Pamela se ahuecó la melena-Aquanika me ha dado permiso para hacer ciertos experimentos en caso de contactar con alguno de vosotros…
No soy ninguna cobaya.-la cortó Yurika-No tengo nada más que hablar contigo.
El experimento no es de ese tipo.-Pamela negó con un dedo-Se trata de medir empíricamente vuestras capacidades…no sé si me entiendes.
Ambas sabían que iban a acabar enfrentándose. De otro modo, no habrían seguido hablándose. Mientras que Yurika procesaba un análisis frío y sabía que el combate era inevitable en aquella situación tan crítica, Pamela lo tenía todo pensado.
Perfectamente.-Yurika se puso en guardia.
Con una rapidez sorprendente, Pamela se pegó a Yurika y le lanzó una potente patada giratoria alta que ésta esquivó agachándose. Acto seguido, lanzó varios puñetazos que fallaron en medio de las danzantes maniobras evasivas de Yurika. Tras una sagaz finta, Pamela giró sobre sí misma y golpeó a su contendiente con un vigoroso codazo debajo del esternón.
Ngh…-Yurika escupió algo de sangre. La fuerza de su oponente era tan formidable como su cuerpo indicaba.
Aprovechando el desequilibrio de su contrincante, Pamela la abatió con un puñetazo cruzado con el dorso del puño derecho, lanzándola por los aires. Saltó, la interceptó y le hizo una llave con la cual la hizo caer en picado al suelo bocabajo.
¿Esto es todo?-preguntó Pamela-¿Sólo has sabido esquivar un par de golpes?
Una pierna de Yurika se elevó hasta la cabeza de Pamela, fustigándola pesadamente. Tras librarse del robusto y pesado cuerpo de su agresora, se levantó y se echó hacia atrás, apoyándose en el suelo con una sola mano mientras abría sus piernas formando una “V”. Con una de las piernas barrió los tobillos de Pamela, enviándola al aire mientras que, con la otra, le pateaba la cara con vehemencia hasta lanzarla contra un coche que se abolló profundamente con la colisión.
Nada mal...-comentó Pamela.
Sin más dilación, se impulsó con los pies sobre el capó del coche y se lanzó cual bala hacia Yurika, agarrándola de la cintura con ambos brazos y tirándola al suelo, quedando encima de ella. Desde esta posición, comenzó a lanzarle un puñetazo tras otro en diversas zonas del cuerpo.
¡Nada mal, pero no lo suficiente para medirte conmigo, por lo que veo!-exclamó Pamela orgullosa.
Nunca supongas lo que no sabes a ciencia certísima.-dijo Yurika atrapando uno de los puños de Pamela con una mano y retorciéndolo.
Ignorando el dolor, Pamela arremetió con su otro puño, pero se chocó con la planta de un pie de Yurika, que había usado su gran flexibilidad para sacar su pierna por debajo de Pamela e interceptar el golpe. Estirando la pierna, alejó a Pamela de sí, rodando para poder librarse de su presa y levantarse. Tras ello, le lanzó una patada giratoria que le golpeó con el talón en la nuez, provocando que cayera al suelo.
Va a ser una pelea interesante…-dijo Pamela, levantándose con una velocidad sorprendente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario