TAIMANIN
YAMIYUKI
Episodio 22: El
matarife intocable
Shirubei se despertó y se encontró unido con grilletes en
ambas muñecas y ambos tobillos a una camilla metálica. Tenía las cuatro
extremidades extendidas y no podía juntarlas dada la corta longitud de las
cadenas de los grilletes. Cuando su vista adquirió la suficiente nitidez, pudo
saberse rodeado de máquinas, mesitas auxiliares llenas de material quirúrgico e
instrumentos de tortura y unas condiciones de bastante poca salubridad.
¿Qué cojones es esto?-pensó.
A su alrededor había varios hombres ataviados con uniformes
de quirófano y máscaras de gas que cubrían sus cabezas por completo. Los
lideraba un hombre trajeado con una bata blanca larga que no llevaba ningún
tipo de máscara.
Veo que ya has despertado.-dijo aquel hombre.
¿Quién demonios eres tú?-preguntó Shirubei-¿Qué es toda esta
porquería?
Las puertas de entrada a tu nueva vida.-respondió el médico.
Venga, cuéntame menos rollos.-dijo Shirubei-Si me sueltas
por las buenas prometo matarte rápido…
Mírate, por favor.-se limitó a responder el hombre.
Shirubei se había puesto a hablar con el hombre y no se
había dado cuenta de su estado. Sentía presión en una cierta zona de su cuerpo
y, cuando se miró, lo entendió. Estaba completamente desnudo y tenía una
fortísima erección. Su prepucio no estaba retraído, permanecía en su lugar,
cuan fino, tenso y prieto era, haciendo parecer que sufría de fimosis.
Vaya…-dijo Shirubei moviendo la cabeza ligeramente-…me he
despertado de buen humor y todo.
Esa erección te la hemos provocado en estas
instalaciones.-explicó el hombre-Vamos a darle un buen giro a tu vida.
Vais a darme un lengüetazo en la polla por cada sandez que
digáis hasta que os pueda cocer los tímpanos con un chorro de semen en la puta
oreja.-respondió el Taimanin-No me toquéis más los cojones y dejad de jugar con
un fuego que os puede reducir a cenizas.
Nos gustaría hacer una pequeña remodelación sexual en tu
cuerpo.-siguió explicando el hombre que iba vestido como un médico-Vamos a
convertirte en un ente sexual más… conveniente para nuestra forma de vida.
Ah, ¿sí?-preguntó el joven con sorna-¿Qué me vais a hacer?
Vamos a empezar con algo suave…-dijo el hombre pulsando un
botón de un control remoto que había sacado de su bolsillo.
Un brazo robótico se desplegó desde el techo hasta la
entrepierna de Shirubei, inyectándole un líquido en la ingle. En cuestión de
segundos, el pene y los testículos del chico se inflamaron.
¡Argh!-gritó el chico.
Tus genitales están completamente agarrotados.-explicó el
malvado doctor-Será imposible revertir la erección. ¿Duele?
¡Y una mierda!-respondió Shirubei.
No obstante, los pensamientos del chico eran diferentes.
¡Joder!-su mente
chillaba-¡Me siento como si mis genitales
fueran a explotar!
Otro brazo robótico se desplegó desde el mismo punto. Éste
tenía un pequeño tubo dispensador del que salió una crema que se depositó
formando anillos concéntricos sobre el prepucio del chico. Tras ello, del tubo
salió una pequeña brocha que untó la crema con mucho ahínco en aquel cuidado y
seductor prepucio. El chico empezó a sentir una apremiante sensación de presión
y picor a la vez que su pene se inflamaba algo más.
¡Mierda!-pensó
Shirubei-¡Creo que sé a por lo que van!
Creo que ya te has dado cuenta de que vas a perder tu pene,
¿verdad?-preguntó el doctor-¡Es la hora!
Los demás hombres rodearon la camilla y se dispusieron a
inyectar diferentes líquidos en el cuerpo del chico con una jeringuilla cada
uno.
¡Un momento!-los interrumpió una voz grave y amenazadora.
