miércoles, 25 de septiembre de 2013

[WCII] Episodio X: Inicio y fin de una guerra civil

COALESCENCE
WORLDS COLLIDE II
Episodio X · INICIO Y FIN DE UNA GUERRA CIVIL

Bueno…-dijo Dalton mientras la masa de humanos y máquinas se abalanzaba amenazadoramente sobre ellos-…ahora que ya no soy militar, puedo quitarme esta ropa horrible, incómoda, anticuada y cargada de significados negativos.  ¡Todo ventajas!
Dalton volvió a utilizar su algoritmo de cambio rápido para alterar su indumentaria. Apareció con unos pantalones de campana de color gris oscuro con tiras negras y rojas, así como múltiples y muy largas cremalleras doradas y plateadas. Botas negras con suelas plateadas metálicas y cordones naranjas. Una camiseta roja muy ajustada que dejaba intuir unas costillas marcadas y un abdomen trabajado. Encima, una chaqueta a juego con los pantalones, abierta y hasta la altura de la mitad del esternón, con mangas de campana llenas de tiras rojas y negras, así como las mismas cremalleras plateadas y doradas. Guantes negros con ribetes rojos y placas metálicas blancas con grabados plateados. La melena suelta.
¿Es eso un uniforme distintivo de las artes cíbridas?-preguntó Nikola.
En efecto.-dijo Dalton-No voy a contenerme lo más mínimo contra esta escoria.
¿Puedes devolverme mi ropa y mis armas?-preguntó Nikola-Será todo más rápido, fácil y cómodo. Tal vez una talla más no me habría estado comprimiendo los hombros durante un buen rato.
Salta.-dijo Dalton agitando una mano.
Nikola saltó hacia el círculo azul que apareció encima de su cabeza. Salió de él con las mismas ropas que llevaba antes, el pelo suelto y el reconfortante peso de todo lo que cargaba consigo.
¡Por fin!-dijo Nikola mientras caía-¡No me gusta llevar el pelo recogido!
Pues es hora de desmelenarse contra este pequeño ejército…-dijo Dalton- ¡a por ellos!
Los robots abrieron fuego. Algunos soldados corrieron hacia la pareja para atacarles desde cerca.
¡Ilusos!-exclamó Dalton-Intentando atacarnos de cerca de nosotros, dos de los pocos privilegiados que conocemos las artes marciales…
Nikola sacó un matraz del bolsillo de su gabardina. Contenía un líquido rojizo que comenzó a enardecerse y refulgir al ritmo con el que su propietario lo agitaba con la mano.
¡Emperor’s Flask!-gritó Nikola mientras lanzaba el matraz a los robots que disparaban desde la lejanía.
El recipiente reventó, liberando el líquido de su interior, que llegó a mojar a cinco máquinas de gran tamaño. Tras unos segundos, redirigieron sus cañones y comenzaron a disparar a todos los soldados y androides que tenían cerca, causando bajas a gran velocidad. Dalton interceptó a los soldados que se acercaban con sus rifles en las manos y comenzó a desarmarlos con golpes de sus antebrazos. Al último le dio una patada en la cabeza, propulsándolo por los aires.
¿Qué ha sido eso?-preguntó Dalton.
Uno de mis más prolíficos experimentos electroquímicos.-dijo Nikola-Una disolución, secreto industrial, por supuesto, capaz de influir en la circuitería lógica invirtiendo sus algoritmos clave de comportamiento. Disponía de poca instrumentación digital ahí abajo, pero aproveché bien la poca que llegó a mis manos.
Bien hecho, amigo mío.-Dalton levantó un pulgar.
Las cinco máquinas contaminadas saltaron en pedazos: varios soldados las habían bombardeado. Con las bombas sobrantes, hicieron lo propio contra Nikola y Dalton.
¡Neutra-Tubos!-exclamó Nikola.
Sacó varios tubos de ensayo con tapones de corcho que contenían un brillante y resplandeciente fluido azul celeste. Los lanzó contra las bombas, interceptándolas en el aire y mojándolas con el líquido, que hizo que los explosivos se apagasen y se desintegrasen gradualmente mientras volaban sin explotar.
Una pena que sólo utilicéis la modulación iónica para crear explosivos…-dijo Nikola-…mi sustancia especial no habría funcionado contra un explosivo clásico… ¿o tal vez arcaico? Uno coetáneo de las alcantarillas a las que me enviasteis…uno como ÉSTE.
