miércoles, 18 de septiembre de 2013

[WCII] Episodio VI: Encontronazos

COALESCENCE
WORLDS COLLIDE II
Episodio VI · ENCONTRONAZOS

Sintieron cada uno la mano del otro. Sus cuerpos les parecían pesados y se encontraban en una situación de aturdimiento pasajero. Estaban empotrados en un cerco de escombros. A su alrededor, veían las calles de Japón tal cual las veían siempre, pero sin viandantes.
Fuera lo que fuere lo que nos empujó hasta aquí…-dijo Ibara incorporándose-…no ha sido capaz de separar tu mano de la mía.
Jamás me separaré de ti, Ibara.-le respondió Itami sin soltar su mano mientras se desencajaba del boquete que su cuerpo había formado.
Cuando por fin se hubieron despegado de la mole de escombros, se abrazaron y se besaron. Sabían que habían iniciado el asalto de noche y que habían estado un buen rato peleando dentro de las instalaciones de Shiroi…y, sumándolo al tiempo que podrían llevar inconscientes en aquella calle medio destruida, no les extrañaba que rayase el alba. Tras separarse, se levantaron del suelo y comenzaron a caminar.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?-preguntó Itami-Estamos cerca de tu casa…
Ni idea, pero ese bastardo la lió bien con ese hechizo.-respondió Ibara-Aunque no sé muy bien si ha sido más culpa del hijo de puta o de Freya.
Tal vez sea una oportunidad inigualable para desentendernos de todo y dedicarnos a nuestra vida como hasta hace poco.-adujo Itami-Vamos a tirar esos comunicadores que nos dieron contra el suelo: puede servir como excusa el que se hubieran roto en la explosión si algún día nos descubren…
No hará falta…-dijo Ibara mirando su aparato-…está frito. ¿Y el tuyo?
Itami sacó su comunicador de detrás de una de las corbatas que llevaba.
Muerto también.-informó el chico.
Ibara se encogió de hombros y miró al horizonte.
¿Vamos a mi casa?-preguntó.
El chico asintió y, juntos, echaron a andar hacia el bloque donde vivía Ibara. Su sorpresa fue muy grande al darse cuenta de que, justo al lado de ese edificio, se extendía un área llena de rascacielos gigantescos, edificios flotantes, vehículos aéreos y robots que corrían y disparaban salvajemente unos contra otros.
¿Qué coño es esto?-Ibara dio un paso hacia el frente.
No tengo ni idea…-dijo Itami-…pero será mejor que nos quitemos de la vista.
Entraron al edificio y subieron al piso de la chica. Era muy grande y lleno de lujos impropios de una estudiante adolescente. La totalidad del apartamento estaba decorada al gusto de la chica, con paredes negras, rojas, violetas y rosas, pósters de grupos de música, de imágenes eróticas y pornográficas desde hombres y mujeres desnudos hasta auténticas orgías bisexuales, cadenas pesadas a modo de guirnaldas colgando alrededor de los techos, estanterías llenas de libros de gran tamaño, electrodomésticos de última generación…opulencia en grandes cantidades.
Menos mal que todo está en su sitio…-dijo Ibara mientras paseaba por el apartamento-…aunque no sé por cuánto tiempo…estamos en una zona limítrofe por motivos desconocidos.
Itami había entrado en el cuarto de la chica. Un escritorio muy bien organizado y listo para estudiar con gran intensidad, un armario gigantesco y robusto lleno de ropa y armas, una cama de matrimonio con sábanas de seda roja y blanca, una mesita de noche con una lámpara muy tétrica, estanterías llenas de material de lectura, adornos, cajas y varios objetos de fetichismo, un mueble auxiliar con una televisión muy grande de la que colgaban infinidad de cables por todas las videoconsolas que tenía conectadas, todas ellas con dos mandos. Un telar negro con un pentáculo invertido en el techo. Un trozo de elástico negro pinchado en una pared del que se sujetaban, mediante trabas de seda, látigos, fustas, pinzas, ropa interior ceñida de ambos sexos, tacones, corsés y demás objetos negros y metálicos dedicados al sadomasoquismo.
Has vuelto a decorar la estantería…-dijo Itami fijándose en la parte de los fetiches.
Ibara se acercó y agarró un manojo de calzoncillos y bragas de diseños rompedores.