De uno de los oscuros rincones de la sala emergió una
espectadora inesperada para el chico. Vrutha estaba allí, observando de brazos
cruzados todo lo que le hacían desde aquel lóbrego rincón.
Vaya…-dijo Shirubei ignorando el dolor en su pene-…así que
esto es un regalo tuyo.
Sí, así es.-respondió Vrutha-No te creas que me he olvidado
de todos tus insultos y de tus muestras de insolencia, plebeyo…vas a pagar con
tu hombría todo lo que me dijiste y todos tus intentos de insubordinación hacia
la autoridad de una princesa.
Menuda urraca…-pensó
Shirubei-…está jodidamente loca. Loca de
atar.
Cuando Su Alteza la princesa Vrutha dé la orden, te
inyectaremos todos estos fármacos en el cuerpo.-explicó el doctor-Esto
estimulará tus receptores de placer y de dolor a la vez que dará más tensión a
tu piel, de tal manera que tu prepucio terminará por conmutar violentamente y
estrangular tu glande en una parafimosis forzada e irreversible. Mientras te
estés debatiendo entre placer y dolor por tu amplificación de estímulos, el
siguiente paso será recibir la iniciación de…los hombres de Vrutha.
Se encendieron todas las luces y Shirubei pudo ver que había
un grupo de orcos en la sala, todos ellos con sus enormes y verrugosos penes
erectos.
Mientras tu pene se necrosa y se autodestruye, los orcos te
violarán entre placer y dolor.-siguió explicando el hombre-Su semen te excitará
más y más, y te volverá adicto a toda su mugre corporal, por lo que no podrás
notar la caída de tu pene y la futura penetración por tu nuevo orificio.
¿De qué coño van?-se
preguntó Shirubei-¡Que no se crean que
les voy a dejar! ¡Antes haré que me maten!
Suena divertido.-dijo el chico-La única pega es que no
quiero.
Estás desnudo, despojado de tus armas y atado, plebeyo.-le
espetó la orco-No puedes hacer nada…
Shirubei se dio cuenta de que sus objetos personales estaban
arrinconados en el otro extremo de la sala, aunque no le servía de mucho en
aquel momento. A excepción de su entrepierna, su cuerpo respondía bastante bien
aunque no pudiera moverlo mucho.
Doctor…-dijo Vrutha-…si tiramos de ese trozo de piel hacia
abajo, ¿le destruiremos ese trozo de carne que tanto aprecia?
Así es, princesa.-respondió el hombre.
Dejadme un guante estéril.-pidió la orco-Quiero hacerle la
vida trizas yo misma.
El científico le tendió un guante de goma de tamaño extra
grande a la orco, que no dudó en utilizarlo. Acto seguido, se colocó a los pies
de la camilla de Shirubei y alargó su brazo para llegar hasta su pene. Algo
dentro del chico comenzó a fluir con violencia y locura.
¡Y una reverenda mierda me vas a tocar la polla con esa
enorme y sucia mano de vil orco!-chilló Shirubei-¡Lárgate! ¡Aléjate! ¡Fuera de
mi vista, pedazo de puta!
Shirubei comenzó a moverse de manera violenta, alejando de
cierta manera a los hombres enmascarados y, antes de que pudiera darse cuenta,
había roto los grilletes de sus tobillos y estaba pateando la cara de Vrutha
con sus pies desnudos, impidiéndole llegar a su pene.
¡Fuera, fuera, fuera, fuera, fuera, fuera!-gritaba el chico-¡Apártate
de mi vista, marimacho! ¡No te atrevas a tocar a mi bebé!
Finalmente, entre patada y patada, Shirubei logró empujar a
Vrutha hacia el suelo con las plantas de sus descalzos pies.
Ni puta idea de cómo
he podido vencer la fuerza de ese mastodonte, pero no tengo tiempo para
pensarlo.-se dijo Shirubei mientras intentaba liberar sus manos.