Nikola sacó una esfera maciza recubierta de un brillante plástico negro.
¡Bomba Incendiaria!-gritó mientras la lanzaba.
La bola explotó contra los soldados, bañándolos en peligrosas y potentes llamas. Un robot los roció con agua utilizando un brazo pulverizador.
Ether 07021487.-dijo el robot con una voz sintética-Medica Rest.
Todos los heridos fueron bañados en una cálida luz que recuperó sus heridas.
¡Maldición!-exclamó Nikola.
Son demasiados…-dijo Dalton-…voy a tener que dar una primera muestra de seriedad… ¡activando cremalleras automáticas!
Sin que Dalton tuviera que hacer nada más, las cremalleras de sus pantalones comenzaron a subir hasta su final, aproximadamente en la mitad de los muslos, convirtiendo los pantalones en unas exóticas y extrañas cortinas de tiras que dejaban entrever la práctica totalidad de las piernas del chico. Las suelas metálicas de sus botas se hicieron pedazos y comenzaron a extenderse formando extrañas piezas que no tardaron en encajarse unas sobre otras alrededor de los pies del chico, formando unas botas metálicas plateadas bastante toscas que le llegaban hasta la mitad de las tibias, con suelas muy gruesas y llenas de pequeños tubos. Se puso en una guardia muy extraña, haciendo una kata marcial con las manos mientras tensaba sus piernas. Las tiras a las que se habían reducido sus pantalones eran tan ligeras que se movían solidariamente al peso del cuerpo del chico, quedando las piernas y las botas libres.
Las artes cíbridas de Dalton…-dijo uno de los soldados-…son las más temibles, duras y sobresalientes de Japón… ¡huyamos!
¡Nadie va a huir!-exclamó Dalton mientras lanzaba una fuerte patada alta al aire.
Al rozar su pie el suelo, liberó una llamarada a ras de tierra que se extendió como un feroz abanico, quemando a todo enemigo que encontraba a su paso. Los que les apuntaban desde los flancos no tardaron en acercarse a ellos. Nikola comenzó a despacharlos con su espada láser verde.
Venid en las cantidades que queráis…-dijo Dalton mientras saltaba.
Cayó sobre el área más masificada, repartiendo fugaces y potentes patadas propiciadas por el elevado peso de sus botas. Cada patada liberaba una pequeña explosión de fuego que debilitaba gradual y severamente a los afectados, no teniendo que preocuparse por asestarles el golpe de gracia uno a uno y cerciorarse de que no le plantarían batalla más. Al llegar a un robot de varios metros, comenzó a patearlo rápidamente con la misma pierna, liberando penetrantes chorros de fuego a cada golpe. Tras un rato, cambió de pierna y, cuando la máquina estaba por fundirse a nivel de chasis, le empujó con la planta de un pie, liberando una ola de fuego que barrió a todas las unidades que tenía detrás. Un robot trampa emergió bajo sus pies, montándose a sus espaldas y preparándose para oprimirlo entre dos grandes presas.
¡Diode Samurai!-oyó gritar a Nikola.
Hizo una técnica especial con su espada láser, cortando rápida y salvajemente las presas, que cayeron al suelo verticalmente sin herir a nadie.
Métete con alguien de tu tamaño.-susurró el chico de ojos plateados mientras corría rodeando a la enorme máquina.
¡Power Thrust!-exclamó al llegar al frontal.
Hundió la espada en el centro del robot, tras lo cual apretó un botón oculto en la empuñadura de la espada que hizo que la cantidad de energía del láser se multiplicara exponencialmente los segundos suficientes como para hacer reventar la máquina.
Parece mentira que estemos pudiendo con ellos…-dijo Nikola-…sin duda eres todo un maestro de las artes cíbridas.
No me gusta usarlas…-dijo Dalton-…prefiero las artes marciales o cosas menos masivas, que permitan un combate más deportivo y honorable…pero, como todo en esta vida, está para usarlo cuando se necesite. Voy a diezmarlos, a aniquilarlos si hace falta. Gracias por salvarme de esas presas.
Nikola se puso espalda con espalda con su amigo mientras el círculo de enemigos volvía a cerrarse. Apuntó decididamente con su espada láser.
Gracias a ti por darme la vida de nuevo.-dijo Nikola.