¿Has visto qué bonitos son todos?-preguntó Ibara con una sonrisa pícara-Son los trofeos que tomé de las personas a las que me tiré la semana pasada. Las manchas están ahí como prueba de lo que se mojaron gracias a mí. Lavarlos sería borrar mi mérito.
Eres una guarra.-le espetó Itami con la lascivia marcada en su rostro.
Ibara le lanzó el puñado de ropa interior usada a su novio a la cara, tras lo cual le empujó en el pecho con una mano y lo tiró contra la cama.
Desnúdate.-le ordenó-Voy a enseñarte lo que les pasa a los perros que ladran a sus amas.
Una erección casi instantánea dibujó la respuesta de Itami.
. . .
Salieron juntos de la ducha. Todavía desnuda, Ibara abrió el armario.
Aún tengo lo que te dejaste la otra vez.-dijo Ibara-Por si quieres cambiarte…
Será mejor, sí.-dijo Itami-La ropa que llevábamos puesta ha quedado inservible.
Y las sábanas…-dijo Ibara al ver cómo chorreaba su cama.
Terminaron de cambiarse. Ibara se había puesto un corsé de color rojo anaranjado con ribetes de espumillón plateado que simulaba alambre de espino, una minifalda negra de tablas, varias cadenas colgando de ella y unas botas altas negras con el empeine, la puntera y la suela de color rojo metalizado. Un chal rojo a juego. Itami tomó del armario lo único que había en él que le pertenecía: una camisa negra de manga corta que colgaba por la parte de atrás hasta casi el suelo, unos bóxers negros ajustados de los que colgaban cadenas e imperdibles, unas medias semitransparentes, unas botas altas de cordones negros trenzados, mitones negros y una gargantilla metálica con la cabeza de una serpiente reposando entre sus dos clavículas. Se ató varios cables negros al pelo.
¿Qué armas has traído?-preguntó Ibara.
Haciendo muestra de su habilidad de ocultación, Itami mostró su arsenal oculto. Ibara hizo lo propio, dejando ver que ambos eran comparables y se complementaban en cierto modo.
¿Quieres coger algo de aquí?-Ibara abrió las partes del armario en las que guardaba las armas.
Me han faltado un par de alfanjes, una espada serpiente y un puñado de granadas de mano. Son armas que me gustan demasiado, sobre todo mis alfanjes del alma…-comentó Itami.
Sírvete.-le dijo la chica-Yo añadiré a mi equipo varios látigos de distintos modos de uso, esta recortada y…tal vez la alabarda.
Una vez se hubieron equipado, no necesitaron intercambiar demasiadas palabras para saber que tenían que salir de allí antes de que las explosiones, cada vez más cercanas, volaran el edificio con ellos dentro. Tomaron una salida improvisada: saltaron por la ventana de la cocina, que daba al patio de luces del edificio. Desde allí, tiraron una puerta y salieron a la calle por detrás del edificio. ¿Realmente seguían en Japón?
¿Qué mierda es esto?-preguntó Itami al ver el panorama.
Estamos metidos de lleno en…este extraño lugar que aparentemente ha colisionado o se ha mezclado con nuestro lugar de residencia.-comentó Ibara-Esto parece sacado de una novela cyberpunk…todo lleno de tecnología punta y destrucción y miseria a su alrededor… ¡mira ese edificio, joder!
Itami miró hacia donde su chica señalaba.
Está lleno de gente y no se les ocurre otra idea maravillosa que hacer un cerramiento con una ventana transparente gigantesca…se ve a todo el mundo desde aquí…me imagino que no les importará mucho que se sepa lo que sea que estén haciendo.-dijo Ibara mientras se fijaba en la gente-¡Un momento!
¡Sí!-Itami se dio cuenta-Ésos son…
En aquel edificio estaban Shiroi y la mayoría de las demás personas que habían visto en aquella reunión interrumpida. Se fijaron especialmente en el chico y la chica que, al parecer, tanto odiaban. También había algunas caras nuevas, como una mujer rubia mucho más alta que todos ellos que parecía ir vestida de novia y un niño pequeño que, por cierto motivo, les resultaba familiar…
¡Mierda!-dijo Itami-¿Te acuerdas que te dije que creía haber visto a un niño apoyado en la ventana mientras follábamos?
¡No me jodas!-dijo Ibara-¿No era una alucinación? ¿Era de verdad? ¿Era ése que está ahí?