Los hombres enmascarados trataron de inyectar sus fármacos
en el cuerpo del chico, pero éste aprovechó que ya tenía las piernas libres
para alejarlos a patadas. La mayoría de ellos acabaron con el cuello roto
debido a que las patadas que recibían en la cara eran muy fuertes. Los orcos
trataron de rodear al Taimanin para lincharlo a base de puñetazos, pero éste
logró romper los grilletes que abrazaban sus muñecas y saltó de la camilla…justo
antes de que ésta fuese cortada por la mitad por un hacha enorme: Vrutha se
había levantado y llevaba su par de hachas en las manos.
¡Atrapad a ese plebeyo!-bramó Vrutha.
Shirubei seguía experimentando dolor en el pene y en los
testículos. Para mayor susto, su prepucio comenzaba a retraerse solo, y la idea
de la parafimosis inducida no le hacía ninguna gracia.
Ninpô – Suiton no Jutsu!-exclamó.
(¡Arte ninja del
agua!)
El chico dejó caer un chorro de agua encima de su miembro
viril, haciendo que la crema que le habían untado fuese lavada mecánicamente.
Esto, acompañado de la sensación refrescante del agua, hizo que su dolor y su
inflamación remitiesen notablemente, lo suficiente al menos como para
permitirle combatir con cierta comodidad, si bien no podía hacer que su pene
volviera al reposo, a la flacidez. Sin poder pararse a pensar, los hombres
enmascarados que quedaban en pie y los orcos comenzaron a abalanzarse hacia
él. Tranquilizado al ver que su prepucio
ya no se movía y había vuelto a cubrir su glande con normalidad, Shirubei se
permitió contraatacar. Con contundentes puñetazos y patadas, comenzó a dar
cuenta de los enemigos que lo asaltaban.
¡Inútiles!-bramó Vrutha.
¡Cobarde!-le espetó Shirubei-¿Por qué no vienes a por mí en
lugar de quedarte atrás dando órdenes, vieja bruja? Ninpô – Hyôton no Jutsu!
(¡Arte ninja del
hielo!)
Los puños de los orcos que insistían en golpear al chico fueron
congelados. Shirubei los reventó entonces con una fuerte patada giratoria,
privando de manos a los enemigos restantes y agarrando una afilada esquirla de
hielo de una de las manos que había arrancado. Con ella, saltó hacia el doctor,
lo agarró por la espalda y se la colocó en el cuello.
Y tú, hijo de la gran puta, vas a pagar por lo que has
intentado hacerme.-dijo el Taimanin con frialdad-¡CON MI POLLA NO SE TONTEA!
¡MUERE!
Rasgó profunda y despiadadamente el cuello de aquel hombre,
esparciendo su sangre por toda la estancia. El ver a sus enemigos mutilados y
vencidos le quitó los miedos y lo volvió tan orgulloso y entusiasta como de
costumbre.
Así me gusta.-dijo Shirubei-Todos y cada uno de los
individuos de este planeta somos hermosos…sólo tenemos que encontrar la
manifestación de nuestra belleza…y vosotros, sucia escoria demoníaca, sois
bonitos CUANDO AGONIZÁIS HASTA MORIR LLENOS DE MARCAS DE CASTIGO. ¡Estamos
solos, princesa! ¿Lista para decir adiós al trono y a tu miserable vida, criminal
peniana?
Qué simples sois los hombres.-le reprochó Vrutha-En el
momento que tocan vuestras sucias y asquerosas partes, os volvéis unas fieras
asustadas.
¿Te pincho una teta para ver cómo te vuelves tú?-preguntó el
Taimanin-Eres una bruja rastrera, una cobarde y una manipuladora. Ni la vez
anterior ni ahora has sido capaz de enfrentarte cara a cara a un Taimanin…y
déjame decirte que ahora no hay esbirros que puedan salvar tu duro y corpulento
culo.
¡MUERE, DESGRACIADO!-bramó Vrutha.
Lanzó un hacha contra Shirubei, pero éste la esquivó con una
voltereta lateral.
Eso es…-dijo Shirubei-…quédate más indefensa…
¡Te voy a machacar!-bramó la orco.