Dalton friccionó el suelo con una patada rasante, provocando un enorme y violento rizo de fuego que chocó velozmente contra una parte de los enemigos que los rodeaban. No cayeron ni la décima parte de los afectados.
Han enviado a los ignífugos.-dijo Dalton con una media sonrisa-Creen que, al igual que el resto de los militares, mis artes cíbridas se reducen a un arma de preferencia…y no es así. ¡Cambio de equipo! ¡Redistribución de cremalleras automáticas!
Las botas de fuego se desintegraron y volvieron a ser las de antes a la vez que las cremalleras se cerraban, volviendo a formar el pantalón. Esta vez, se abrieron las de los brazos, formando las mismas cortinillas ligeras que dejaban ver la práctica totalidad de los delgados pero fibrosos brazos del chico. De los guantes que llevaba comenzaron a salir pequeñas tiras de metal negro, enroscándose en sus codos y formando unos robustos pero extremadamente flexibles manguitos. La totalidad de cada guante se desintegró en pequeñas piezas que se transformaron, uniéndose a las piezas de sus codos formando unos afilados y puntiagudos apéndices curvos con la forma de la aleta superior de un tiburón. Su guardia esta vez era con las piernas flexionadas y los brazos doblados de tal manera que apuntaba al frente con los codos. Sin esperar ni un segundo, corrió hacia los que habían recibido la llamarada y comenzó a golpearles con los codos. Sus movimientos parecían los de un grácil bailarín a la vez que denotaba ser un vigoroso artista marcial. Sólo daba codazos: giraba sobre sí mismo, agitaba los brazos, pivotaba, se deslizaba…y ajusticiaba a sus enemigos con los extremadamente pesados y lacerantes apéndices con forma de aletas.
Intentaré estar a la altura…-dijo Nikola-… ¡iré por el otro flanco! ¡Emperor’s Flask!
Nikola comprobó que, por muy ignífugos que fuesen los robots, seguían siendo débiles a su penetrante mezcla. Ayudado por tres torretas móviles que había poseído con su líquido especial, comenzó a abatir a soldados y androides a base de sablazos y patadas. Un androide de dos metros le dirigió un fuerte puñetazo que le golpeó en la nuez.
Tú lo has querido…-dijo Nikola-¡Heavy Carthweel Combination!
Nikola se dio una volteta y cayó girando sobre el androide, golpeándolo correlativamente con las dos piernas, tras lo cual estuvo de pie encima de él, pisándole el cuello y el abdomen. Desde esa posición, lo atravesó limpiamente con la espada. Detrás de él, Dalton liberaba el potencial de sus artes cíbridas: burbujas plateadas muy pesadas llovían sobre los enemigos, aplastándolos y ahogando a los que sobrevivían al impacto. Tiró varias torres. Mientras comandaba a las esferas y las hacía bailar, seguía con su elegante descarga de codazos. Pronto salió la misma masa plateada y líquida a chorro de sus cuchillas de aleta, agrandándolas en gran medida. El filo plateado resplandecía y parecía casi blanco nuclear. Comenzó a girar sobre sí mismo con los brazos posicionados estratégicamente: el radio de giro que le proporcionaba su nueva extensión lo convirtió en un ciclón letal que asoló rápidamente a todas las unidades que alcanzaba.
¡ElectroWhip!-exclamó Nikola paralelamente.
Había conectado a una batería de mano el extremo de su pesado tramo de cable. Fustigó a varias personas y robots a la vez aprovechando la longitud y la masa del cable: el contacto del extremo desnudo del cable con las partes metálicas les hacía llegar una corriente prácticamente letal.
¡Las cosas se ponen serias!-exclamó Dalton mientras saltaba de torre en torre.
Nikola miró hacia arriba. Shimizu, Furui y muchos otros que iban vestidos con ropas parecidas y llevaban armas de artes cíbridas lo perseguían.
¡Redistribución de equipo!-exclamó Dalton en el aire.
Sus coderas se desintegraron y los fragmentos comenzaron a serpentear por sus brazos hasta rodear sus muñecas, donde formaron dos pulseras octogonales de gran tamaño, tanto en radio como en espesor. Eran plateadas, verdes y marrones a franjas. En pleno vuelo, comenzó a golpear con las muñequeras a los soldados de más alto rango del Gobierno. A base de golpes de muñeca, los lanzó contra la azotea de una torre.
¡Están llegando todos!-exclamó Dalton-¡No me puedo creer que la totalidad del Gobierno esté aquí intentando darme caza!