Sí…-dijo el chico.
Bueno, no es la primera vez que tenemos público.-Ibara no le dio mayor importancia-Ganamos dinero gracias a eso, de hecho.
Sólo espero que ese niño no se emocione y se piense que lo mío lo tiene todo el mundo cuando termina de crecer, ¡JAJAJAJAJAJAJA!-rió Itami.
Es una de las razones por las que me gustas tú y nadie más.-dijo Ibara acariciando la entrepierna del chico con suavidad, notando una dureza que se adivinó con gran rapidez.
Ahhh…-gimió Itami mientras rodeaba a Ibara con un brazo y le palpaba un seno.
Mientras se tocaban, se dieron cuenta de que el grupo que estaban observando se había separado, quedando ahí quietos únicamente el niño y la mujer de cabello violeta que tanto había impactado a Aquanika.
¡Es la nuestra!-dijo Itami-¿Subimos, nos los cargamos y nos desfogamos sobre sus cadáveres?
¿Follar o matar?-preguntó Ibara relamiéndose-Las eternas drogas, el gran dilema…ahh, al infierno , ¿por qué elegir? ¡Ambas cosas! ¡Vamos a reventarles la cabeza y a echar un polvo sobre sus restos! Necesito liberar tensiones por toda esta cadena de incomprensiones asquerosas… ¡vamos a elaborar una estrategia rápida para maximizar nuestras oportunidades!
Itami asintió.
Yo no lo haría.-dijo una voz masculina conocida detrás de ellos.
Se giraron. Subido a una farola, con su melena y la cola de su sotana mecidas por el viento, se hallaba Yamiyuki.
Vaya…-dijo Ibara.
Tú…-se limitó a decir Itami.
Buenos días, Ibara. Buenos días, Itami.-dijo Yamiyuki con una sorna tan descomunal y malintencionada que se podía cortar con un cuchillo, tras lo cual saltó de la farola, cayendo de pie frente a la pareja-Técnicamente me alegro de veros. Veo que habéis pasado por vuestro fondo de armario…bonitos modelos.
Se acabó nuestro plan de vivir al margen de toda esta mierda, supongo.-dijo Ibara.
No si nos lo cargamos y no dejamos que avise a su amiga…-propuso Itami.
Oh…yo no haría eso, no lo intentaría bajo ningún concepto.-dijo Yamiyuki mientras abría una mano, materializando una bola de fuego gigantesca encima de su cabeza.
La pareja notaba el calor. No respondieron.
Voy a interpretar que estáis de mal humor debido a esta larga ristra de problemas inesperados.-Yamiyuki deshizo la bola de fuego cerrando la mano-Veo que estáis ilesos. Mi comunicador está roto y no he podido contactar con ninguno de vosotros.
Los nuestros también.-dijo Ibara con asco-Mira, por encima de todo…nos salvasteis la vida. Estamos muy quemados con todo este asunto y queremos acabar con Shiroi y sus asquerosos aliados que no conocemos pero que, por el hecho de estar con él, tienen que ser parecidos.
Es comprensible.-dijo Yamiyuki-Yo también quiero ver muerto a Shiroi. Es más, creo que quedó claro que seré yo quien acabe con su vida, sin dudar en matar a quien intente privarme de semejante placer. Todos los polvos que habéis echado en vuestra vida no suman ni una milésima del placer que sentiré cuando ajusticie a ese pedazo de mierda podrida. De momento, lo mejor que podemos hacer es quitarnos de la vista de esa gente desconocida que no tardará en declararse nuestra enemiga. Lo prioritario ahora mismo es reagruparse. Si Shiroi vuelve por donde se ha ido, quedarán sus ojos frente a nuestra posición.
Ibara gruñó levemente. Itami soltó un bufido.
Me lo tomo como un asentimiento.-dijo Yamiyuki-He peinado toda la zona que está detrás de nosotros, así que vamos hacia el frente.
Echó a correr, no tardando en saltar de montículo en montículo para agilizar la exploración. Ibara e Itami lo siguieron de cerca. Tras avanzar un trecho considerable, comenzaron a escuchar gritos y golpes. Yamiyuki se paró en seco e hizo un gesto para que sus compañeros hicieran lo propio.
Hay una pelea cerca.-dijo.