Asiendo el hacha que le quedaba con las dos manos, Vrutha
saltó hacia Shirubei con la intención de caerle encima en un hachazo imposible
de bloquear. El joven esquivó el impacto con varias volteretas hacia atrás,
observando el cráter que su enemiga abría en el suelo. Por fin su juego de
moverse sin revelar sus intenciones surtía efecto: ahora estaba al lado de sus
pertenencias confiscadas.
Ah…-suspiró-… ¡calzoncillos de nuevo! ¡POR FIN!
El chico se había puesto su ropa interior con presteza. Acto
seguido, se embutió con rapidez en su uniforme de Taimanin, agarró sus dos
coleteros y se recogió el pelo. Comprobó que llevaba todas sus herramientas en
los bolsillos ocultos y que sus armas estaban operativas. Lo único que no
estaba como en el resto de misiones era su pene, que seguía erecto, aunque el
dolor había sido drásticamente reducido.
Voy a ser caballeroso, princesa.-dijo Shirubei con sorna.
Le dio una patada al hacha que había clavada en la pared,
enviándola directa a la mano de Vrutha, quien no dudó en agarrarla. De nuevo
con un hacha en cada mano, la orco se lanzó de nuevo al ataque. Shirubei
desplegó sus garras en ambas manos y paró las dos hachas. En esta posición de
forcejeo, Vrutha lanzó una vigorosa patada frontal que el chico pudo bloquear
con su rodilla.
Soy más fuerte que tú en términos musculares…-amenazó
Vrutha.
Una lástima que no te sirva de nada porque soy más
inteligente.-dijo Shirubei-Ninpô – Suiton no Jutsu! Shimetta Karada!
(¡Arte ninja del agua!
¡Cuerpo Húmedo!)
Shirubei se deshizo en agua, haciendo que la fuerza de
Vrutha empujase a la nada, desequilibrándola. El agua se aglutinó alrededor del
cuerpo de la orco y la envolvió de cintura hacia arriba formando una burbuja
que amenazaba con ahogarla. Comenzó a corretear y a patalear intentando
librarse de aquella presa angustiosa…no obstante, el chico volvió a su forma
original, estrangulándola con ambos brazos mientras pinzaba su cintura con las
piernas.
No voy a matarte tan rápido…-dijo Shirubei-…mereces sufrir. No
sólo querías destrozar mi cuerpo sino que, además, pretendías que me dejase
follar por tus sucios secuaces… ¡eso merece un escarmiento!
¡Quítate de encima!-bramó Vrutha sacudiéndose a Shirubei,
que cayó al suelo-¡No necesito a mis hombres para violarte!
¿De qué cojones me estás hablando?-le espetó el joven.
¿De qué si no?-la orco sonrió con malicia.
Un bulto comenzó a dejarse leer en su falda de combate.
Venga ya…-dijo Shirubei-… ¿qué clase de broma es ésta?
¡Mi naturaleza!-bramó Vrutha.
La falda de la orco se rompió, quedando rasgada por la
mitad. Un enorme pene erecto emergió y apuntó a Shirubei como si de una lanza
se tratase. Instintivamente, el chico esquivó el impacto mientras procesaba
mentalmente que acababa de ser atacado por un pene gigante salido de la
entrepierna de una mujer.
Qué locura…-pensó
el Taimanin-…y qué mal huele…me está
dando náuseas…
El chico se fijó en las piernas de Vrutha. Eran
tremendamente musculosas y, entre ellas, estaba su vulva, abierta y tensada. De
ella había salido aquel pene enorme. Pronto salieron más y más penes, formando
una especie de abanico.
¡Voy a follarte hasta por las cuencas de los ojos,
plebeyo!-bramó la princesa orco.
¡Sabía que eras todo un macho, vieja bruja!-bramó
Shirubei-Eso sí… ¡no me vas a tocar con esas cosas tan sucias en tu vida!
¡Ya lo veremos!-bramó Vrutha.