Abajo, Nikola despachaba con determinación a todos los que se le acercaban blandiendo una espada láser verde en cada mano. No tardó en ver cómo todos los persecutores de Dalton caían en picado al suelo. Tras ellos, cayó el propio Dalton, estampando sus muñequeras en el suelo y provocando un plegamiento de tierra masivo que barrió a todos sus contendientes y a buena parte de los de su amigo.
La energía terrestre os ha gustado, por lo que veo…-se jactó Dalton.
No sabían cómo, pero Shimizu tenía de nuevo su faldón en condiciones óptimas. Furui, con su lanza ácida, lo respaldaba. Los otros hombres llevaban armas tan variadas como palas alabeadas en las manos, cuchillas cargadas con fotones, etcétera. Dalton volvió a golpear el suelo con una muñequera, provocando un terremoto. Tras ello, lanzó otro estampido, causando que una estaca enorme de piedra saliese del suelo y levantase a las masas de combatientes.
¡No paran de llegar!-exclamó Nikola, que había empalmado las dos espadas a la altura de las empuñaduras y manejaba el conjunto como una doble lanza-¿Cuántos hay?
Me han anulado los contactos con la logística central.-dijo Dalton-Ya no puedo contar cuántos quedan en reserva…pero no pienses que serán pocos…
Sin mediar más palabra, Dalton saltó y clavó sus muñequeras en el suelo, abriendo un cráter del que salieron vapores muy calientes a presión, diezmando de manera crítica a las tropas restantes.
Si seguimos así…-apuntó Nikola-…nos acabaremos cansando…espera…has estado peleando a la vez ahí arriba con… ¿treinta hombres?
Estos treinta…-Dalton señaló a los que acababa de dejar semiinconscientes-…son el Gobierno. Si los vencemos del todo, los habremos derrocado y nuestro país volverá a la paz política.
¿Y el presidente?-preguntó Nikola.
Está entre ellos.-dijo Dalton-Es ese viejo musculoso…
No lo recordaba así…-Nikola se extrañó.
Tantas mejoras genéticas le han pasado factura…-dijo Dalton-…una de sus operaciones salió mal y, a raíz de ésa, todas las demás.
Las muñequeras de Dalton se deshicieron. Sus guantes volvieron a la normalidad y las cremalleras de sus brazos se cerraron.
Tendremos que acabar con ellos…-dijo Dalton de nuevo-…pero necesitaremos dejarlos solos.
Nikola sacó un puñado de sus Emperor’s Flasks y los lanzó en todas las direcciones, provocando que todas las máquinas se volvieran contra todas.
Me he quedado sin Emperor’s.-dijo Nikola-Espero que duren lo suficiente como para anularse entre ellos…
Tras unos minutos, todo el panorama quedó despejado: no había ni rastro de actividad, sólo cadáveres y máquinas desguazadas. Treinta personas debatiéndose entre la vida y la muerte.
Nikola se dejó caer de rodillas mientras jadeaba. Dalton se quitó la chaqueta y se la ató a la cintura. Al tener su camiseta el cuello vuelto, su sudoración se incrementaba.
No tardarán en volver…-dijo Dalton cruzándose de brazos-…no podremos descansar mucho más.
Los treinta miembros del Gobierno comenzaron a levantarse con esfuerzo. Nikola se levantó y apretó los puños en señal de beligerancia.
¡El presidente Noriyuki Nabeshima va a hablar!-exclamó Shimizu.
El anciano con cuerpo de vigoréxico se adelantó.
¡DESPLIEGUE DE TODAS LAS UNIDADES!-bramó-¡MUERTE A GISHI JOHN AMETATSU DALTON Y A SHOGUN NIKOLA CHOU TESLA!
Nadie acudió.
No puede ser…-dijo Furui.
¡Desplegad los sensores!-ladró el presidente.
Quedan…-dijo otro de los oficiales-…cero unidades activas en kilómetros a la redonda. Ni biológicas ni mecánicas…estamos solos.
Nikola se sorprendió, pero Dalton no pudo evitar sonreír.
Piensa el porqué, Nikola…-dijo Dalton con sorna.
¡Claro!-Nikola sonrió.
¿Qué demonios estáis cuchicheando?-preguntó el presidente Nabeshima-¡Estáis acabados!
Dalton les sonrió ácidamente y chasqueó los dedos.

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