En efecto.-corroboró Ibara-Dos personas, ¿no es así?
Si mis sentidos no fallan, así es.-respondió Itami.
Ni tres ni cuatro.-finalizó Yamiyuki-Dos personas, exactamente. Dos mujeres, a juzgar por las voces. Conozco a una. Vosotros, de hecho, también.
Me lo temía…-dijo Itami.
¡La niña!-maldijo Ibara-¿Ya le están zurrando?
¡Efectivamente, es Yurika!-exclamó Yamiyuki-¡Vamos! ¡Puede estar en problemas!
Con sigilo, se acercaron al lugar de la pelea. No tardaron en alcanzar a ver a las dos mujeres. Una, como habían identificado, era Yurika. Estaba algo despeinada, magullada y con la ropa algo rota, pero no parecía estar demasiado preocupada. Su oponente era una mujer que nunca habían visto, muy alta, robusta y llena de curvas y músculos marcados.
¡Yurika!-exclamó Yamiyuki.
La chica ni se giró, pero se dio cuenta de la presencia de los tres.
¡Atrás!-exclamó Yurika mientras desviaba un puñetazo de Pamela, que se había quitado la chaqueta y la llevaba atada a la cintura-¡Esto ya es algo personal! ¡Voy a estrangular a esta perra!
¿A quién llamas perra?-preguntó Pamela mientras lanzaba un golpe con la pesada llave inglesa que llevaba en la otra mano.
Ese acento me recuerda al de la kazaja...-dijo Ibara-…el ángel que vimos aquel día… ¿recuerdas? Cuando estabas observando en aquella ventana, Itami… ¿quién nos iba a decir que eran Freya y Aquanika zurrándose? ¿Quién nos iba a decir que acabaríamos junto a ellas?
Esa tía tan tremenda…-dijo Itami-…nunca la olvidaría. Quiero enterrar mi polla en sus tetas hasta que grite y gima…
¡MIDE TUS PALABRAS, SACO DE PULGAS!-se escuchó un grito varios metros al otro lado del lugar donde se desarrollaba el combate-¡VOY A MATARTE AHORA MISMO, HIJO DE PUTA!
No puede ser…-dijo Itami-…puta sea nuestra suerte, ¿¡es ella!?
Yamiyuki oteó el horizonte. Aquanika se estaba acercando aceleradamente y con armas muy grandes en las manos:  un hacha larga y pesada de doble filo y un lanzacohetes. Detrás de ella estaban Freya y Metallurgy acompañadas de dos hombres jóvenes que nunca había visto.
¡Vaya!-dijo Metallurgy con cierto alivio-¡Nos hemos juntado todos! ¡ESPERA UN MOMENTO! ¡YURIKA, NO! ¡Yo te ayudaré!
¡Ni se te ocurra!-chilló Yurika mientras intercambiaba golpes con Pamela-Recién llegados, ¡no mováis un puto dedo! ¡Es MÍA! ¡La voy a despellejar! ¡Zorra engreída, ven aquí!
¡Tu boca es más grande que tus puños, niña!-le espetó Pamela.
Un brutal mandoble con la mano inglesa explotó contra la cara de Yurika, haciéndola caer al suelo. No tardó en levantarse y lanzar una fugaz combinación de patadas que terminó con la chica encima de Pamela agarrándole los brazos con las corvas, doblando fuertemente las piernas.
¡Vaya con la niña!-dijo Aquanika viendo la escena-¡No lo hace nada mal! ¡Ey, Rosenstiehl, vieja zorra, veo que sigues en tus trece! ¡Así me gusta!
Es cierto…-dijo Ibara-…parece buena.
Está MUY buena.-subrayó Itami.
Demasiado…-dijo Ibara-…joder, ¿por qué tenéis que tener todos semejante polvazo?
Con cierta reticencia, Metallurgy miró a Freya. Sabía que la última frase de Aquanika la había activado en cierto modo. En efecto, se echó la melena hacia atrás y dio un paso al frente. Con la ligereza de un ave, saltó hacia la batalla e interceptó a Pamela, agarrándola del cuello y hundiéndola fuertemente en el suelo, formando un cráter.

Vais a explicarme ahora mismo qué coño está pasando aquí.-dijo Freya-Especialmente tú, pequeña furcia.-señaló a Aquanika.

No hay comentarios:

Publicar un comentario