Estuvieron un buen rato intercambiando golpes. Los penes de
Vrutha podían servir como látigos, como porras y casi como lanzas, por lo que
Shirubei recibió bastantes impactos dolorosos debido a que se concentraba en
mantener alejadas sus todavía más letales hachas. Cuando la pelea se tornó aún
más reñida, el chico desplegó las garras de sus pies y comenzó a lanzar patadas
alternadas con sus zarpazos. Esto le dio una distancia de seguridad mayor,
permitiéndole combatir de una manera más eficiente. Con el frote que sentían
con el cuerpo del chico al golpearlo, los penes de Vrutha comenzaron a expulsar
fluidos. Su agresivo olor no era lo único que causaba problemas: también eran
corrosivos.
¡JAJAJAJAJA!-rió Vrutha al ver la cara de Shirubei-Te
violaré y, cuando eyacule dentro de ti, te consumiré por dentro… ¡una muerte
lenta, dolorosa y perfecta para un maldito Taimanin!
¡Estás loca, perra!-bramó Shirubei-¡Loca! ¡Voy a acabar con
esta mierda de una vez por todas!
Con sus ágiles movimientos ninja, Shirubei logró colocarse
debajo del abanico de penes de su enemiga sin recibir ningún golpe, gozando de
la posición óptima para cortarlos todos. Al verse tan amenazada, Vrutha salió
volando, evitando de esa manera ser mutilada.
Un momento…-pensó
Shirubei-… ¿esta tía puede volar?
Se fijó en que en la espalda de Vrutha se habían desplegado
unas enormes alas con la forma de las propias de una libélula pero de un tamaño
mucho mayor y un color rosado.
¿Cuánto más vas a mutar?-preguntó Shirubei-¿De qué película
de serie B o videojuego de bajo presupuesto has escapado?
¡Ésta es mi auténtica forma!-exclamó la mujer-¡Estoy
completa! ¡Así soy yo, Vrutha, la princesa orco hermafrodita de las alas
esporofitas!
¿Alas esporofitas?-preguntó Shirubei-¿Me habéis chutado
alucinógenos?
¡No, esto no es una alucinación!-bramó Vrutha-¡Es real!
La orco batió sus alas enérgicamente a una gran velocidad.
Esto provocó una ventisca que arrastró montones de partículas blanquecinas.
Mis esporas pueden dejar embarazada a cualquier hembra…-se
jactó Vrutha-…y también sirven como una potente droga de subyugación para ambos
sexos.
¡Me tenéis frito con tanta droga y tanta porquería!-exclamó
Shirubei-¡Pelea como una mujer, como un hombre o como lo que cojones seas!
¡ESTOY DESEANDO OÍR TUS CHILLIDOS DE DOLOR, TUS SÚPLICAS, TUS JADEOS! ¡QUIERO
VER TU SANGRE SALIR A BORBOTONES! ¡QUIERO HACERTE SUFRIR Y VOY A HACERLO!
¡Inténtalo!-lo provocó la orco.
Shirubei ejecutó una hábil finta y se colocó detrás de su
contendiente. Con furia, rasgó sus bíceps y sus pares supinadores y pronadores
en ambos brazos ayudándose de sus garras. La orco gruñó de dolor, viéndose
obligada a soltar las hachas.
¡Maldita escoria!-bramó mientras lanzaba una combinación de
patadas hacia el chico.
Con tantas pollas es imposible que aciertes con una
patada.-dijo Shirubei mientras bloqueaba los pies de su enemiga con sólo las
palmas de sus manos-Te pones obstáculos a ti misma…
Saltó para alejarse de su enemiga y, acto seguido, Shirubei
lanzó varios shuriken que se clavaron en las botas de ésta. A juzgar por su
expresión facial, habían llegado a clavarse en sus pies y parecía tener dificultades
para moverse de nuevo. Aprovechando esto, el chico ejecutó otra finta y, a
mitad de su ejecución, rasgó los gemelos en ambas piernas de la orco.
¡TE MATARÉ!-Vrutha estaba enfurecida con tanto dolor.
Los penes que ostentaba comenzaron a escupir ácidos.
Shirubei creó un charco en suspensión en medio del aire y diluyó todas las
secreciones, moviéndolas finalmente en forma de proyectil acuoso hacia el
abdomen de su enemiga, que comenzó a irritarse.
No sabes lo que estás haciendo…-lo amenazó Vrutha.
Mucho ruido y pocas nue…-intentó decir Shirubei-… ¡ARGH!
Uno de los enormes puños de Vrutha se estampó en la barriga
de Shirubei. Acto seguido, le estampó el otro puño en la cara. Aunque tenía los
brazos ensangrentados, aún podía usarlos, de la misma manera que aún podía
confiar algo en sus piernas…lo suficiente como para patear los duros genitales
del chico, que se deshizo en un alarido y cayó al suelo.
Maldita…-boqueó el chico-…puta…
Voy a acabar con tu miserable vida.-dijo la mujer.
Agarró a Shirubei del cuello y empotró su cuerpo en una
pared. Tras esto, agarró de nuevo sus hachas y, haciendo un gran esfuerzo,
lanzó dos cortes contra su enemigo, que pudo pararlos con sus garras a costa de
hundirse más en el boquete de la pared. La fuerza que Vrutha estaba haciendo
con sus brazos hacía que éstos sangraran más. Pronto, sus músculos se desgarraron
dolorosamente.
¡MALDITO SEAAAAAAAAAAAAAAS!-gritó la orco.
Piérdete.-siseó Shirubei extasiado al ver a su enemiga
sangrando y sintiendo dolor.
Con las garras de su pie derecho, lanzó una lacerante patada
contra el abdomen de su enemiga, haciendo que el agua con los fluidos sexuales
corrosivos penetrara en la herida y causara un gran escozor mientras la piel se
le quemaba.
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!-rió Shirubei-Ya no sé si estoy
empalmado por lo que me hayáis pinchado o por lo mucho que me gusta verte tan
jodida…
¡Aún no estoy acabada!-bramó la orco.
Las alas de aquella mujer demoníaca comenzaron a moverse
espasmódicamente, liberando una ventisca de esporas mucho más densa y potente
que antes. En cuestión de segundos, Vrutha se vio de nuevo presa de un dolor
atroz y se encontró gritando con rabia. Shirubei le sonreía con sorna: le había
lanzado dos manojos de agujas senbon y tenía las alas agujereadas y llenas de
agujas clavadas.
No vas a poder conmigo.-dijo Shirubei mientras se
desincrustaba de la pared-Habéis perjudicado a mis amigos, habéis osado
torturar a Yamiyuki y habéis intentado atentar contra mi parte más preciada…
¡TE CASTIGARÉ CON LA MUERTE!
La orco corrió hacia Shirubei y lo estampó contra el suelo
tres veces con una cadena de poderosas llaves, pero el Taimanin no cedió y
contraatacó rasgando su cuello con una patada cortante.
Vas a escucharme antes de morir, ¿de acuerdo?-dijo Shirubei
acercándose lentamente a Vrutha.
¿Cómo ha podido pasar
esto?-se preguntó la orco-¿De dónde
ha salido tanto poder, tanta fuerza? ¿De verdad he perdido este combate?
Mientras se perdía en sus pensamientos, la orco se vio
atrapada por el joven, que la agarró por la espalda y la inmovilizó enroscando
sus piernas con las de él mientras pegaba sus brazos al cuerpo haciendo pinza
con los suyos propios, dejando sus manos y sus garras libres para herir.
Golpeaste a Rito en mi presencia.-le dijo el joven a la Mazoku.
El chico rasgó desde las clavículas hasta los pectorales de
la orco con ambas manos.
Me golpeaste a mí.-siguió.
Esta vez, rasgó desde las escápulas hasta las clavículas,
creando una continuidad en ambas series de sangrantes cortes.
Todo esto lo hiciste atreviéndote a pisar nuestra tierra
sagrada sin que nadie te invitara.-Shirubei continuaba con su sermón.
A continuación, rasgó su abdomen con cortes perpendiculares
a los que había hecho anteriormente.
Me has despelotado, me has tocado el pelo sin mi permiso y
me has atado en una camilla.-las palabras del chico, junto con su voz de
asesino, eran tan hirientes como sus garras.
Rasgó ambos muslos de la orco, que no podía hacer nada que
no fuera gritar y quedarse estática.
Has intentado atentar contra mi pene.-Shirubei pronunció
esta frase con especial ahínco.
Cercenó las alas de la orco, haciéndola chillar horrorizada.
El chico se sonrió.
¿Sabes lo que has intentado hacer, sucia perra?-bramó el
chico-¡Con esta polla he hecho feliz a un gran amigo mío! ¡LA SONRISA DE UN SER
QUERIDO TIENE UN VALOR INCALCULABLE! ¡Una persona tan maravillosa no merece
menos de mí! ¡Mi pene es la torre de mi templo, mi tesoro, parte de mi belleza,
parte de mi riqueza, parte de lo que me hace único! ¿Qué menos para con un gran
amigo que compartir algo tan valioso y preciado? ¿Qué menos que tenderle mi
pene amigo para su disfrute? ¡No sabes nada! ¡NADA! Y… ¡jamás lo sabrás, porque
hoy es el último día de tu vida, demonio de mierda!
Con gran fuerza, cortó a la vez todos los penes de Vrutha. Acto seguido, le rasgó ambas espinillas
horizontalmente, exponiendo los huesos de ambas piernas al aire. Entre
chillidos y chorros de sangre, la orco fue separada del Taimanin de un
rodillazo de éste. El chico seguía con el pene erecto, y una mancha húmeda se
había dibujado en su traje: estaba realmente excitado y su pene estaba
expulsando fluidos preseminales.
Mira cómo me estoy poniendo por tu culpa, zorra…-dijo
Shirubei con una cara capaz de infundir el pánico más absoluto en cualquiera
que la vislumbrase-… ¿por qué tienes que ser tan bella cuando sufres? ¿POR QUÉ
LAS MUTILACIONES TE HACEN TAN GUAPA? ¡JAJAJAJAJA! ¡MUERE! ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Como si hubiera enloquecido, Shirubei comenzó a lanzar
zarpazos y patadas, arañando y cortando el cuerpo de Vrutha. Cuando por fin la
hubo desfigurado hasta extremos atroces, incluyendo cortes verticales en la
cara que habían destrozado sus ojos, se limitó a gritar el nombre de su técnica
acuática, inoculando un enorme chorro de agua a presión en su cuerpo. Esta agua
penetró en sus heridas y, conforme Shirubei activó su técnica de hielo, el agua
se congeló formando estacas de hielo que abrieron todas las heridas de Vrutha a
la vez y se clavaron dolorosamente en su interior para finalmente reventar,
produciendo una brillante ventisca vidriosa de cristales de hielo mezclados con
gotas de sangre y pedazos de carne arrancada.
. . .-Shirubei miraba la escena con fruición.
Ahí yacía la aristócrata de los orcos: herida, mutilada,
castigada y torturada hasta quedar irreconocible. Sangre y vísceras adornando
su cadáver.
El chico trató de comprender algo: la expulsión de líquido
preseminal de su pene probablemente había ayudado a que su miembro viril se
limpiase por dentro y por fuera, por lo que la erección ya remitía de manera
natural. Tranquilizado por ese hecho, el Taimanin retrajo sus garras, se desabrochó
parte del uniforme, dejó asomar su gran pene y comenzó a masturbarse: regar con
su semen aquel cadáver le parecía un
imperativo moral.
En serio, al pobre Shirubei le ha tocado el peor orco de todos xDDDDDDDDD ha sacado fuerzas (aunque él no lo sepa) del puro asco que le ha dado.
ResponderEliminarPobre xDDDDDDDD orco y con un abanico de penes xDDDDDDDDDDDDDD
Pero, ¿a que ha estado bien la venganza? Este combate ha sido muy intenso...hasta me dolió escribirlo...pero Shirubei es así. ¡Sanguinario!
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